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Gran Bretaña sigue jugando a ser el perdedor

El mes pasado la primera ministra británica, Theresa May, convocó a elecciones generales, para tener un supuesto mejor mandato para la negociación del Brexit.

Algo que llama mucho la atención, es su renuencia a hablar de los detalles de su visión de la Gran Bretaña después del Brexit. Algo increíble y totalmente contrario a lo que en su momento planteó, en detalle Margaret Thatcher, cuando ofreció hacer un giro de timón sobre la dirección del país, del socialismo que lo había empobrecido, al liberalismo que lo hizo renacer. May quiere que el apoyo de los británicos se de a ciegas.

Que clamorosos líderes políticos manejan hoy día países muy importantes para el conjunto de la humanidad, como May en el Reino Unido, Trump en EEUU y Putin en Rusia. Veamos a continuación el artículo del Financial Times, publicado esta mañana, sobre este desarrollo. Lampadia

La elección del Brexit deja a Gran Bretaña como el perdedor

May se niega a hablar en detalle sobre la vida fuera de la UE
 
Theresa May, Tim Farron y Jeremy Corbyn. Fuente: FT Montage

Financial Times
Philip Stephens
1 de junio de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Es hora de aclarar esto. ¿Acaso Gran Bretaña está decidida a abandonar el mercado único más rico del mundo con el fin de volver a solicitar acceso en términos mucho menos favorables al mismo mercado? Bueno, sí. Olvídenlo; eso no sucederá. Los británicos pueden anhelar el pasado, pero no son tan tontos.

La observación más frecuente -y esto se aplica a los encargados de formular políticas en Tokio, Pekín, Delhi y otros países, así como en Washington- es que de alguna manera Brexit simplemente no va a suceder. El gobierno de Theresa May, los votantes, la Alemania de Angela Merkel, la Francia de Emmanuel Macron – alguien, en algún lugar – descarrilarán el proceso. Gran Bretaña terminará de alguna forma como un miembro asociado de la UE.

Gran Bretaña, por sus propias luces, ha construido su prosperidad como una gran nación comercial. Sin embargo, para 2019, será la única economía europea significativa que se encuentre fuera de los tres bloques comerciales del continente: el Espacio Económico Europeo, el Área de Libre Comercio Europea y la UE. Esto realmente no tiene sentido.

Por su parte, May está luchando en una elección para demostrar que tales oponentes están equivocados. Cuando la primera ministra convocó a elecciones para el 8 de junio, dijo que necesitaba un nuevo mandato para negociar el Brexit. La campaña conservadora, débil y vacilante, plantea que solo Theresa May “obtendrá el Brexit correcto”, “hará del Brexit un éxito “, obtendrá “el mejor acuerdo”.

Las campañas electorales, con su tendencia a elevar la ofuscación sobre el argumento y el lema sobre el hecho, suelen ser desalentadoras. Ninguna más que esta. Brexit es la elección política y económica con consecuencias más importantes que la nación ha enfrentado desde 1945. Sin embargo, más allá de las débiles afirmaciones de ser una negociadora difícil, May se niega a hablar sobre la vida fuera de la UE.

Ella ha prometido anteriormente que Gran Bretaña abandonará el mercado único y la unión aduanera y desterrará el Tribunal de Justicia Europeo. Eso suma a un Brexit bastante duro. Sin embargo, también habla de una asociación “profunda y especial” post-Brexit. Al electorado, sin embargo, se le niega cualquier debate, o cualquier oportunidad de interrogar al gobierno sobre las implicaciones o alternativas.

En su discurso May promete recortes draconianos en el número de inmigrantes. Pero no  permite se discutan las consecuencias.

Brexit va más allá de la economía, por supuesto. Tendrá un impacto significativo en la defensa y la seguridad, en el papel histórico de Gran Bretaña en la configuración de las respuestas europeas a las amenazas externas y en la recopilación de información y de datos utilizados para rastrear el terrorismo.

Esta semana, la senadora alemana Merkel protagonizó titulares cuando comentó que los europeos continentales ya no podían estar seguros de que EEUU y el Reino Unido eran socios confiables. Alemania, Francia y el resto tendrían que tomar el control de su propio destino.

La importancia de las palabras de Merkel radican en el reconocimiento de la rapidez con que el mundo está cambiando. Los pilares del orden de la posguerra, ya sea la alianza atlántica o las instituciones que dan forma a los valores compartidos del oeste, ya no pueden darse por sentados. La ausencia de certeza se ha convertido en una suposición organizadora de la seguridad europea. Y este, aunque sea difícil de creer, es el momento en que Gran Bretaña elige separarse de su propio continente.

Es triste decir que los políticos en las capitales más lejanas probablemente estén equivocados en suponer que algo descarrilará al Brexit. Como han descubierto los liberales demócratas pro-europeos, la nación no está de humor para reabrir el debate sobre el referéndum.

La campaña electoral ha demostrado que May no es nada fuerte y estable. Frágil y propensa a revertirse es una descripción más cercana. Ella puede esperar ganar el 8 de junio sólo debido a la auto-indulgencia de Jeremy Corbyn, un líder laborista que ha llevado a su partido a la irrelevancia lejana de las franjas de la extrema izquierda.

¿Y entonces? Según May, se irá directamente a la batalla de Bruselas. Esta lucha tiene la capacidad de dañar a ambos lados, pero hay una certeza irreducible. Con o sin acuerdo, Gran Bretaña surgirá como el perdedor. Lampadia




“Europa no puede confiar en EEUU”

La verdad es que en Lampadia estamos hartos de tener que seguir reportando todas las semanas sobre los desvaríos y amenazas de Donald Trump a la armonía y sensatez de la geopolítica global, pero los peruanos debemos conocer de primera mano los acontecimientos que perfilan nuestro futuro.  

Cada nuevo paso de Trump, genera una nueva decepción o escándalo. Las últimas reacciones contra este advenedizo de la política estadounidense, fueron luego de su visita a Europa. Veamos los calificativos que se ganó:

Angela Merkel afirmó que Europa ya no podía “confiar en EEUU”, palabras que parecen marcar el final de una alianza que definió el orden mundial desde la Pos-guerra.

La canciller alemana advirtió que “Los tiempos en los que podemos contar con los demás parecen haberse terminado, como he experimentado en los últimos días. Nosotros los europeos tenemos que tomar nuestro destino en nuestras propias manos. Por supuesto, tenemos que tener relaciones amistosas con EEUU y con el Reino Unido y con otros vecinos, incluido Rusia. Pero tenemos que luchar por nuestro propio futuro.”

Fuente: RTS Project Earth

Angela Merkel, ha criticado la actitud de Trump hacia el acuerdo climático, “La discusión sobre el cambio climático ha sido muy complicada si no muy poco satisfactoria. No hay ningún indicio de que Estados Unidos vaya a continuar actuando según lo establecido en el Acuerdo de París”.

Fuente: Washington Times

La actitud de Trump durante su primer viaje por Europa como presidente, solo puede ser descrita como desastrosa. Nadie lo describió mejor que el periódico alemán Der Spiegel en un descarnado editorial que afirma que Trump es “incapaz” y “un riesgo para el mundo”:

“Donald Trump no es apto para ser presidente de Estados Unidos. No posee el intelecto requerido y no comprende el significado del oficio que ocupa ni las tareas asociadas con él. No lee. No se molesta en leer archivos importantes e informes de inteligencia y sabe poco sobre los temas que ha identificado como sus prioridades. Sus decisiones son caprichosas y se entregan en forma de decretos tiránicos”.

Es un hombre sin moral. Como se ha demostrado cientos de veces, es un mentiroso, un racista y un tramposo. Me siento avergonzado de usar estas palabras tan agudas y fuertes. Pero si se aplican a alguien, se aplican a Trump. Y una de las tareas de los medios es continuar diciendo las cosas como son: Trump tiene que ser removido de la Casa Blanca. Con rapidez. Él es un peligro para el mundo”.

Y es que el mundo se tiene que unir en contra de Trump. Es la mayor amenaza para los Estados Unidos y el resto del mundo. En Lampadia vimos hace tiempo quién era Trump y en junio de 2015 publicamos en nuestro ticker: “Debemos declarar a Donald Trump persona non grata a la humanidad”. 

Como afirma un reciente artículo de Bernard-Henri Lévy en Project Syndicate (glosado líneas abajo), “El malestar de la opinión pública es cada vez más evidente. (…) Tal vez la masa de la oleada populista se convierta otra vez en el gran pueblo estadounidense, un pueblo de ciudadanos. Cuando eso suceda, Trump será historia.” Lampadia

Europa no puede confiar en EEUU y afronta una vida sin Reino Unido, dice Merkel

“Debemos tomar el destino en nuestras propias manos”, dice el canciller alemán​

Fuente: Financial Times

 “Por supuesto que necesitamos tener relaciones amistosas con EEUU y con el Reino Unido, y con    otros vecinos, incluida Rusia”, dijo Merkel. Pero agregó, “tenemos que luchar por nuestro      propio  futuro”.

La canciller alemana habló un día después de que los líderes de las naciones del G7 se enfrentaron en una cumbre en Sicilia. Donald Trump, en su primera visita a Europa como presidente de Estados Unidos, se negó a decir si apoyaría los acuerdos climáticos de París, que Barack Obama prometió que Estados Unidos adoptaría en 2015.

Merkel calificó las discusiones como “muy insatisfactorias”, agregando que “no hay indicación de que Estados Unidos se quede en el acuerdo de París”. Trump escribió en Twitter que tenía la intención de decidir sobre el acuerdo de París la próxima semana.

Durante el viaje a Europa, Trump también apuntó a Alemania por su superávit comercial con Estados Unidos, lo que llevó a Merkel a rechazar las críticas como “inapropiadas”.

El presidente estadounidense también se enfrentó con jefes de Estado europeos a principios de semana en una cumbre de la OTAN en Bruselas, donde los reprendió por no cumplir un objetivo de gastar el 2 % del producto bruto interno en defensa.

Trump, que llamó a la OTAN “obsoleta” en la campaña presidencial del año pasado, no respaldó el Artículo 5 del compromiso de la alianza de seguridad con la defensa mutua, incluso cuando se encontraba frente a un nuevo monumento en la sede de la OTAN en honor a la defensa mutua.

  Patrick McGee en Frankfurt y George Parker en Taormina, Financial Times
  28 de mayo, 2017, Traducido y glosado por Lampadia

¿No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista? Veamos las opciones de los estadounidenses para salir de Trump:

Cómo despertar de la pesadilla Trump

Project Syndicate
BERNARD-HENRI LÉVY
Fundador del movimiento “Nouveaux Philosophes”
24 de mayo, 2017
Traducción: Esteban Flamini
Glosado por Lampadia

El pueblo estadounidense tiene tres formas de escapar del mal trago de la presidencia de Donald Trump. Pero que lo haga, y cuándo, es una cuestión irreductiblemente política, no una que dependa de posibilidades legales.

  • En primer lugar, está el método nixoniano, donde el presidente, desgastado por la lucha, asustado y deseoso de evitar el proceso legal en su contra que empieza a organizarse, renuncia al cargo.
  • En segundo lugar, está el artículo 4 de la 25.ª Enmienda de la Constitución, ratificada en 1967, que detalla un mecanismo para que el vicepresidente y el gabinete puedan actuar en reemplazo de un presidente muerto o impedido de gobernar por motivos de salud.
  • Por último, queda el recurso al juicio político, un tema del que se habla cada vez más abiertamente en Washington. El juicio político es un procedimiento para la destitución de un presidente, vicepresidente u otros altos funcionarios del ejecutivo sospechados de “traición, cohecho u otros delitos y faltas graves”.

Pero hay dos grandes razones para dudar de que un juicio político vaya a librar al mundo de Trump. En primer lugar está el equilibrio de poder en el Senado: haría falta que al menos 19 senadores republicanos se unieran a los demócratas para condenar a Trump. Por el momento, hay como mucho cinco dispuestos a hacerlo.

En segundo lugar, los jefes del Partido Demócrata son reacios a ver al ultraconservador vicepresidente Mike Pence asumir el puesto que quedaría vacante tras la caída de Trump.

En las democracias posmodernas, el único jefe es la opinión pública. Y la opinión pública funciona según una lógica propia.

  • ¿Cuánto tiempo más tolerará el pueblo estadounidense las dosis casi diarias de nuevas pruebas de conflictos de intereses?
  • ¿Y los vínculos financieros con Rusia de Trump y sus colaboradores?
  • Y para terminar, está la grosera obstrucción de la justicia que supone el despido del director del FBI, James Comey.

El malestar de la opinión pública es cada vez más evidente.

El peor de los casos nunca es inevitable. Tal vez la masa de la oleada populista se convierta otra vez en el gran pueblo estadounidense, un pueblo de ciudadanos. Cuando eso suceda, Trump será historia. Lampadia




Alemania debe resolver su problema de arrogancia

En las dos últimas décadas, el rol de Alemania en el mundo global ha tenido una transformación notable. Después de su pacífica reunificación de 1990, se encaminó a convertirse en un gigante económico. Hoy en día, es la mayor potencia europea que atrae elogios y críticas en igual medida. Esto es cierto tanto para la respuesta de Alemania a la oleada de refugiados (acogió a más de un millón de personas el año pasado), como para el manejo de la crisis del euro.

