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Temas tabúes de la política peruana

Temas tabúes de la política peruana

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 26 de junio de 2020
Para Lampadia

Un tema tabú es como un secreto a voces. Todo el mundo lo sabe, pero nadie se atreve a hablar de él públicamente. Lo políticamente correcto – o incorrecto – tiene mucho que ver en el asunto.

Veamos. El fracaso de la Ley General del Trabajo… es un tema tabú. El desmedido crecimiento burocrático del Estado peruano durante los últimos 15 años… también. El fracaso de las empresas municipales de agua y saneamiento. La corrupción en la salud pública. El fracaso de la regionalización. La proliferación de las burocracias distritales en todo el país. Las mafias municipales que promueven las invasiones de tierras. La inoperancia del Estado en materia de administración de justicia. La precariedad del Congreso de la República. La corrupción en el Jurado Nacional de Elecciones. La redundancia institucional en el Estado. El chantaje periodístico en todo el país. La infiltración del narcotráfico en el Estado.

La política peruana está llena de temas tabúes. Sin embargo – en aras del bien y la justicia – es mejor cantar las verdades, aunque resulte políticamente incorrecto. Siempre – por supuesto – proponiendo soluciones para corregir los problemas. Además… ¿no es acaso la ciudadanía la gran perjudicada de los temas en cuestión?

Precisamente por ello – por los trabajadores informales…. jóvenes, sobre todo – hay que flexibilizar la legislación laboral. La Ley General del Trabajo – seamos sinceros – es la madre del cordero de la informalidad laboral en nuestro país. ¡Qué importa que chillen las élites laborales formales! La pregunta es ¿cómo formalizar a 12 millones de peruanos que trabajan en condiciones informales? ¡Ese es el reto!

El tema del agua potable no da para más demagogia. Hay que seguir el ejemplo de las concesiones de otros servicios públicos, supervisados por el Estado; como la telefonía, la electricidad, el gas domiciliario, etc. El objetivo es llevar agua potable a la población, a precios razonables. El objetivo no debe ser – tal como ocurre actualmente – mantener las burocracias enquistadas en las empresas municipales de agua y saneamiento… fallidas. Y lo mismo hay que hacer con el recojo de basura y tratamiento de residuos sólidos.

Por el lado de la salud pública, hay que replicar en todo el país las exitosas experiencias de los hospitales Alberto Barton del Callao, y Guillermo Kaelín de Villa María del Triunfo – de la red de hospitales de EsSalud – donde empresas especializadas se encargaron del diseño, construcción, equipamiento, y operación y mantenimiento de los hospitales. Aquí la palabra final la tienen los pacientes y sus familiares. Y las palabras más recurrentes de parte de los pacientes de estos hospitales son: satisfacción, gratitud, aprecio, y otras por el estilo.

Y termino – por cuestiones de espacio – con las mafias municipales distritales. Me refiero a las que promueven invasiones de tierras para la instalación de asentamientos humanos sin ningún criterio urbanístico. Es decir, viviendas de esteras o de cartón… sin agua, sin luz, sin parques ni áreas de recreación, sin escuelas, sin postas médicas, sin comisarías, etc. En síntesis, la indignidad humana en su máxima expresión.

Ante ello, hay que quitarles a las municipalidades distritales la competencia de otorgar certificados de posesión de terrenos. Simplemente, porque en la mayoría de los casos, son los propios alcaldes – y sus regidores – los promotores de dichas invasiones, para lucrar indebidamente con todo lo que sigue a continuación: ventas de esteras y agua en cisternas, titulación de las propiedades invadidas, servicios de seguridad y vigilancia, y otros negocios de baja estofa.

La solución a este respecto pasa por la creación de una autoridad nacional autónoma cuyo fin único sea el de desarrollar – a nivel nacional – urbanizaciones populares para acoger a cerca de un millón seiscientas mil familias peruanas que carecen viviendas dignas. Demás está decir que el financiamiento de este vasto programa urbanístico no requeriría de fondos públicos por cuanto el mismo dinero que cobran las mafias de las invasiones de tierras, alcanzaría – y sobraría – para financiar el proyecto urbanístico en mención.

