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Imposible reactivar con un sistema financiero dañado

Imposible reactivar con un sistema financiero dañado

EDITORIAL DE LAMPADIA

Pablo Bustamante Pardo
Director de Lampadia

No puede haber discusión sobre la tremenda caída de nuestra economía a raíz de la lucha contra el covid. Esta caída impacta, más allá de cualquier otro indicador, en la situación social de la nación, el empleo, la pobreza y la misma salud.

Igualmente, es evidente que es urgente y prioritario recuperar la economía de la manera más rápida posible.

Dadas estas premisas es importante preguntarse qué necesitamos para reactivar nuestro aparato productivo. Por el lado del sector externo, las cosas están avanzando en la dirección correcta. La demanda de minerales y sus precios son satisfactorios, así como la demanda y precios de nuestras agroexportaciones. La debilidad del sector externo está en el turismo, que está colapsado.

Pero veamos que necesitamos que se dé en el frente interno:

  • Primero que nada, necesitamos recobrar la confianza en el futuro.
  • También necesitamos un ambiente de armonía entre los poderes del Estado, entre el gobierno y el sector privado, y en general, la unión de los peruanos par enfrentar la peor crisis de nuestra historia desde la guerra del Pacífico.
  • Igualmente, se necesita un ambiente favorable a la inversión, con señales positivas del gobierno, disposición de ánimo de la burocracia, y actitudes proactivas del sector empresarial.
  • Necesitamos multiplicar la inversión, la pública y la privada. Pero no nos olvidemos que la inversión privada supera el 80% del total. Por ello hay que activar los grandes proyectos de infraestructuras y, principalmente, por su impacto, la inversión minera.
  • Para viabilizar todo esto es indispensable fortalecer el sistema financiero. Requerimos un sistema líquido y propenso a dinamizar el crédito desde las empresas grandes hasta las más pequeñas.

Lamentablemente, las cosas no están yendo en esta dirección.

  • La confianza en el futuro está muy deteriorada.
  • Los poderes del Estado están desarticulados.
  • Hay una manifiesta desconfianza del gobierno en el sector privado y las señales del gobierno son cada día peores. Como, por ejemplo, con la amenaza de estatización de las clínicas privadas.
  • La burocracia estatal está en medio de una vorágine estatista y de creación de procedimientos y protocolos absurdos e incumplibles, que parecen hechos adrede para evitar la reactivación de la economía.
  • Con todo esto, el sector privado está básicamente a la defensiva.
  • El sistema financiero está a la espera de la ejecución de Reactiva Perú II, trabado por requisitos, cada día más antojadizos. Pero lo que es peor, el sistema financiero está amenazado por los proyectos del Congreso, como el límite a las tasas de interés y la condonación de intereses.

En estas condiciones es muy difícil salir adelante y recuperar la salud de la economía. Sin embargo, se puede ir avanzando y corrigiendo el tema de confianza, coordinaciones y burocracia. Pero lo que no se podría manejar, es el impacto negativo de la condonación de intereses propuesto por la Comisión de Economía del Congreso.

De darse esta norma, tendríamos un sistema financiero dañado y víctima de una suerte de Exocet en la línea de flotación.

La primera obligación de una institución financiera es cuidar su liquidez, para cautelar a sus ahorristas. Con la eventual condonación de intereses, cada una de las instituciones financieras se vería obligada a suprimir, o por lo menos a recortar drásticamente sus colocaciones, el crédito, como una medida preventiva ineludible.

Además, se propiciaría una importante salida de fondos del sistema, y se debilitarían los patrimonios de los bancos y financieras, cuando más se necesita su fortalecimiento.

Esta medida sería un suicidio, que haría imposible recuperar la economía del Perú, condenando a todos los peruanos, especialmente a los más pobres, a una larga y profunda crisis de vida.

La recuperación de nuestra economía se presenta como algo muy difícil de lograr, pero no porque seamos débiles, sino, como hemos apreciado líneas arriba, porque nosotros mismos estamos saboteando nuestras posibilidades de recuperación. Si tomamos conciencia de esta situación, debemos corregir urgentemente nuestras actitudes. Y esperamos que el Congreso de la República logre evitar un daño tan grande. Lampadia