Este exitoso proceso de desarrollo de Alemania, que efectivamente, se debe en gran medida a su disciplina interna y su reforma laboral liberalizadora, está generando una reacción muy negativa en sus vecinos y otros países, llegándose a acusaciones de soberbia y auto complacencia que solo puede deteriorar el clima global en los próximos años.

El mundo debe aprender de los alemanes, pero si ellos no se manejan bien, perderemos sus buenos ejemplos y la propia Alemania perderá también gran parte de su actual influencia global.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, describió recientemente a la Unión Europea como “un vehículo para Alemania”. Él y los miembros de su administración sostienen que la industria alemana se ha beneficiado significativamente desde la introducción del euro a principios de los años 2000. La ventaja para Alemania, argumentan, es que la moneda común europea es más débil de lo que sería el Deutsche Mark. El resultado son exportaciones alemanas muy competitivas. Trump no fue el primer presidente de Estados Unidos en criticar el superávit comercial de Alemania, el más grande del mundo. Pero fue el primero en sugerir que Estados Unidos podría tomar contramedidas contra las exportaciones alemanas.

Fuente: RumbosDigital

Algunos de los socios de Alemania en la eurozona también han acusado al país de exportar demasiado e importar muy poco, situación que conduce a un bajo desempleo en Alemania y a un alto desempleo en otras partes de la zona monetaria. Sin embargo, como afirma un reciente artículo de Foreign Policy (traducido y glosado líneas abajo) sus acusaciones no se centran en el valor del euro (que establece el Banco Central Europeo), sino en las estrictas políticas fiscales de Berlín, que restringen el consumo interno y limitan el apetito de los alemanes por las importaciones. La Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional han pedido a Alemania que aumente la inversión en infraestructura pública y aumente los salarios de los trabajadores alemanes.

Además, según Foreign Policy, “Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020.” Estas ventajas hacia Alemania se hicieron evidentes durante la última década.

La crisis económica europea y las medidas de austeridad que la siguieron condujeron a la aparición de fuerzas políticas nacionalistas, populistas y contra el establishment en todo el continente. Algunos critican a la Unión Europea, mientras que otros quieren deshacerse de la eurozona. Cada año de la última década ha sido una prueba de la capacidad de resistencia de la eurozona, pero el 2017 podría ser el año en que la propia sobrevivencia del bloque esté en peligro.

Ningún desequilibrio es sostenible en el largo plazo. Así como China tuvo que ajustar su economía y frenar el crecimiento de su superávit, es hora que Alemania entienda, por la preservación de un sano nivel de influencia en los temas globales, que además de aceptar una alta cuota de migrantes, debe tratar de equilibrar sus relaciones comerciales con sus socios europeos y el resto del mundo. Lampadia

Alemania tiene un problema de arrogancia

El evangelismo moral de un país es una presunción intolerable del resto del mundo

Paul Hockenos
Foreign Policy
17 de abril de 2017
Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Foreign Policy

Hace un año, Alemania fue nombrada “el mejor país” en el mundo, según una encuesta del Wharton School de la Universidad de Pensilvania. La encuesta se basó en criterios que miden el espíritu empresarial, el poder, la educación pública y la calidad de vida, entre otros. Pero para un número creciente de alemanes, lo importante era que ofrecía confirmación de la propia imagen que ellos tenían de sí mismos. Su país cayó a la cuarta posición en la encuesta de este año, detrás de Suiza, Canadá y el Reino Unido, pero parece poco probable que haga mucho para atenuar la confianza en sí mismos de una sociedad que goza de una economía en expansión y con un creciente prestigio internacional.

Ya sea que se trate de la migración o la manufactura, la política fiscal o la energía renovable, cada vez más los alemanes creen que ellos, y ellos solos, saben qué es mejor, por lo menos a juzgar por la actitud que exhiben en todas partes, desde las columnas de periódicos hasta los discursos parlamentarios. En alemán, el fenómeno se resume en una palabra: Besserwisserei, una actitud de saber todo, que los propios alemanes admiten es un rasgo cultural enraizado.

Pero es cada vez más claro que el Besserwisserei es un ejemplo de la presunción intolerable para los otros países. Basta con preguntarle a los vecinos europeos de Alemania, y a otros, incluyendo a Estados Unidos, donde el resentimiento contra los alemanes ha estado percollando durante años, bajo constante amenaza de salir a la luz.

El resentimiento es sólo una parte del problema que plantea la auto-satisfacción de Alemania. La otra es la creciente amenaza de que la vanidad cultural empiece a esconderse en un egoísmo político autodestructivo. Besserwisserei puede ser un rasgo cultural que se remonta siglos atrás, pero hoy Alemania tiene más poder en Europa, particularmente en la Unión Europea. Y el canciller alemán Angela Merkel no ha dudado en desplegarlo. Sin duda el resto de Europa nota que las cosas se hacen cada vez más a la manera de Alemania, incluso cuando la discutible manera de ser de los alemanes – o como sugieren algunos de los críticos del país- no es la mejor. La gran pregunta para el futuro de Europa podría ser si los alemanes también se darán cuenta.

Las acusaciones de egoísmo y prepotencia son relativamente nuevas. En la República de Bonn de 1949 a 1990, la Alemania Occidental era un humilde subordinado de la alianza occidental. Su mansedumbre y su sólido compromiso con el bien de la UE, en el que el poder político estaba más ampliamente distribuido de lo que es hoy en día (principalmente en dirección a París), provinieron de los crímenes cometidos por la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial. La soberanía del país de la posguerra fue controlada por los aliados occidentales (y en el este por la Unión Soviética), y sus líderes lucharon para aligerarse poco a poco a través de acciones benevolentes. Los alemanes occidentales estaban en su mejor comportamiento para no parecer agresivos o tener hambre. La unificación era un tema tabú, mientras que el orgullo nacional era evitado. Y era jugar a los buenos alemanes (y los buenos europeos) que allanaron el camino a la unificación alemana en 1990. Para entonces, la mayoría de Europa – pero no toda – confiaba en Alemania, entendiéndola como una democracia dispuesta a sacrificar sus intereses inmediatos por una Comunidad europea que devolvía a Germania a la familia de los países normales.

La diferencia, explica Sir Paul Lever, ex embajador británico en Alemania y autor de las Reglas de Berlín, es que Alemania está en el asiento del conductor. “Alemania es más poderosa que nunca, especialmente dentro de la UE, no porque se haya elegido, sino porque no hay nadie más capaz de liderar en este momento”, dice, señalando la debilitada posición de Francia en la unión. Pero Lever no cree que los alemanes sean presuntuosos, sino que “simplemente están siguiendo su propio interés, porque pueden”, dice, señalando que otros países europeos han elegido libremente caer en la línea.

El entusiasmo alemán está provocando enojosas acusaciones de “imperialismo moral” desde Hungría, y sus vecinos de Europa central, incluyendo Eslovaquia, Polonia y Croacia, que coinciden en gran medida. Mientras tanto, durante la primera vuelta de la elección presidencial francesa, los candidatos de más de un partido castigaron a Merkel por dictar una política alemana de la eurozona. “Así es como el editor alemán Wolfram Weimer resumió críticamente el nuevo modus operandi de Alemania durante las negociaciones de rescate en un artículo titulado” Totalitarismo Virtuoso”. El economista norteamericano Paul Krugman condena repetidamente a Alemania por “moralizar” la política fiscal europea, es decir, la obsesión de Alemania por la disciplina presupuestaria, que considera totalmente contraproducente. Desde que Alemania dispuso las onerosas condiciones para los paquetes de recuperación de la eurozona, a partir del 2011, las encuestas en Europa muestran que muchos colegas europeos consideran a los alemanes arrogantes, insensibles y egoístas (aunque, extrañamente, alaban su fiabilidad e influencia en Europa).

Lo que desencadenó la última tormenta de infelicidad con los alemanes es su superávit comercial (US$ 271 mil millones en 2016), que flota de año en año sin ningún final  aparente a la vista. El problema con esto es que el superávit de Alemania deja a muchos de sus socios comerciales, como los Estados Unidos, pero también Francia y el sur de Europa, con cuentas corrientes desequilibradas en su comercio bilateral, lo que (en algunos casos crónicos) exacerba sus desequilibrios. En el peor de los casos, una balanza comercial negativa permanente afecta negativamente al crecimiento, la estabilidad y el empleo. Los superávits de Alemania han crecido tanto que incluso el Fondo Monetario Internacional lo ve con dureza.

Existe un amplio acuerdo, entre los economistas alemanes, de que las proezas de las exportaciones del país son en gran parte producto de un euro bajo, bajos precios del petróleo y salarios relativamente bajos en Alemania. De hecho, las exportaciones alemanas se benefician enormemente de un euro que, para Alemania, está infravalorado. Críticos, como el FMI, afirman que Alemania, por lo menos, tiene que rectificar los desequilibrios gastando más y aumentando los salarios. Los países de la eurozona con una balanza negativa dicen que Alemania también tiene que devolver, no sólo tomar.

“La razón por la cual Alemania tiene tanto éxito en las exportaciones”, dijo David McAllister, un demócrata cristiano líder alemán, dijo a Foreign Policy, “es que sus productos son altamente competitivos, de muy alta calidad. Hemos llevado a cabo duras reformas para que esto suceda “, dice, refiriéndose a medidas que racionalizan el estado de bienestar y liberan el mercado de trabajo. McAllister, creyente en presupuestos equilibrados, reconoce la desaprobación, pero responde: “Los países que critican a Alemania podrían preguntarse por qué no son igualmente exitosos, y en vez de quejarse, ver por qué Alemania es lo que es, y aprender de eso.”

En otras palabras, háganlo a nuestra manera y cállense al respecto.

El excedente es sólo un lugar donde los alemanes tienden, a los ojos de sus pares, a mostrarse pedantes y a tratar la política económica como un exigencia moral. No hay mejor ejemplo que el famoso discurso de Merkel cuando sermoneó a los países endeudados del sur de Europa para dirigir sus economías como el típico hausfrau (ama de casa) de Suabia, que es laboriosa, ahorradora e ingeniosa. La implicancia, que algunos políticos alemanes expresaron en voz alta, era que, en contraste con la ama de casa de Suabia, los sureños eran perezosos y derrochadores. Por otra parte, Alemania ha conseguido imponer su conservadurismo fiscal en Grecia y en las demás economías del sur de Europa: austeros, con una reducción de la deuda y plazos ajustados para el reembolso de los préstamos.

No es sólo que los alemanes rara vez reconocan la miseria económica que muchos de sus vecinos europeos deben sufrir. Alemania, por ejemplo, tiene una tasa de desempleo juvenil sin precedentes de 6.6 %, mientras que en Grecia y España es de 48 % y 42 %, respectivamente. También es que los conservadores alemanes se sienten inclinados a cantar sobre su nueva influencia – un poco demasiado fuerte. En 2011, frente al Bundestag, el demócrata cristiano Volker Kauder anunció: “Ahora toda Europa habla alemán”, refiriéndose a la disciplina presupuestaria que todos los países de la eurozona han firmado hasta ahora, algunos de ellos en contra de su mejor juicio.

No todo el mundo está de acuerdo en que esto equivale a arrogancia. El filósofo Wolfram Eilenberger niega que cualquier disculpa esté en orden. “Incluso cuando Alemania hace algo obviamente decente y generoso, como recibir a tantos refugiados, es acusado de arrogancia y comportamiento unilateral”, dice. “No podemos ser tan humildes como en la República de Bonn, porque Alemania tiene más responsabilidad ahora que no puede eludir. Hay una nueva Alemania que no es agresiva ni intolerante”.

Por supuesto, otra razón por la cual la presunción alemana puede molestar es el hecho de que Alemania simplemente no es tan universalmente superlativo como quisiera. Un corolario cercano al Besserwisserei siempre ha sido la hipocresía. Pero otros europeos recuerdan que en la década de 2000, cuando la economía alemana estaba en los vertederos, y de nuevo durante la crisis financiera, Berlín tuvo sistemáticamente déficits presupuestarios por encima de las normas de la zona euro y evitó sanciones por ello. Los déficits fueron críticos para que Alemania recuperara su economía.

Mientras tanto, Alemania insiste en que otros países sigan su ejemplo sobre el cambio climático, cerrando las centrales nucleares y cambiando a la generación de energía limpia. Pero Alemania es el mayor productor europeo de carbón sucio (séptimo en el mundo), y no está en camino de alcanzar los objetivos de reducción del acuerdo de París para el 2020. Su exportación más vendida es automóviles de lujo, caros y gasolina, incluidos los diésel. El escándalo de Dieselgate descubrió que Volkswagen y otros fabricantes de automóviles alemanes hacían trampa en las pruebas de emisiones.

Y no es casualidad que el escándalo haya sido descubierto en Estados Unidos, lejos del alcance del poder político y cultural alemán, ni que la discusión de Alemania sobre el escándalo se haya centrado tan sólo en cómo las compañías automotrices alemanas en cuestión pueden ser salvadas en lugar de cuál es la expiación financiera o moral que podrían deber. “Es obvio que la UE debe hacerse cargo de las pruebas de emisiones y que la comisión debe imponer multas enormes a Alemania”, dice Lever. “Pero no sucederá, porque es Alemania, por eso. Muestra cuánto poder tiene Alemania ahora.” Lampadia 




Legislación laboral mal nacida y peor vivida

Como señala Macroconsult en su último comentario editorial, la legislación laboral peruana sigue preñada por el germen que inoculó la dictadura militar de Velasco Alvarado, que impuso la ‘estabilidad laboral absoluta’ hace más de 45 años. (Ver la opinión de Macroconsult en: La reforma pendiente).

Los daños causado por esta farsa son inmensos, produce los efectos contrarios a su enunciado, ‘debilidad del empleo’. Veamos:

  • Baja productividad laboral y su consiguiente efecto negativo en el nivel de ingresos
  • Informalidad laboral
  • Sobre protección y sobre costos al reducido sector formal de trabajadores, desincentivando la creación de empleo
  • Precariedad del empleo no formal y desprotección social
  • Cobardía de la clase política para cuestionar una práctica dañina
  • Ilusión popular sobre una protección ficticia
  • Aprovechamiento político de dirigencias enquistadas en los  gremios laborales que sin representación, manipulan a los políticos, a los medios de comunicación y a la opinión pública

Esta trampa de la estabilidad laboral absoluta se mantuvo y exacerbó durante los gobiernos democráticos de los años 80 (Belaunde II y García I). Se levantó en los 90s, como parte de las reformas económicas que llevaron nuestra economía de regreso a la racionalidad y al realismo normativo que produjo el gran salto de todos los indicadores económicos y sociales, el crecimiento del empleo, la mejora de los ingresos, el advenimiento de la clase media emergente, etc. Pero, por ‘obra y desgracia’ del Tribunal Constitucional, presidido por el nefasto populista, Javier Alva Orlandini, la ‘estabilidad laboral absoluta’ se coló de nuevo en el ordenamiento regulatorio del empleo, y desde entonces ha ido afirmándose en un nuevo período de despropósito normativo. “La vigencia de la estabilidad absoluta en el empleo se ha convertido en la norma jurídica regular”, Macroconsult.

‘Touché’. Incluso Francia, el gran propulsor del ‘Estado de Bienestar’ y la estabilidad en el empleo, ha tenido que reconocer el error que lo ha llevado a niveles altísimos de desempleo y bajo crecimiento económico. Ver en Lampadia: Francia opta por la flexibilidad laboral.

El altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’. El gobierno socialista de Francia decidió seguir el camino de Alemania y España en la búsqueda de superar el desempleo y alcanzar mayor competitividad.

Alemania, que adoptó políticas similares a las del proyecto del ejecutivo francés, antes de la última crisis financiera global de 2008/9, logró capear los graves problemas de desempleo que destruyeron el clima social en Francia y España.

El primer país desarrollado en salir de la crisis fue EEUU, que siempre se caracterizó por su flexibilidad laboral y gran competitividad.

Después de muchas protestas y a pesar de ellas, el gobierno francés recurrió a un instrumento constitucional extremo para aprobar la reforma. Hollande invocó el artículo 49.3 de la Constitución (llamado coloquialmente la ‘bomba atómica’), que permite al Gobierno imponer un proyecto de ley de modo que se adopte sin necesidad de ser votado en la Asamblea Nacional.

Típicamente, en Francia, las protestas fueron lideradas por los sindicatos y por grupos de jóvenes que serían los beneficiados por la reforma. Un caso parecido al de la marcha de los ‘pulpines’ en el Perú. Es curioso, se supone que los jóvenes, especialmente los millennials, se caracterizan por su independencia de criterio, pero, en uno y otro caso, se ve que son manipulados en contra de sus propios intereses.

En el Perú, la inconsecuencia es de tal nivel, que cuando el gobierno socialista francés planteo su reforma laboral modernizante, la noticia no fue difundida por los medios nacionales, con excepción de Lampadia (ver: Reforma laboral francesa: flexibilidad o más desempleo). Solo cuando las protestas de los jóvenes franceses tomó cuerpo, algunos medios reportaron los desmanes.

Según el World Economic Forum, el Perú es uno de los países con mayor rigidez laboral en el mundo por sus normas de contratación y despido (ocupamos el puesto 14 de 144 donde el primero es el de mayor rigidez).

La revolución que planteó el gobierno socialista francés, debería hacernos  reaccionar sobre nuestras políticas laborales, para que permitan facilitar la creación de empleo de calidad y empezar a superar la perniciosa informalidad a la que hemos condenado, sin protección laboral efectiva, a la gran mayoría de nuestros trabajadores.

Pero, durante la última campaña electoral, ninguno de los candidatos se atrevió a tocar el tema por miedo a recibir un ‘bullying’ político y mediático.

Un gran impedimento a la reforma laboral es el poder que se ha concedido a los gremios laborales, sin que tengan una representación significativa de los trabajadores, pues solo representan a una minoría de los trabajadores formales, quién sabe si llegan al 5% del total de trabajadores.

Las dirigencias laborales se comportan peor cada día y no tienen nada que ofrecer a los ciudadanos. Ahora se están retirando del Consejo Nacional de Trabajo.

José Ignacio Beteta, Director de Contribuyentes por Respeto, escribe hoy en el diario El Comercio, su artículo, Modernización sindical, donde resalta algunos ejemplos de inconsecuencia de las dirigencias laborales que no podemos seguir pasando por alto. Veamos:

  • El 17 de marzo, el sindicato de trabajadores de la compañía Lindley se negó a trabajar horas extra, básicas para atender la demanda de agua y la necesidad de ayuda humanitaria en medio de El Niño costero. La razón: según sus líderes, el año anterior la empresa había tenido utilidades históricas, y como aún estaban negociando cuánto más debían recibir los trabajadores por este concepto, no trabajarían ni una hora más. Incluso amenazaron “a los afiliados que incumplan las medidas adoptadas [pues] se les aplicará el reglamento de disciplina”.
  • En abril, casi 3,000 trabajadores sindicalizados de la minera Southern estuvieron en huelga (declarada ilegal por el Ministerio de Trabajo). “Estamos afincados –afirmaba José Espejo, dirigente del sindicato– en cada lado de la línea férrea porque no vamos a dejar que pase el tren”. El motivo: percibir también un porcentaje mayor de utilidades. Para conseguir su meta, bloquearon el tren y, por lo tanto, detuvieron la producción que justamente genera las utilidades que reclaman.
  • En diciembre del año pasado, se descubrió una mafia –dirigida nada menos que por Gerson Gálvez, ‘Caracol’– que había constituido un sindicato de trabajadores en el Callao. Este sindicato, por cierto, implementaba un mecanismo bastante común en el puerto: cobraba cupos y extorsionaba a sus trabajadores para permitir que diversas obras, como la ampliación de la Costa Verde y el muelle de minerales de la Base Naval, se ejecuten.
  • En Chilca, se conformó otro sindicato para implementar el mismo modus operandi, pero esta vez para traficar con terrenos públicos o privados. El sindicato 15 de Enero, alrededor del cual se articulaban autoridades públicas, policías corruptos, sicarios, extorsionadores y traficantes de terrenos, servía como una organización de soporte para causar zozobra y miedo en la población de este distrito.

“Si todos nos esforzamos a trompicones por construir un país más democrático, moderno y transparente, bajo la perspectiva de un modelo económico e institucional que, aún con ciertos vacíos y ajustes pendientes, funciona bien, ¿por qué no podemos exigirle exactamente lo mismo a nuestras organizaciones sindicales?”, remarca Beteta.

Después de que el gobierno ha perdido en gran medida, la posibilidad de recuperar un crecimiento económico alto, es de esperar, que se aproveche la coyuntura para avanzar en una reforma laboral que alcance a todos los trabajadores y no solo a minorías privilegiadas. ¡Cuando uno está calato, ya no tiene nada que ocultar. Es momento para la verdad! Lampadia

 




El origen del populismo en los países ricos

El populismo ha sido una de las mayores plagas de la política latinoamericana durante casi cien años. En Lampadia ya lo hemos denominado ‘una alianza entre la mentira y la esperanza’. La mentira, porque el político populista sabe que no va a cumplir con lo que ofrece, solo lo hace para conseguir votos de los más necesitados y carentes de alternativas. La esperanza, porque resulta ser como el último pedazo de madera del cual uno se puede agarrar en medio del mar, después de haber llegado a creer que ya nada puede darle algo que lo ayude a mejorar su situación.

Pero, lamentablemente, esta tendencia populista está propagándose por todo el mundo. Donald Trump fomentó una ola de populismo que lo llevó a la Casa Blanca. Lo mismo sucedió en el Reino Unido, donde los populistas lograron el voto por el Brexit. Las próximas elecciones en Francia y Alemania están yendo en la misma dirección. Al parecer, los votantes están hartos de las elites tradicionales y de la política dominante y prefieren ir con movimientos que creen que escucharán sus preocupaciones.

Project Syndicate analiza la raíz de esta tendencia. Señalan que uno de los defectos más profundos en la economía populista es la imprudencia. Y es que los populistas a menudo abusan violando convenciones legales, económicas o políticas, o ejerciendo una influencia inapropiada en los mercados para tratar de canalizar beneficios a sus partidarios. De hecho, Project Syndicate cita un estudio clásico del populismo económico en América Latina de Sebastián Edwards de la UCLA y el fallecido Rüdiger Dornbusch del MIT, es práctica populista estándar mostrar “no preocuparse por la existencia de restricciones fiscales y cambiarias” en la búsqueda de crecimiento y redistribución más rápidos.

El mayor proteccionismo y el discurso populista son justamente los causantes de parte del freno al crecimiento mundial, como afirmó el Centro para la Investigación de Política Económica, el cual estima que sólo durante los primeros ocho meses de 2016, los gobiernos del G-20 implementaron casi 350 medidas que afectaban los intereses extranjeros. “Los saltos en el proteccionismo del G-20 en 2015 y 2016 coinciden ominosamente con el freno en el crecimiento de los volúmenes de crecimiento del comercio global”, afirmó el centro europeo (al que los europeos no hacen caso). Ver en Lampadia: Es importante defender el libre comercio (y …).

El libre comercio, la más clara expresión de la globalización económica de las últimas décadas, produjo los grandes avances de la humanidad en términos de reducción de la pobreza y de la desigualdad globales, la mortalidad infantil, el aumento de la esperanza de vida, la emergencia de una clase media global y el crecimiento de la población mundial al doble de lo que fue hace pocas décadas, con mejor calidad de vida, salud e ingresos. Ver en Lampadia: El libre comercio benefició a los países emergentes.

Project Syndicate logra describir tal cual la verdad del populismo: “Se trata de complejos problemas económicos y políticos para los cuales el populismo ofrece soluciones sencillamente fantasiosas. Aquellos que se oponen a la cura populista tendrán que encontrar una alternativa igualmente poderosa, o mirar con impotencia a medida que la incertidumbre económica y la desesperación abruman al paciente.”

¿Vamos a permitir que continúe esta tendencia? ¿O vamos a luchar para retomar la senda de desarrollo y crecimiento de la Cuarta Revolución Industrial que viene alimentando la innovación y el bienestar en el mundo? La decisión es nuestra. Lampadia

La Anatomía de la Economía Populista

Todos los movimientos populistas de hoy en día están siguiendo una prescripción económica similar, y los gobiernos de Hungría, Polonia y Estados Unidos están dándole al mundo una dosis temprana de lo que puede suceder en el futuro. ¿Aceptarán su realidad los votantes, o empezarán a buscar una segunda opinión?

Project Syndicate

24 de febrero del 2017

Traducido y glosado por Lampadia

Fuente: Getty Images

El año pasado, el populismo ha estado causando estragos en las democracias occidentales. Las fuerzas populistas (partidos, líderes e ideas) respaldaron la victoria de la campaña “Dejar” en el referéndum Brexit del Reino Unido y la elección de Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos. Ahora, el populismo se esconde ominosamente en el fondo de las elecciones generales holandesas en marzo y las elecciones presidenciales francesas en abril y mayo.

Pero, a pesar de la aparente ubicuidad del populismo, es un concepto difícil de precisar. Los populistas a menudo son intolerantes de los extranjeros y los que son diferentes a ellos; y, sin embargo, Geert Wilders, el líder populista holandés de extrema derecha, es un firme creyente en los derechos de los homosexuales. En Estados Unidos, la campaña presidencial de Trump fue descrita como un movimiento anti-élites; y, sin embargo, su administración ya es prácticamente una subsidiaria de Goldman Sachs.

Mientras que el resurgimiento populista de hoy proviene de la derecha nacionalista, algunos de los principales exponentes populistas de las últimas décadas -como el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez- estaban firmemente en la izquierda. Lo que comparten es una visión de la suma cero del mundo, que requiere la creación de chivos expiatorios que pueden ser culpados por todos los problemas. Además, como los líderes populistas pretenden encarnar la voluntad uniforme de un “pueblo” mítico, consideran que la democracia es un medio de poder, más que un fin deseable en sí mismo.

Pero los populistas tienen más en común que una obsesión por las fronteras culturales y políticas. También comparten una receta para la gobernanza económica, una que los comentaristas de Project Syndicate han estado siguiendo desde mucho antes de que los titulares del populismo comenzaran a dominar los diarios del mundo. Guiados por sus ideas, podemos comenzar a comprender los orígenes del resurgimiento populista de hoy, y lo que sucederá en los países occidentales en donde sus líderes llegan al poder.

Diagnosticando el problema

Dadas las muchas caras del populismo, ¿es realmente posible identificar una causa específica? Para Robert Skidelsky, de la Universidad de Warwick, no es una coincidencia que las dos grandes conmociones políticas de 2016 -el éxito de los Brexiteers en el referéndum de junio pasado y la victoria electoral de Trump- ocurrieran en “los dos países que más fervientemente aceptaron la economía neoliberal”. Skidelsky observa que el modelo económico del Reino Unido en las últimas décadas ha permitido “ganancias obscenamente generosas para algunos, altos niveles de desempleo y subempleo, y reducción del rol del Estado en la provisión de servicios de bienestar”. Y esta desigualdad cada vez mayor, escribe, retira la ilusión democrática que esconde el verdadero funcionamiento del poder”.

Pero el Economista Jefe de Gavekal Dragonomics, Anatole Kaletsky, ve otra dinámica en el trabajo y ofrece “varias razones para cuestionar el vínculo entre la política populista y la angustia económica”. Para empezar, señala que “la mayoría de los votantes populistas no son ni pobres ni desempleados; no son víctimas de la globalización, inmigración o libre mercado”. Después de haber analizado las encuestas del Brexi y a los votantes, Kaletsky concluye que “las actitudes culturales y étnicas, y no las motivaciones económicas directas, son los rasgos distintivos reales de la votación antiglobalización”.

A primera vista, estos argumentos pueden parecer incompatibles; pero esta incompatibilidad es realmente sólo entre los últimos sucesos. Para Skidelsky, “solo cuando las recompensas del progreso económico se acumulan principalmente para los ya ricos, solo entonces la disyunción entre los valores culturales de las minorías y la mayoría se desestabiliza”. Asimismo, para Kaletsky, “La principal relevancia de la economía es que la crisis financiera de 2008 creó condiciones para una reacción política de los votantes más antiguos y conservadores, que han estado perdiendo las batallas culturales sobre raza, género e identidad social”.

Del mismo modo, el filósofo político de Harvard, Michael Sandel, advierte que no debe centrarse exclusivamente en “la intolerancia en la protesta populista” o considerarla “sólo en términos económicos”. El tema fundamental es “que los trastornos de 2016 provienen de la incapacidad del establishment de abordar – o incluso reconocer adecuadamente – los agravios genuinos”. Y como estos agravios “son de estima social, no sólo de salarios y empleos”, son difíciles de separar “de los aspectos intolerantes de la protesta populista”, es decir, sentimientos anti-inmigrantes.

El ganador del Premio Nobel de Economía, Edmund Phelps, también vincula la ira de los votantes populistas a su pérdida de dignidad en la economía política. Phelps señala que la proporción del empleo de los Estados Unidos en la industria manufacturera ha disminuido constantemente los trabajadores manuales. “Han perdido la oportunidad de hacer un trabajo significativo”. En otras palabras, “perder sus ‘buenos trabajos’” significaba perder “la fuente central de significado en sus vidas “. Y mientras muchos de los empleos de la industria manufacturera que se perdieron fueron reemplazados por nuevos empleos en nuevos sectores, como advierte la historiadora de la Universidad de Oxford Margaret MacMillan, los argumentos económicos matizados “no pueden contrarrestar la infelicidad de las personas que se sienten marginadas, infravaloradas y despreciadas”.

Una enfermedad democrática

Jan-Werner Mueller de la Universidad de Princeton, que publicó el año pasado un libro muy considerado sobre el populismo, ha identificado esos “sentimientos de desposesión y privación de derechos” como “terreno fértil” en los cuales los políticos populistas pueden sembrar semillas de resentimiento. Y, en un comentario anterior mucho antes del ciclo actual de noticias, Mueller explicó que “el populismo no puede entenderse a nivel de políticas; es una manera particular de imaginar la política”. Sobre todo, observa, la imaginación populista es intrínsecamente divisiva: “Ataca a la gente inocente, siempre trabajadora contra una élite corrupta (que no trabaja, solo para promover sus propios intereses) y los que están en lo más profundo de la sociedad (que tampoco trabajan y viven de otros)”. 

En sus formas más virulentas, se puede pensar que el populismo se asemeja a una enfermedad autoinmune, por la cual la democracia da lugar a fuerzas que la atacan. Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda de Chile, lamenta que la naturaleza de la democracia representativa pueda crear la impresión de que los políticos son “distantes y poco confiables”. La “retórica de la democracia moderna”, escribe, “enfatiza la cercanía con los votantes y sus preocupaciones”. Pero los representantes elegidos no pueden dedicar todo su tiempo a interactuar con los mandantes cuando tienen el deber de gobernar. Cuando esta disonancia entre la retórica y la realidad se vuelve “demasiado evidente”, Velasco señala que “la credibilidad de los líderes políticos sufre”.

Esta pérdida de confianza lleva a los ciudadanos descontentos a poner un premio en la autenticidad percibida. Por lo tanto, “aunque las políticas populistas reducen el bienestar económico general”, señala Velasco, ” son elegidos por los votantes racionales porque se distinguen entre los diferentes tipos de políticos”. De hecho, tal voluntad de sufrir más dolor económico para vengarse de la élite y atacar a los chivos expiatorios puede ser un elemento definitorio del resurgimiento populista de hoy.

Los líderes populistas de Hungría y Polonia, que actualmente están promoviendo su propia marca de “democracia iliberal”, parecen haber apostado el futuro de sus gobiernos en esta presunción. Tal como lo señala Maciej Kisilowski, de la Universidad Central Europea, ni siquiera importa que “los altos costos económicos de la democracia iliberal ya sean evidentes”. El electorado de estos países, dice Kisilowski, “puede considerar el estancamiento económico como un precio aceptable a pagar por lo que más quieren: un mundo más familiar en el que el Estado garantice el sentido de pertenencia y dignidad del grupo dominante a expensas de los “otros”.

Sławomir Sierakowski, del Instituto de Estudios Avanzados de Varsovia, apoya esta cuestión. Cuando el Partido de la Ley y Justicia de Jarosław Kaczyński (PiS) volvió al poder en Polonia hace un año, muchos asumieron que fracasaría rápidamente. En cambio, ha tenido éxito, porque Kaczyński dominó la política con “dos temas cercanos y queridos a los votantes: las transferencias sociales y la inmigración”, explica Sierakowski. “Mientras controle estos dos baluartes del sentimiento del votante, está a salvo.” Por supuesto, dada la politización del gobierno PiS de los tribunales, la administración pública y la prensa, no se puede decir lo mismo de las instituciones democráticas de Polonia.

Un placebo populista

Pero ¿cuánto tiempo pueden los gobiernos populistas sostener generosas transferencias en ausencia de un fuerte crecimiento económico? La respuesta dependerá de cuánto sigan convencidos sus partidarios de que pueden tener su pastel y comerlo, precisamente lo que el ex líder de Brexit y el actual ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, les prometieron a los votantes ‘Leave’. De hecho, como Jeffrey Sachs de la Universidad de Columbia observó justo después del voto de Brexit, “los votantes ‘Leave’ de la clase trabajadora “razonaron que la mayor parte o la totalidad de las pérdidas de la renta serían soportadas en todo caso por los ricos y especialmente los despreciados banqueros de Londres.”

Dada la inesperada resistencia de la economía británica el año pasado, los populistas probablemente se sienten vindicados. Pero, aunque la mayoría de los economistas juzgaron erróneamente “el impacto inmediato que el voto [del Reino Unido] tendría en su economía”, escribe Paula Subacchi de Chatham House, “es probablemente correcto asumir un sombrío pronóstico a largo plazo”, dado el deseo de los líderes británicos de un mercado único de la Unión Europea y la unión aduanera.

Tales efectos retrasados ​​pueden crear una coartada para políticas insostenibles, lo que, según Velasco, es precisamente “cómo funciona el populismo económico”. Por ejemplo, el enfoque que Trump parece tener en cuenta: reducciones de impuestos y medidas estimuladoras del crecimiento y proteccionismo, sin preocuparse por la inflación o la deuda pública, es insostenible, y finalmente fracasará. Pero, como dice Velasco, “En última instancia” puede ser un tiempo muy largo”. Y eso puede dar a los gobiernos populistas más poder de permanencia de lo que muchos observadores asumen. “Las políticas populistas se llaman así porque son populares”, señala. “Y son populares porque funcionan – al menos por un tiempo”.

Mientras tanto, los líderes populistas pueden perseguir políticas favorecidas no sólo por sus partidos, sino también por muchos de sus opositores. En el torbellino de sus primeros días en el cargo, por ejemplo, Trump cumplió su promesa de campaña de abandonar la Asociación Transpacífica de 12 países (TPP). Ashoka Mody, de la Universidad de Princeton, considera que en realidad era un movimiento bienvenido por muchos, dado que “los acuerdos comerciales internacionales, sostenidos por poderosos intereses, se han vuelto cada vez más intrusivos”. De manera similar, antes de la elección de Trump, Dani Rodrik, economista de la Universidad de Harvard, pidió un reequilibrio entre “la autonomía nacional y la globalización”. En la opinión de Rodrik,”los requisitos de la democracia liberal “deben ir antes que’ los del comercio y las inversiones internacionales”.

Del mismo modo, la promesa de Trump de la reforma tributaria corporativa tiene un amplio atractivo más allá de su base electoral. Para Martin Feldstein de Harvard, quien presidió el Consejo de Asesores Económicos del Presidente Ronald Reagan, las propuestas legislativas actuales para reformar el sistema tributario anticuado de Estados Unidos podrían “tener un impacto muy favorable en la inversión empresarial, aumentando la productividad y el crecimiento económico general”. Asumiendo que Trump, junto con los Republicanos del Congreso, puede lograr el equilibrio adecuado de políticas, se habrá comprado algo de tiempo con la comunidad empresarial.

El historiador económico Harold James de la Universidad de Princeton hace un punto relacionado, sosteniendo que “la economía del populismo de los EEUU no necesariamente fallará, por lo menos no inmediatamente,” debido a la posición “exclusivamente resistente” de los EEUU en la economía global. “Debido a que [Estados Unidos] históricamente ha sido el refugio global en tiempos de incertidumbre económica”, señala James, “puede ser menos afectado que otros países por la impredecibilidad política”.

Un giro hacia lo peor

Pero incluso si Trump puede extender su periodo de ‘luna de miel’, James no descarta la posibilidad de que “el contagioso populismo de hoy creará las condiciones para su propia destrucción.” Una manera que podría suceder, sostiene Benjamin Cohen de la Universidad de California, Santa Bárbara, es si Estados Unidos pierde su “privilegio exorbitante” como emisor de la moneda de reserva internacional dominante. Si Trump “persigue su promesa proteccionista de poner a “América primero (America First)”, escribe Cohen, “los inversores y los bancos centrales podrían ser impulsados ​​gradualmente a encontrar reservas alternativas para sus miles de millones de ahorro”.

La versión de Trump del populismo económico también podría enfrentarse a grandes obstáculos si resulta en un nuevo ciclo de auge y caída, que podría terminar en un período de estanflación alrededor de las elecciones del Congreso de 2018 en Estados Unidos. Justo antes de las elecciones, Feldstein advirtió que “los activos sobrevalorados están fomentando un entorno cada vez más arriesgado”. Dado que la economía de Estados Unidos ya está en pleno empleo, con una tasa de inflación cercana al 2%, el estímulo fiscal planeado de Trump podría empujarlo hacia la sobremarcha, y forzar a la Reserva Federal a aumentar la tasa de fondos federales.

Tal escenario sin duda empeoraría la difícil situación de la circunscripción de Trump de los votantes blancos de la clase obrera en el antiguo centro manufacturero de Estados Unidos. Pero también lo harían sus propuestas comerciales, que podrían precipitar fácilmente las guerras comerciales con China, México y otros socios comerciales. Trump ha dicho a los obreros desplazados que culpen a los acuerdos comerciales y a la competencia de las importaciones por la pérdida de sus empleos. Pero, “con ganancias de productividad que exceden el crecimiento de la demanda” en todo el mundo, el economista Joseph Stiglitz, premio Nobel, señala que Estados Unidos “habría enfrentado la desindustrialización incluso sin un comercio más libre”.

Dado esto, la prescripción de Trump de proteccionismo comercial, dice Stiglitz, “sólo hará que todos los estadounidenses sean más pobres.” Una razón, explica Anne Krueger, ex economista jefe del Banco Mundial, es que las importaciones crean y mantienen puestos de trabajo. La ironía de los aranceles de importación propuestos por Trump es que amenazan a los exportadores estadounidenses. Muchos puestos de trabajo en la industria exportadora, señala Krueger, existen porque las importaciones baratas permiten a las manufacturas estadounidenses a competir en el país y en el extranjero; Y “exportar a los Estados Unidos da a los extranjeros más ingresos para comprar importaciones de los Estados Unidos y otros países”.

Simon Johnson del MIT también teme un escenario de ‘perder-perder’. Si Trump comienza a gravar las importaciones, Johnson argumenta que “el costo por trabajo será alto: todas las importaciones se harán más caras, y este aumento en el nivel de precios se filtrará al costo de todo lo que compran los estadounidenses”.

Arruinando la operación

Otros comentaristas de Project Syndicate han señalado un defecto más profundo en la economía populista, aparte de cualquier propuesta de política específica: imprudencia. Los populistas a menudo abusan violando convenciones legales, económicas o políticas, o ejerciendo una influencia inapropiada en los mercados para tratar de canalizar beneficios a sus partidarios. De hecho, según un estudio clásico del populismo económico en América Latina de Sebastián Edwards de la UCLA y el fallecido Rüdiger Dornbusch del MIT, es práctica populista estándar mostrar “no preocuparse por la existencia de restricciones fiscales y cambiarias” en la búsqueda de crecimiento y redistribución más rápidos.

Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York, sospecha que Trump podría estar igualmente tentado a interferir de manera inapropiada en los mercados de divisas. Roubini dice: “Trump podría intervenir unilateralmente para debilitar el dólar, o imponer controles de capital para limitar las entradas de capital que refuerzan el dólar”. Pero si Trump es demasiado imprudente con sus métodos de “control de daños”, los mercados ya precavidos sucumbirán al “pánico total”.

Mody, por su parte, ve graves riesgos en la interferencia de Trump en las prácticas de las corporaciones y en las decisiones empresariales. Trump ha comenzado a socavar “las normas e instituciones que gobiernan los mercados”. Y en opinión de Phelps, las intervenciones de Twitter de Trump, combinado con su agenda de desregulación, arraiga el corporativismo a expensas de la innovación y la competencia necesarias para sostener el dinamismo económico y el crecimiento de los ingresos.

En búsqueda de una cura

Con movimientos populistas que dejan a los establishments políticos preocupados, ¿podría surgir una positiva agenda de políticas económicas en contra de este populismo? El ganador del premio Nobel, Michael Spence, ve una oportunidad en el rechazo de los votantes desafectos de un modelo de crecimiento económico insuficientemente inclusivo. “Habiendo borrado presunciones anteriores, sesgos y tabúes “, escribe, “puede ser posible crear algo mejor”. Del mismo modo, para Stiglitz, el atractivo del Trumpismo es que sus oponentes están experimentando “un nuevo sentido de solidaridad sobre el núcleo de valores como la tolerancia y la igualdad, sostenidos por la conciencia de la intolerancia y la misoginia, ya sea escondida o abierta, que encarnan Trump y su equipo”.

Un argumento implícito que corre a través de muchos comentarios de Project Syndicate es que la única profiláctica contra el populismo es una redistribución más agresiva. Como lo expresa Rodrik, el populismo -y la mala gobernabilidad en general- emerge cuando las élites no están dispuestas a “hacer ajustes para asegurar que todos se beneficien” del modelo económico existente.

Detrás de los recientes rechazos a gran escala del “sistema” hay un sentido ampliamente compartido entre ciertos grupos de votantes que el “establishment” ha subordinado los intereses de los ciudadanos a objetivos cosmopolitas como la globalización, la inmigración y la diversidad cultural. La mayoría de los comentaristas están de acuerdo en que los choques económicos como la Gran Recesión o la crisis de la deuda soberana de la eurozona no son ni necesarios ni suficientes para explicar el aumento del populismo. Más bien, el populismo es más una respuesta al prolongado malestar económico, al deterioro del nivel de vida, a la disminución de la confianza en las instituciones establecidas y a la percepción común de que los líderes incumbentes han ‘emplumado sus nidos’ a expensas del pueblo.

Se trata de complejos problemas económicos y políticos para los cuales el populismo ofrece soluciones sencillamente fantasiosas. Aquellos que se oponen a la cura populista tendrán que encontrar una alternativa igualmente poderosa, o mirar con impotencia a medida que la incertidumbre económica y la desesperación abruman al paciente. Lampadia




¿Cómo clasifican los países en el Índice de Democracia Global?

El Índice de Democracia Global de The Economist Inteligence Unit, que analizamos y compartimos líneas abajo, registra el deterioro de la democracia de EEUU, que ha sido degradada, y nos muestra las mayores debilidades del Perú. La publicación incluye 60 indicadores usados para determinar el score de cada país, de modo que puede constituirse en una hoja de ruta para nuestras tareas pendientes.

Estados Unidos ya no es una democracia plena, afirmó recientemente la prestigiosa Unidad de Inteligencia de la publicación británica “The Economist”, que compila cada año un Índice de Democracia, proporcionando “una imagen del estado de la democracia en todo el mundo para 167 países”. El país que durante mucho tiempo se ha definido como el estándar de la democracia para todo el mundo ahora es considerado “una democracia imperfecta”.

La unidad del índice se basa en los resultados de 60 indicadores que se agrupan en cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, libertades civiles, funcionamiento del gobierno, participación política y cultura política. La clasificación de los países se hace de acuerdo a su puntuación: países con democracia plena, países con democracia imperfecta, países con regímenes híbridos y países con regímenes autoritarios. Esto se puede observar más claramente en la tabla inferior:

Para ser clasificado como una democracia plena, un país debe mantener una calificación de 8.0 a 10.0, basada en las cinco categorías. La calificación de EEUU fue de 8.05 el año pasado, pero este año cambió de categoría bajando a 7.98, por lo que ya no está clasificado en la categoría de “democracia plena” con Australia, Canadá, Alemania y el Reino Unido. Y está muy por debajo de las democracias sociales como Noruega (Nº 1 en el Índice de Democracia 2016), Islandia (Nº 2) y Suecia (Nº 3).

En el caso de EEUU, “La confianza popular en el funcionamiento de las instituciones públicas ha disminuido [en EEUU]”, explica la introducción al recién publicado Índice de Democracia. Continúa diciendo que “para aquellos de nosotros que desde hace muchos años estamos preocupados por el vulnerable estado de la democracia en Estados Unidos, la noticia es aún más preocupante porque el análisis del Índice de Democracia nos recuerda que esto va mucho más allá de  Donald Trump, como se puede ver en el gráfico inferior, el cual muestra que desde el 2003, la confianza de los estadounidenses ha venido cayendo en picada”.

“La confianza popular en el gobierno, los representantes electos y los partidos políticos ha caído a niveles extremadamente bajos en EEUU. (…) Al golpear una tensión profunda del descontento político con el funcionamiento de la democracia, Trump se convirtió en un beneficiario de la baja estima en la cual los votantes de los EEUU sostienen a su gobierno, los representantes elegidos y los partidos políticos”.

Un patrón similar de disminución de la confianza popular en las elites políticas y en las instituciones también ha sido evidente en Europa. Este descontento ayudó a disminuir las puntuaciones de más de 70 países en comparación con 2015. Aunque Gran Bretaña es uno de los principales ejemplares de esta tendencia, fue uno de los 38 países que registraron un mejor puntaje gracias a la sólida participación del 72.2% en el referéndum Brexit de junio de 2016.

Los países desarrollados de la OCDE en Europa dominan entre las “democracias plenas” del mundo. Según The Economist, “el predominio casi completo de los países de la OCDE entre los clasificados como ‘democracias plenas’ sugiere que el nivel de desarrollo económico es una restricción significativa, sino una obligación, para el desarrollo democrático”. Las ‘democracias imperfectas’ se concentran en América Latina (15), Europa del Este (13) y Asia (13), aunque Europa occidental cuenta ahora con seis, incluidos los principales países europeos como Francia e Italia.

A nivel global, el ranking se encuentra liderado por Noruega con un puntaje de 9.93 de 10, seguido por Islandia con 9.58 y Suecia con 9.45. El primer lugar entre países de América Latina fue Uruguay, alcanzando la 19ª posición con un puntaje de 8.17, seguido por Costa Rica en el puesto número 23. El Perú ocupa el lugar 59, con una puntuación de 6.65. Nuestro vecino, Chile, obtuvo el puesto 34, Brasil el 51 y Colombia el 57.

En 2016, el aumento del populismo trastornó el establishment político y el statu quo en gran parte del mundo, pero América Latina resistió en gran medida la tendencia. Sufriendo de una “resaca populista”, como lo tilda The Economist, la región comenzó a moverse en una dirección más estable en 2016, con candidatos de centroderecha y pro-mercado tomando el mando en muchos países.

Según The Economist, América Latina sigue siendo la región más democrática de los países en desarrollo. Sin embargo, la puntuación media de la región ha continuado disminuyendo, bajando a 6.33 en 2016, de un promedio anual de 6.37 en 2011-15 y un pico de 6.43 en 2008. Perú, por su lado, obtuvo una puntuación de 6.65, ocupando el puesto 59 a nivel global y 12 a nivel regional. La categoría en la que obtuvo el menor puntaje es Cultura Política, seguido por el Funcionamiento del Gobierno.

Una cultura política democrática es crucial para la legitimidad, el buen funcionamiento y, en última instancia, la sostenibilidad de la democracia. Esto se debe a que “una cultura de pasividad y apatía -una ciudadanía obediente y dócil- no es consistente con la democracia. El proceso electoral divide periódicamente a la población en ganadores y perdedores. Una cultura política democrática exitosa implica que las partes perdedoras y sus partidarios acepten el juicio de los votantes y permitan la transferencia pacífica del poder”. Por otro lado, Funcionamiento del Gobierno se refiere a la capacidad del gobierno de implementar sus decisiones democráticamente.

En el caso del Perú, nuestras peores calificaciones se dan en ‘Cultura Política’ (4.38/10.0) y ‘Funcionamiento del Gobierno’ (5.36/10.0). Para profundizar el análisis de estas categorías, el cuadro inferior muestra ejemplos de las preguntas hechas en las encuestas del Economist Intelligence Unit, con las que determinaron su ranking.

Ejemplo de encuesta de Opinión Pública para Índice de Democracia

Entonces, ¿triunfó de la democracia este año? Esta fue la pregunta planteada por el Economist Intelligence Unit dado los dramáticos acontecimientos políticos de 2016. La respuesta del equipo fue inequívocamente negativa. “La respuesta predominante entre las élites políticas a los acontecimientos de 2016 ha sido la de arruinar la reacción popular contra el orden democrático y de interpretarlo como una amenaza para el futuro de la democracia liberal. Algunos incluso han cuestionado si se debe confiar en la gente común para tomar decisiones sobre asuntos importantes como la pertenencia del Reino Unido a la UE. Sin embargo, la reacción popular contra el orden establecido también puede verse como una consecuencia, no una causa, de las fallas de la democracia contemporánea”. Lampadia




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Paradigmas tecnológicos y democratización

Paradigmas tecnológicos y democratización

Todo cambio trae incertidumbre y los cambios tecnológicos lo hacen en mayor medida. Como hemos escrito en Lampadia desde enero de este año, el mundo se encuentra hoy en medio de una nueva revolución industrial, la llamada ‘cuarta revolución’. Ésta, como las anteriores, termina instalando nuevos paradigmas en la vida de los seres humanos. Pero, más allá de los cambios que implica una revolución, queremos destacar una curiosa y muy importante similitud entre la primera revolución industrial de hace 250 años y la actual.

Ambas revoluciones tienen un poderoso impacto en términos de democratización de la humanidad. Curiosamente, la forma de lograrlo de una, es contraria a la otra.

Fuente: www.esan.edu.pe

Antes de la primera revolución industrial, solo las élites tenían acceso al conocimiento y a los bienes más desarrollados, el común de la gente seguía viviendo en gran medida en los espacios rurales, en condiciones de bienestar similares a los de la Edad Media.

La Revolución Industrial de mediados del siglo XVIII, cambió todos los aspectos de la vida. Desde entonces se multiplicó la producción de bienes, se inició el crecimiento de la riqueza, el PBI y la renta promedio de las personas, iniciándose un crecimiento exponencial de los indicadores económicos de bienestar. Según el Robert Lucas, (Premio Nobel de Economía), “por primera vez en la historia, el nivel de vida de las masas y la gente común experimentó un crecimiento sostenido (…) No hay nada remotamente parecido a este comportamiento de la economía en ningún momento del pasado”.

Uno de los elementos fundamentales de esta revolución fue el nuevo paradigma productivo: la ‘producción en masa’, que permitió aumentar la eficiencia y productividad de un modo que hizo posible el acceso a los bienes modernos de gran parte de la población.

Este paradigma de la producción en masa, de las economías de escala por procesos de producción masivos y estandarizados, se trasladó a todos los aspectos de la vida, hasta la educación, que se hizo accesible y permitió democratizar el acceso al conocimiento en todas las sociedades. Sin embargo, en educación, mediante la estandarización, se obtuvo acceso, pero hubo que sacrificar algo inherente a la educación de un niño, la formación individual que requiere la naturaleza dispar de los niños.

La ‘cuarta revolución industrial’ se basa en un paradigma completamente diferente, se asienta en un enfoque que podemos llamar del ‘segmento-tamaño-uno’. O sea, el producto individualizado, personalizado, hecho a medida de cada cliente o necesidad, y a costos cada día menores. Esto implica, que los bienes más sofisticados se hacen accesibles a todos los ciudadanos, pero esta vez, si es necesario, a la medida de cada uno.

El acceso a los productos tecnológicos se puede ver en la penetración productos como los celulares, smartphones, Tablets (ya se habla de las producidas en la India por US$ 10). En medicina, donde, por ejemplo, el costo de la secuenciación genética ha bajado de una cifra sideral a solo US$ 1,000. O el precio de un análisis de sangre para medir el Antígeno Prostático específico (PSA), cuesta 40 soles. ……O los exámenes y monitoreos de la salud a distancia a través de dispositivos móviles que estarán al acceso de todos, o la interpretación robotizada de imágenes de resonancias magnéticas que solo tengan precios marginales.

Esta personalización de la oferta de bienes y servicios empieza a tener un tremendo impacto en la educación escolar. Las tecnologías modernas permiten que cada niño pueda ajustar su formación según sus capacidades y preferencias, ajustar su ritmo de estudio y hasta la oportunidad de hacerlo. Sus capacidades para investigar en base a su natural curiosidad se han multiplicado infinitamente. Esto permite, de alguna manera, un acercamiento a la educación de las élites del mundo pre-moderno, la educación de los príncipes: todos los recursos educativos al servicio de un solo niño.

Estamos en otro mundo, con una nueva revolución democratizadora, que tiene un enfoque personalizado. ¿Podemos seguir teniendo un sistema educativo regimentado desde la cúpula ministerial, estandarizado, con novísimos currículos-obsoletos-desde-su-dación, y que forma (o pretende formar) jóvenes para el siglo XX?

¿Qué tipo de terquedad explica que por lo menos no se debata sobre la revolución educativa que debemos emprender? ¿Estaremos esperando alguna crisis del sistema educativo para reaccionar? Lampadia 




Tara: Otro gran potencial para enriquecer la sierra

Tara: Otro gran potencial para enriquecer la sierra

No muchos peruanos han oído hablar o conocen directamente la planta de la Tara, a pesar de que se origina en el Perú. Conocida por la ciencia como Caesalpinia Spinosa, fue utilizada por las culturas precolombinas como colorante natural, hoy su demanda crece permanentemente en los mercados internacionales, y su utilidad se ha expandido como insumo de muchas industrias a lo largo del planeta.

Los principales usos de la tara son: en polvo como colorante natural para la curtiembre, insumo para el plástico y la producción de adhesivos, y la goma de Tara en la industria alimentaria, por ejemplo, como una estabilizador de productos lácteos. También se utiliza como insumo de la industria farmacéutica para úlceras y problemas inflamatorios e infecciosos.

Piura: El Perú es el primer productor de tara

Fuente: Correo

El Perú produce el 80% de la tara a nivel mundial, y los departamentos de mayor producción son Cajamarca (45%), La Libertad (18%), Ayacucho (14%) y Áncash (8%). Además hay nuevas iniciativas en Ica y Lambayeque. Sin embargo, sólo se llega a exportar unas 5 mil toneladas, y la demanda mundial es del orden de las 100 mil toneladas, siendo los principales mercados EEUU, Alemania, Suiza, España e Italia.

Según el Minagri, “La tara es considerada uno de los productos más rentables dentro de la agro exportación peruana, debido a su gran acogida y altos precios mundiales”.

Las semillas de este arbusto producen derivados que llegan a tener altos costos en el mercado internacional, como el polvo de Tara que puede superar los US$ 820 TM en Puerto Peruano y se triplica en Europa, mientras que la goma, que se obtiene de la pulpa de la tara, tiene un precio nacional de embarque de US$ 6,600 TM y en el exterior puede sobrepasar los US$ 10,000 mil dólares TM.

El Ministerio de Agricultura en alianzas con los gobiernos regionales y locales, empresas,  ONG’s y los pequeños productores han instalados plantones de tara a nivel nacional para incrementar la exportación. Según el Minagri, la exportación de tara en polvo alcanzó US$ 30.3 millones a un precio de US$ 1.48 kilo promedio en 2015. 

Tara

Al país a que más se le exporta Tara es a China (donde se utiliza para extraer ácido gálico, que tiene un valor de venta por kilo que se sextuplica el valor del insumo), con un total de U$ 10.5 millones (35% del total), le sigue Italia con U$ 4.4 millones (14%) y Brasil U$ 4.2 millones (14%).

Tara exportación

Fuente: www.agrodataperu.com

Según los Datos de la Comisión Nacional contra la Biopiratería, las solicitudes de patentes más reiteradas en el Perú son por la tara (de las casi 11 mil solicitudes de patentes, cerca de 4 mil le pertenecen a la tara), el yacón (3,221 solicitudes), la maca (1,406 solicitudes) y la uña de gato (843 solicitudes).

Esto muestra el gran interés mundial que existe por nuestros productos andinos. Así tenemos también los otros granos andinos, el más nutritivo de ellos, la famosa y renombrada quinua, la cual ha sido reconocida como un “súper alimento” con renombre internacional y, el 2013, a instancias de la FAO,  fue declarado por la ONU: Año Internacional de la Quinua. Ver en LampadiaLa Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo. Otros granos andinos renombrados son la kiwicha (o amaranto), la qañiwa y el tarwi. Estos productos tienen un alto valor proteico, mayor al de los demás cereales, y un gran  potencial de popularizarse a nivel mundial.

Todos estos productos son muy valiosos, sus cualidades han sido ignoradas por muchos años y su aprovechamiento, en el propio Perú y en los mercados internacionales, desperdiciado. Esto ha sido consecuencia de la mala reforma agraria que alejó la inversión privada del campo desde los años 60, con la consiguiente falta de acceso a la innovación y avances tecnológicos que se dieron en el último tercio del siglo pasado.

Por fin estamos poniendo en valor nuestros productos serranos. Debemos aprovechar esta oportunidad única para mostrarle al mundo que un país milenario como el Perú, tiene valiosos desarrollos genéticos y alimenticios como el de los granos andinos. Del mismo modo podremos promover más tarde las raíces andinas y otros productos, así como los conocimientos tradicionales de la sierra y la selva. Con ese desarrollo de inserción en los mercados internacionales, podemos ambicionar que nuestros campesinos de los minifundios alto andinos tengan una vida rural rica y productiva, contrariamente a las propuestas de las izquierdas que plantean nos alejemos de la globalización. Lampadia




Más sobre el debate de la Reforma Política

Más sobre el debate de la Reforma Política

La siguiente entrevista forma parte de nuestra biblioteca virtual: Estado del Siglo XXI.

“No es necesario crear un Senado, y sí es bueno dividir Lima en distritos electorales mas pequeños”

Martín Tanaka, politicólogo

Entrevista de Jaime de Althaus

Para Lampadia

P. ¿Cuál es tu opinión acerca de las propuestas de reforma política formuladas por Lampadia? (Ver: Empecemos a debatir la Reforma Política).

R. Antes de empezar, quiero mencionar que fui parte del equipo que elaboró la propuesta de reforma institucional presentada por la Asociación Civil Transparencia, que puede verse en: http://www.transparencia.org.pe/documentos/propuestas_de_reforma_institucional.pdf.

Varias de las propuestas de Lampadia coinciden con la propuesta de Transparencia, que suscribo; otras no son parte de esa propuesta, con algunos estoy de acuerdo y con otras no. Pero más allá de esto, me parece importante contar con un diagnóstico claro de cuáles son los problemas más importantes y urgentes, cuáles serían los mejores caminos para enfrentarlos, y que al mismo tiempo puedan contar con el consenso necesario para ser implementadas. Sin una mirada integral, corremos el riesgo de tener nuevamente una falsa reforma política como la que tuvimos al final del Congreso anterior.

P. ¿Respecto de la propuesta de crear un  Senado con funciones solo revisoras, y elegido en distrito único nacional mientras no se integren regiones propiamente dichas?

R. No me es evidente cuál es el problema que se pretende resolver con el Senado, y deberíamos tenerlo claro antes de embarcarnos en su reinstauración: ¿Mejorar la representación con una lógica de elección diferente a la departamental? ¿Hacer más exigente el proceso legislativo, con otra instancia revisora? ¿Aumentar el número de legisladores? ¿Atribuir funciones específicas a una instancia electa con una lógica diferente a la departamental? El asunto es que estos problemas se pueden solucionar con medidas que no pasan por la creación de un Senado.

Si se quiere que los proyectos de ley tengan un mejor proceso de maduración, con lo que estoy de acuerdo, podríamos ser más exigentes con el proceso legislativo: más transparencia en comisiones, en la determinación de sus agendas y las del pleno, más consulta con la sociedad civil; doble votación en el pleno sin excepciones, etc. Si se quiere elegir representantes útiles que no tienen cabida en un esquema departamental, con lo que también estoy de acuerdo, podríamos elegir un grupo adicional de congresistas por lista, para acercar más la votación congresal a la proporcionalidad, como sucede en Alemania; o podríamos simplemente elegir un grupo adicional en lista única, independientemente del criterio de proporcionalidad, que también me parecería bien. El asunto es que ninguna de estas cosas requiere necesariamente de un Senado, como es evidente en la propuesta de un congreso unicameral de 150 miembros, con 30 electos en circunscripción nacional.

En el fondo, tenemos que, sin hacer otras reformas, el Senado podría ser más de lo mismo que hemos visto en los últimos años. Preferiría por ello empezar por fortalecer los partidos, y terminar con el Senado.

P. La idea central de un Senado elegido en distrito único o en macroregiones sería limitar el poder de un congreso unicameral que, por ejemplo, tenga una mayoría absoluta y pudiera instaurar una suerte de “dictadura parlamentaria” populista (de izquierda o de derecha) por ejemplo. Y, a la vez, balancear el efecto distorsionador de la proporcionalidad de diputados elegidos en distritos pequeños…   

R. Si lo que se busca es evitar la “dictadura parlamentaria”, funciona mejor la propuesta que uds. formulan de elevar a los 2/3 o 3/5 el porcentaje de votos que se requiere para insistir en un proyecto de ley observado por el Ejecutivo.  De acuerdo con buscar mejor proporcionalidad, y también abrir espacio para liderazgos no territoriales, pero para eso podría funcionar la idea de un congreso unicameral de 150 miembros, con 30 electos en circunscripción nacional.

P. ¿Y sobre la propuesta de eliminar el voto preferencial y establecer distritos electorales más pequeños (uni o binominales) para elegir diputados o la parte mayoritaria de la cámara única?

R. Varios puntos diferentes en esta propuesta. De acuerdo con eliminar el voto preferencial, siempre y cuando se asegure la democracia interna en los partidos, y se asegure la alternancia de género. Respecto al tamaño de las circunscripciones, en realidad en nuestro país sólo Lima tiene un tamaño “excesivo”; estaría por ello de acuerdo con “achicar” su tamaño, partiéndola en varios: podría ser Lima norte, sur, este y oeste, y además la de peruanos en el extranjero. Las demás circunscripciones departamentales tienen tamaño chico o mediano, en realidad. No estoy de acuerdo con llegar a circunscripciones uni o binominales, porque se distorsiona en exceso la proporcionalidad del voto nacional, y porque se acentúa en demasía la “provincianización” del Congreso, ya de por sí excesiva en la actualidad.

P. No entiendo bien el argumento de la “provincianización”: no hay contradicción, un buen líder o representante, entenderá los temas nacionales. Con la ventaja de que  el distrito pequeño uni o bi nominal permite una clara relación entre representados y representantes, dándole sentido, contenido real, a la democracia, al Congreso. Y con un distrito electoral pequeño habrá muchos menos candidatos y el elector podrá elegir mejor. De modo que los representantes tenderían a ser mejores. Y en cuanto a la distorsión de la proporcionalidad, esta se corregiría precisamente con un Senado o una parte del Congreso elegida en distrito nacional o macroregional…

R. Yo sí tengo el temor de que circunscripciones uni o binominales acentúen el provincianismo, de que terminemos eligiendo “caciques” provinciales, por así decirlo. No me parece que tengamos distritos muy grandes en Perú, salvo Lima, cuyo tamaño es claramente excesivo. Madre de dios tiene un congresista; Amazonas, Apurímac, Huancavelica, Moquegua, Pasco, Tacna, Tumbes y Ucayali, tienen dos; Ayacucho y Huánuco, tres; Callao, Ica, Lima provincias, Loreto y San Martín, cuatro; Ancash, Cusco, Junín, Lambayeque y Puno, cinco; Arequipa, Cajamarca seis; La Libertad y Piura, siete. Viendo estos datos, no me preocupa tanto el tamaño, porque se trata de un número no tan grande, que permite cierta proporcionalidad. Lo que me preocupa más no es el número por región, sino la distribución demográfica de la misma, de modo que la representación se concentra en las ciudades o provincias más grandes en desmedro de otras: para solucionar ese problema aceptaría “achicar” algunas para dar cabida a otros, pero no me resulta claro que distritos más pequeños impliquen menos y mejores candidatos, o un mejor trabajo congresal.  

P. Bueno, si eliges entre un número mucho menor, puedes elegir mejor, y si tienen 4 o 5 o 6 representantes, ya no tienes ninguno… La siguiente propuesta es la de Transparencia: elegir el Congreso junto con la segunda vuelta presidencial, o dos semanas después de ella, para favorecer que el gobierno tenga mayoría y acelerar el proceso de reducción de partidos que ya vendría impulsado por los distritos uni o binominales.

R. De acuerdo. Para mí, la principal fundamentación está en permitir que las preferencias de los ciudadanos se dé con la mayor información posible: después de conocer los resultados de la primera vuelta, los electores decidirán si concentran el voto en las fuerzas principales o no, pero es importante saber quiénes pasan a segunda vuelta. Y de acuerdo con que la votación se concentre en las fuerzas más importantes.

P. ¿Subir la valla a las alianzas? 

R. De acuerdo. Hasta el momento, la facilidad para integrar alianzas es el mecanismo que ha permitido la supervivencia de muchos partidos cascarón. En Transparencia propusimos una barrera general del 5% de votos válidos para contar con representación, y en el caso de alianzas 2.5% de votos válidos por cada partido adicional.

P. ¿Reducir significativamente el número de firmas para formar un partido pero obligarlo a participar con candidatos por lo menos en el 50% de las regiones, provincias y distritos?

R. De acuerdo, en tanto las firmas no son un mecanismo que permita identificar la representatividad de los partidos. Ella se define a través del desempeño electoral, así que estoy de acuerdo. En Transparencia hemos sugerido algo muy parecido.

P. ¿Aumentar los requisitos para formar y mantener movimientos regionales. Deben acreditar existencia y presentar candidatos por lo menos en tres regiones? 

R. De acuerdo con ser más exigentes con movimientos regionales, equiparables a las de los partidos nacionales: así deberían estar obligados a presentar candidatos a en las elecciones municipales provinciales y distritales; podría ser además estén obligados a presentar candidatos en más de una región; de otro lado, si no ganan representantes en consejos regionales o alcaldías provinciales, deberían perder el registro. Finalmente, deberían desaparecer las candidaturas de organizaciones políticas locales distritales. Cada vez pierden más terreno, y fomentan la fragmentación.

P. Aumentar el financiamiento público de los partidos y subir el tope de las aportaciones privadas (transparentadas)… 

R. De acuerdo, hacer efectivo el financiamiento público, pero con controles estrictos y sanciones drásticas al mal manejo del mismo. De otro lado, transparentar y hacer más realista la normatividad referida a los aportes privados. Urge hacer transparente los gastos en medios masivos de comunicación, los más costosos.

P. ¿Y respecto de la idea de permitir la candidatura al Congreso de los candidatos a la presidencia, a fin de que los líderes partidarios estén en el Congreso y este se convierta en un verdadero foro político? 

R. De acuerdo, pero debería ir junto con todas las medidas destinadas a reducir la fragmentación política. Atención que la eliminación de la postulación simultánea buscaba desincentivar que los aspirantes al Congreso lanzaran candidaturas presidenciales solo con fines propagandísticos.

P. Jorge Morelli ha propuesto elevar a los 2/3 o 3/5 el porcentaje de votos que se requiere para insistir en un proyecto de ley observado por el Ejecutivo, como es en la mayor parte de democracias presidencialistas, a fin de contener los impulsos populistas. 

R. De acuerdo, el Perú aparece como una rareza de poder parlamentario, a pesar de que algunos señalaban, en especial durante los años noventa, que la Constitución de 1993 es “hiperpresidencialista”. Hoy, con mayoría congresal fujimorista, señalan que el presidente es muy débil. Sería prudente subir a los tres quintos los votos necesarios para la insistencia congresal en una ley observada por el ejecutivo, que igual nos pondría en una zona moderada en el contexto regional.

P. ¿Derogar cambios absurdos como que los partidos que no se presenten a una elección general pueden conservar su inscripción, la no reelección de autoridades regionales y locales, y la exclusión de los candidatos por repartir dádivas?

R. De acuerdo, estos cambios fueron resultado de oportunismos de última hora del Congreso anterior, que buscaban preservar el statu quo o aprobar medidas efectistas. Entonces, los partidos que no participan en elecciones (no solo nacionales) deben desaparecer; se debe permitir la reelección inmediata por un solo periodo adicional en regiones y municipios; y el reparto de dádivas debe ser sancionado, pero con castigos proporcionales a las faltas, y en donde la pérdida de registro puede ser la pena máxima aplicada solo en casos extremos, y no durante un proceso en curso.

Lampadia

 

 




Reformas que afectarían nuestras libertades

Reformas que afectarían nuestras libertades

En Lampadia nos felicitamos por tener acceso a la siguiente reflexión anónima de alguien evidentemente informado, especializado y comprometido con la salud cívica del país, sobre el devenir de la aplicación de la ley y la cautela de los derechos de los ciudadanos en una sociedad regida por la democracia y el Estado de Derecho.

Nuestro preocupado especialista nos alerta acerca de las posibles perniciosas consecuencias de tres reformas que estarían en curso: la eventual autonomía de la Procuraduría,  derechos inadecuados que se otorgarían a la Unidad de Inteligencia Financiera y facultades impropias para el levantamiento del secreto de comunicaciones.

Consideramos que el análisis siguiente es muy consistente y extraordinariamente valioso. Debe llamar a la reflexión y debate sobre las normas en cuestión por parte de los ciudadanos más informados al respecto, para salvaguardar la mejor salud de nuestra sociedad. No sigamos dejando más vacíos y lejanías en el noble deber de diseñar nuestro futuro como el de una sociedad democrática, justa y próspera.

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Por ‘Colaborador Desconocido’

Traducido y editado por Lampadia

Hay planes para modificar la legislación vigente sobre (1) el status de la PROCURADURÍA, (2) de la Unidad de Inteligencia Financiera y (3) el levantamiento del Secreto de Comunicaciones.

A pesar de que, en principio, modificaciones para mejoras son siempre bienvenidas, es sorprendente y alarmante el poco debate profesional público sobre estos temas tan importantes. Las discusiones son principalmente dirigidas por los promotores de dichos planes quienes, por supuesto, tratan de ‘vender’ sus ideas y tienen de su lado a los medios más importantes, desafortunadamente, sin la debida reflexión, pues estos temas navegan bajo la bandera popular de la lucha contra la corrupción.

PROCURADURÍA (PRO): El objetivo de esta pretendida modificación es otorgarle a la PRO un estatus autónomo. Sin embargo, antes de considerar este plan en detalle, uno debe primero discutir, en principio, si la PRO es necesaria o beneficiosa en absoluto (aparte de ser simplemente los departamentos legales de los ministerios e instituciones del gobierno). La mayor parte de los países occidentales no tienen una PRO en absoluto, sino sólo una Fiscalía. Interesantemente, la mayoría de esos países tienen un sistema judicial que funciona mucho mejor que el de los países que tienen una PRO además de la Fiscalía. Por lo tanto, parece que las razones para tener un sistema de justicia satisfactorio no residen tanto en la forma del sistema, sino en su cultura.

El cambio propuesto no garantiza automáticamente una mejor PRO. Más bien puede empeorar: mientras más autónoma es una institución, más potencialmente propensa es al abuso, y/o puede, a su tiempo, convertirse simplemente en una  fuente de corrupción adicional. Los promotores del plan desean asegurar calidad mediante la introducción de estándares profesionales más altos para los miembros de la procuraduría; sin embargo, ser recto y no corrupto no es un tema de estándares profesionales, sino de carácter (y ¿cómo se evalúa el carácter?).

Otro aspecto es la importancia del equilibrio entre el investigador/acusador y el investigado/acusado. Lo ideal sería que las partes (aunque en un sentido estrictamente  formal, la Fiscalía es la parte en el proceso) tengan iguales derechos e “instrumentos”.  En realidad, sin embargo, este no es el caso, pues la Fiscalía, como la parte   investigador/acusador, tiene muchos instrumentos soberanos  a su disposición (ya sea directamente o mediante aprobación judicial) y puede, por lo tanto, hacerle la vida miserable al investigado/acusado, aunque dicha parte sea todavía legalmente inocente. Una PRO autónoma desplazará el equilibrio ya  inexistente aún más en favor de la parte que investiga/acusa, ya que una PRO autónoma es, como el Ministerio Público, parte de la organización estatal y va a buscar -al igual que cualquier institución- fortalecer su propia imagen, para demostrar su derecho a existir y para ganar influencia y  poder. Ésta  es también la razón por la que la PRO debe pagar, como cualquier otra parte, los costos judiciales, etc., causados por sus actos y no debe estar exenta de hacerlo, como está planeado. Los promotores de la propuesta enfatizan constantemente que la Procuraduría “sólo” actúa como un “abogado” del Estado; si es así, no debe tener más derechos que el abogado que representa a la parte investigada/acusada. Dicho sea de paso, el argumento de ser sólo un “abogado del Estado”, es erróneo, puesto que un abogado nunca es autónomo en lo que concierne a su cliente.

Otra tema abierto es el del control de la PRO y sus miembros, porque cualquier institución requiere una supervisión y control constante y, de ser aplicable, sanción. Estos problemas no se han planteado en absoluto hasta el momento.

Y por último, el gobierno, que representa al Estado, debe tener el derecho a intervenir en el trabajo de la Procuraduría en casos de interés nacional.

Unidad de Inteligencia Financiera (UIF): el levantamiento del secreto bancario es una interferencia muy seria en los derechos básicos y en los asuntos personales de los ciudadanos. En consecuencia, tiene que haber un umbral muy alto para levantar el secreto bancario, y bajo ninguna circunstancia esta interferencia excepcional debería convertirse en algo usual. En la mayoría de los países, esta medida requiere la autorización de un juez: aquí en el Perú se encuentra, hasta el momento, por lo menos en manos del Fiscal de la Nación. Permitir ahora a la UIF (e incluso a otras partes en las investigaciones), la misma facultad, causará un manejo totalmente arbitrario de esta facultad. La UIF es una institución especial: opera en la trastienda, sus informes son anónimos y sus funcionarios no pueden hacerse responsables de sus actos ni son estos apelables. Un gran porcentaje de sus reportes no tiene ningún fundamento legal sólido, pero está lleno de conjeturas, suposiciones, insinuaciones y generalizaciones al estilo de “no podemos descartar”. Un enfoque de este tipo puede traer algunos aspectos e información que soporten el trabajo de la Fiscalía, pero no puede formar la base para otorgar la facultad esencial de levantar el secreto bancario, puesto que nadie que no sea responsable y cuya decisión no sea apelable, debe nunca tener la posibilidad de interferir con los derechos de otros, ni poder dañar potencialmente a alguien que todavía es inocente ante la ley. Permitir que la UIF tenga el derecho de levantar el secreto bancario para acceder directamente a información de las cuentas, significa que esta medida extrema se convertirá en una práctica cotidiana, y no en una medida de último recurso. La consecuencia sería que el investigado/acusado estará sujeto a una “muerte civil”, aunque todavía se encuentre bajo la presunción de inocencia, ya que los bancos, normalmente, van a cerrar inmediatamente sus cuentas, líneas de crédito, etc. y no permitirán una re-apertura de cuentas antes que el caso haya sido archivado (en tiempos de progresiva bancarización se puede vivir sin amor y sexo, pero no sin una cuenta bancaria). Esto destruirá la vida de la parte investigada/acusada, como, por ejemplo, fue el caso de “Santa Natura” que fue erróneamente investigada/acusada por la UIF y la  PRO. Por lo tanto, antes de conceder a la UIF dicha atribución, uno tendría que cambiar en primer lugar el marco legal y la base de operación de la UIF, para que sea ‘accountable` y responsable [“liable”], para hacer sus decisiones apelables y ponerla bajo un eficaz control y supervisión. Puesto que la UIF se opondrá a dejar su espacio secreto de trabajo (en parte por buenas razones), no debe recibir la atribución propuesta. Dicha atribución debe mantenerse solamente en manos de la Fiscalía (o transferírsela al Poder Judicial), más aún desde que los datos bancarios están difícilmente sujetos al periculum in mora, porque la información se refiere a hechos dados, que no pueden ‘escaparse’ ni esconderse. Ésta es otra razón para discutir una forma alternativa de obtener la información pertinente, que no debe tener un efecto dañino en la parte afectada.

Por cierto, el sistema actual de reportar transacciones monetarias “sospechosas” tiene un defecto de nacimiento: las partes informantes (bancos, etc.), así como la UIF, deberían solamente tener el derecho de clasificar transacciones como “inusuales” (que es de por sí un término neutral) y no, como es el caso ahora, como “sospechosas” (que es de por sí un término negativo); luego el fiscal debería tener el derecho y la obligación de clasificar el tema como “sospechoso” (y, acusable, de ser aplicable) o “no-sospechoso” y, finalmente, se debe mantener el derecho y la obligación del juez de calificar la causa en el sentido de estar dentro o en contra la ley, y por lo tanto emitir la sentencia correspondiente. Nadie, cuyas decisiones no acarreen responsabilidad, y/o que no se puedan apelar, puede tener el derecho a calificar una cuestión como “sospechosa” y, por lo tanto, causar potencialmente un daño injusto y sustancial a la parte agraviada.

Secreto de Comunicaciones: Lo indicado líneas arriba se aplica por analogía al plan de otorgar a cualquier parte encargada de una investigación, el derecho de levantar el secreto de las comunicaciones de la parte investigada. Por supuesto, pueden ocurrir situaciones extremas que justifiquen acciones judiciales inmediatas. Sin embargo, otra vez, debe haber mecanismos restrictivos y de control, puesto que de otra manera el levantamiento del secreto de comunicaciones se convertirá en una práctica cotidiana. Y, como el ejemplo de otros países (EE.UU., GB, Alemania, etc.) y del Perú ha demostrado, las avanzadas tecnologías para interferir las comunicaciones telefónicas, emails e internet etc., han causado abusos significativos. Por lo tanto, se requiere ajustar  y no flexibilizar las facultades para intervenir.  

En general: la sustancial corrupción en marcha, el aumento de la tasa delincuencial, el desempeño insatisfactorio de varias ramas gubernamentales y estatales diferentes (incluido el Parlamento y el sistema fiscal/judicial), han generado una profunda frustración y una fuerte reacción de parte del público, de ciertos grupos e individuos, así como de los medios. El objetivo de poner fin a los fracasos o al menos reducirlos es altamente entendible y justificado; sin embargo, la forma en que se expresa la consternación y la forma en que se busca el remedio, son en gran parte erróneas, y no conducirán a una mejora de la situación. Por el contrario, puesto que los remedios buscados actualmente están motivados en parte por bases ideológicas, en parte por razones de  beneficio político y en parte también como una “guerra” personal y por lo tanto  tomados sin mayor escrutinio por los medios y por el público, simplemente, un mal sustituirá a otro. La única manera de conseguir mejoras y cambios, radica en abordar los temas “sine ira et studio” (“sin odio y sin sesgo”) y sin aplicar un estilo “twitter” y “facebook”, si no de forma profunda, mesurada y equilibrada.

La calentada atmósfera (populista), impulsada por la reciente campaña electoral, ya ha producido significativas consecuencias negativas: (a) la presunción de inocencia, introducida en el siglo II DC por el emperador romano Antonino Pío (y que incluso forma parte de la ley islámica ), se está perdiendo cada día más y más, (b) las sustentadas sospechas iniciales se están sustituyendo por sospechas generalizadas y vagas, (c) muchas y  exageradamente largas detenciones preventivas en espera de juicio se imponen, pese a que debieran ser lo más excepcionales y cortas en la privación de la libertad de una persona que todavía está bajo la presunción de inocencia, causando así un daño duradero a su vida y su familia, (d) los jueces son censurados con dureza sin que los críticos conozcan los detalles del caso y de la sentencia o (e) a los jueces se les dice por adelantado cómo tienen que ser las sentencias, (f) existe la intención de  invertir la jerarquía de los delitos y las sanciones correspondientes, evolucionadas durante miles de años, (g) la estricta confidencialidad de las investigaciones individuales es sustituida por fiscales y procuradores que  buscan ser el centro de atención del público y por filtraciones intencionales, (h) la ley y la justicia se politizan para obtener pingues beneficios económicos y políticos, (i) y los medios de comunicación y la calle usurpan los campos y funciones que no se supone sean los suyos, etc. etcétera. Es muy difícil encontrar otro país fundado en la democracia, que esté tan lleno de diarias sospechas,  investigaciones, denuncias, etc. etc., como el Perú, envenenando, por lo tanto, el tejido básico de la convivencia  cotidiana.

Además existen ciertos individuos y grupos que, posiblemente con las mejores intenciones, han comenzado una cruzada personal, obsesionados como Robespierre  con traer la salvación al país (por cierto, es interesante estudiar el lenguaje corporal de aquellas personas). Implementar sus intenciones significaría establecer la dictadura de la letra de la ley; sin embargo, cualquier dictadura, incluyendo la dictadura de la letra de la ley, es el mal. En la historia, cada vez que se ha tratado de realizar un ideal sin aplicar simultáneamente el sentido de la realidad y el pragmatismo, el sentido de la razón y las proporciones, sin tomar en cuenta la naturaleza humana, se ha terminado en un desastre, en lo contrario de lo que se intentaba (“el camino al infierno está plagado con buenas intenciones”).

La democracia y el Estado de Derecho no son formas ideales (no existen formas ideales). Tienen muchos puntos débiles. Sin embargo, este es el precio a pagar por  cierta libertad personal y para vivir dentro de un sistema social que da, comparativamente, una alta protección contra fallos soberanos arbitrarios, decisiones y persecuciones, contra la tendencia de los gobiernos y los políticos a abusar de la ley como un pretexto para aumentar su poder e influencia y restringir la libertad de los ciudadanos, así como contra los entes privados que (ab)usan de la ley para ajustar cuentas personales u obtener ventajas personales. Quién no esté dispuesto a pagar el precio del Estado de Derecho, asume el riesgo de perder la libertad (relativa) y que la sospecha, la arbitrariedad, la persecución, el prejuicio, los pre-juicios, abusos, etc., se hagan cargo. Debemos ser muy conscientes de este riesgo, pues cualquiera de nosotros puede ser, en cualquier momento, la próxima víctima inocente.

Ya es hora de encontrar un enfoque adecuado y medido de los problemas, sin ideología, sin politizar, sin buscar titulares baratos en los medios de comunicación, sin entrar en las cruzadas demagógicas, sin buscar soluciones inmediatas para problemas que tomarán años, si no décadas, en ser resueltos. Una de las mayores y más difíciles tareas de un estado de derecho es de buscar un justo balance entre el derecho de los ciudadanos a vivir en orden y seguridad en un lado, y su derecho a vivir en libertad personal y bajo una mínima interferencia del Estado, en el otro lado. Dicha tarea forma un constante acto de balancear, donde no existen soluciones simples, generales y populistas, sino una constante ponderación caso por caso. Sería una tarea noble y  muy importante de los medios de comunicación serios, tomar el liderazgo de tal reconsideración y reflexión, abordando estos temas de gran complejidad en profundidad y de manera equilibrada, objetiva y viable.

Lampadia

 




El altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’

El altar del laboralismo se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’

El gobierno socialista de Francia decide seguir el camino de Alemania y España en la búsqueda de superar el desempleo y alcanzar mayor competitividad. Después de décadas de regulaciones laborales populistas y pro cúpulas del sindicalismo, el reino del socialismo de viejo cuño, se rinde a la ‘dura prueba de la realidad’ que había llevado al país a altísimos niveles de desempleo y una creciente pérdida de competitividad de sus empresas y de la economía en su conjunto.

La desocupación en Europa es una pesadilla, pero el desempleo juvenil empieza a convertirse en una auténtica tragedia humana. 
Foto: Cortesía – La Prensa, México

Es bueno recordar que Alemania, que adoptó políticas similares a las del proyecto del ejecutivo francés, antes de la última crisis financiera global de 2008/9, logró capear los graves problemas de desempleo que destruyeron el clima social en Francia y España. En ambos casos, además del de otros países de la comunidad europea, se tuvo que enfrentar niveles insoportables de desempleo, especialmente en el caso del empleo juvenil. Ambos llegaron a tener un desempleo general de alrededor de 25% y un desempleo juvenil de hasta 56%, en el caso de España y 26% en el de Francia.

www.elcaptor.com
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España ya pasó por una reforma similar, que le permitió salir, en buena medida, de la crisis financiera, antes de lo que todos estimaban. Es de suponer que la actual crisis política de España es consecuencia directa del descontento social producido por la poca flexibilidad de su economía, hasta antes de su reforma.

Como todos conocemos, el primer país desarrollado en salir de la crisis fue EEUU, que siempre se caracterizó por su flexibilidad laboral y gran competitividad. En Europa, el que tuvo similar capacidad de reacción fue, justamente, Alemania, imitada primero por España y ahora por Francia.

El Perú es uno de los países de mayor rigidez laboral del mundo. Lo que es más, durante los últimos 15 años hemos transitado de regreso a la estabilidad laboral absoluta, uno de los grandes frenos a la creación de empleo formal y de calidad.

Sintomáticamente, ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República, está siquiera dispuesto a analizar y debatir el tema. Somos víctimas de una cobardía colectiva de la clase política, que lo que hace es ponerse de espaldas a las necesidades de trabajo de nuestra gente, especialmente, por supuesto, a las necesidades de nuestros jóvenes.

EEUU, ni Alemania, ni España, han sido nunca nuestro modelo político. Nuestra clase política y buena parte de nuestros periodistas, han sido y son, admiradores y seguidores de las políticas del socialismo francés. Es de esperarse que la revolución que ha planteado el gobierno socialista de Francia, nos haga reaccionar para hacer análisis causa-efecto de nuestras políticas laborales que permitan facilitar la creación de empleo de calidad y empezar a superar la perniciosa informalidad a la que hemos condenado, sin protección laboral efectiva, a la gran mayoría de nuestros trabajadores.

Veamos el planteamiento revolucionario del gobierno francés:   

La dura reforma laboral de Hollande agrava el cisma en la izquierda

Por Carlos Yárnoz

El País de España

29 de febrero de 2016

Glosado por Lampadia

 

La reforma laboral en Francia, exigida durante años por Bruselas o Berlín, está lanzada y ya ha originado un terremoto político y sindical antes de ser presentada oficialmente el 9 de marzo. El proyecto fulmina de facto principios sagrados de la izquierda, como el horario laboral legal de 35 horas semanales. Y admite los despidos colectivos, con indemnizaciones rebajadas, por dificultades económicas de las empresas. El ala izquierda del gubernamental partido socialista la rechaza frontalmente y los grandes sindicatos anuncian movilizaciones.

Más horas de trabajo, despidos más baratos

35 horas. Ahora se pueden superar por acuerdo en cada empresa para mantener el empleo. Con la reforma, podrá hacerse en caso de reestructuración, apertura de nuevos mercados o causas excepcionales.

Despidos. Podrán producirse por descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnológicos o reorganizaciones.

Indemnización. Registran una rebaja general. De cuatro a tres meses de salario si la antigüedad es inferior a 2 años. De 27 a 15 si supera los 20 años.

Horas extra. Podrán pagarse por debajo del acuerdo sectorial si empresa y comité sindical lo aceptan. También podrán pactarse bajadas salariales. Los sindicatos minoritarios podrán convocar referendos en las empresas contra acuerdos de los mayoritarios.

Expansión – Datosmacro.com

Tras cinco derrotas electorales consecutivas en los dos últimos años y a solo 14 meses de las presidenciales, la ya dividida izquierda francesa afronta otra brutal batalla interna a cuenta de esa dura reforma laboral. Está “inspirada” en la actual norma española del Gobierno de Mariano Rajoy, como admite el primer ministro, Manuel Valls.

Algunos de sus dirigentes (de la patronal) se han sorprendido de que un Gobierno socialista plantee medidas que ni el conservador Nicolas Sarkozy se atrevió a poner en marcha en la anterior legislatura.

Aunque no suprime la ley de 35 horas, el Gobierno da amplias posibilidades a las empresas para saltarse el límite por reestructuraciones, apertura de nuevos mercados o “causas excepcionales”. O para bajadas salariales generalizadas para conquistar nuevos mercados. Las indemnizaciones máximas por despido injustificado pasan de 27 a 15 meses para trabajadores con más de 20 años de antigüedad.

La izquierda radical se ha levantado en armas. Los socialistas críticos dirigen sus dardos especialmente contra el primer ministro, Manuel Valls, al que consideran responsable de la “deriva socioliberal” del Ejecutivo que, auguran, les lleva a una derrota sin paliativos en las presidenciales del año que viene. Para los sindicatos, es “una vuelta al siglo XIX”, en palabras del líder de la mayoritaria CGT (Confederación General del Trabajo), Philippe Martinez.

Populismo

Para Valls, son sus críticos, los que están “anclados en el siglo XIX”, mientras que él o Emmanuel Macron, el titular de Economía también tachado de “liberal”, viven en este siglo porque saben, dice, que “la economía y el progreso social van de la mano”. La reforma laboral, añade, está inspirada en lo que funciona en países, como Alemania, Suiza o España”.

El Gobierno argumenta que, ante el estancamiento de la economía, la reforma mejorará la competitividad de las empresas y disminuirá el desempleo, que alcanza el 10.5%. En una apuesta por la flexiseguridad nacida en Centroeuropa hace dos décadas, el presidente François Hollande afirma que la reforma flexibilizará la contratación y reforzará la seguridad de los empleados. Lampadia