En fin… estas son ideas – solo ideas – respecto de ciertos temas tabúes de la política peruana. Lampadia




El campo es santo… el Estado no tanto

El campo es santo… el Estado no tanto

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 17 de abril de 2020
Para Lampadia

La frase original es “El campo es santo… la ciudad no tanto”. Y proviene de Fray Ramón Rojas – más conocido como el Padre de Guatemala – quien allá por el año 1830 hizo brotar agua en el desierto de Ica, en un lugar conocido como Pozo Santo. Para muchos iqueños, el fraile guatemalteco es un santo de facto. “Un santo buscador de hombres en su existencia, en su vida sencilla, y su trato cotidiano”. (Ver “Vida y Prodigios de Fray Ramón Rojas” escrito por Alberto Benavides Ganoza)

A lo que quiero llegar es que el Estado peruano no es – ni remotamente – tan santo como debiera. Los ciudadanos no nos sentimos adecuadamente servidos por él. La política – o, mejor dicho, la politiquería – lo ha malogrado todo. El hecho es que el Estado ha devenido en un ente inoperante, maltratador, sobredimensionado, engorroso, indolente, despilfarrador, parasitario, y – sobre todo – corrupto. Incluso, chantajista. Y encima, abusivo y mandón.

La coima y el clientelismo político son sus principales atributos. Ciertamente, hay servidores públicos honestos, eficientes, y muy serviciales. Pero – lamentablemente – hay muchos malandrines también… en todas las instituciones públicas, y a todo nivel.

La pregunta es… pasada la pandemia ¿vamos a seguir con el Estado, tal cual? ¡De ninguna manera! Lo estamos viendo en estos días de emergencia. La precariedad de los hospitales públicos. Las compras de mascarillas y equipos de pésima calidad… y recontra sobrevalorados. Alcaldes y autoridades regionales apropiándose ayuda humanitaria. Calles inmundas. Sin agua… ni para lavarnos las manos. ¿Y qué decir de la corrupción en el Poder Judicial? La verdad, la verdad… el Estado no sirve.

Bueno pues, así como la pandemia está propiciando un cambio radical de usos y costumbres en la ciudadanía y en el sector empresarial, lo mismo debe ocurrir en el Estado. Claro que los cambios en el Estado debieron ocurrir hace tiempo… mucho antes de la pandemia. Pero no discutamos eso. Traguémonos el sapo. Y discutamos – más bien – el cómo y quién debe cambiar al Estado. Más vale tarde que nunca.

El Estado tiene que concentrarse – prioritariamente – en mejorar los servicios de agua, salud, educación, y seguridad. ¡Y punto! El único gran objetivo debe ser la vida – y el bienestar – de las personas y la naturaleza. Eso implicaría aumentar significativamente los presupuestos de los cuatro servicios antes mencionados. Entonces ¿de dónde pecata mea? Pues de la reducción de muchos programas e instituciones públicas innecesarias y redundantes, que no sirven para nada… y que cuestan un montón de plata.

El clientelismo político debe terminar. La meritocracia y la carrera pública deben establecerse como normas sagradas en el aparato estatal. Para ello hay que replicar el modelo de autonomía y profesionalismo del Banco Central de Reserva (BCR) en los demás servicios básicos. Hay que acabar con las prerrogativas ministeriales, regionales y municipales de cambiar funcionarios públicos según sus filiaciones partidarias, familiares o amicales.

Hay que ir – firmes y directos – a la transformación digital del Estado. Cero papeles. Cero colas. Cero coimas. Compras y contrataciones, permisos y licencias, certificados, títulos de propiedad… todo debe digitalizarse.

Ahora bien. Dado que el Estado no se va a cambiar a sí mismo ¿quién debería cambiarlo? En mi opinión, el cambio lo tendríamos que forzar desde la ciudadanía. No queda otra. Desde la ciudadanía tenemos que evaluar con objetividad los servicios del Estado, y desenmascarar a los corruptos e indolentes. La prensa tendría que jugar un rol preponderante en esta materia. Y así por el estilo.

En fin. Estas son ideas – solo ideas – para que el Estado sea tan santo como el campo. Veremos – con el tiempo – cómo nos va. Lampadia




Sin agua para lavarnos las manos

Sin agua para lavarnos las manos

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 10 de abril de 2020
Para Lampadia

Aparte de provocar fiebre, tos seca, pérdida de olfato y gusto, dificultad para respirar, y – en algunos casos – hasta la muerte, el Coronavirus ha resultado ser un gran encubridor. Muchos problemas que venían ocupando la atención de la gente han quedado en el olvido. La corrupción… por ejemplo. Como que el virus – pareciera – ha eliminado la palabra “corrupción” de nuestro diccionario.

Asimismo, la pandemia ha encubierto completamente la discusión de algunos otros temas candentes, como la desaceleración económica de los últimos años en nuestro país. Pero no sólo eso. La pésima gestión gubernamental en materia de porcentaje de ejecución presupuestal, la pusilanimidad presidencial frente a los movimientos anti mineros, el incremento desmedido de la burocracia estatal inútil y corrupta, las pintorescas puyas entre el Congreso y el Ejecutivo, y muchos otros temas más… todo quedó traspapelado en algún lugar remoto de nuestras memorias. Podría ser que – aparte de los síntomas antes mencionados – el Coronavirus también provoque la pérdida de la memoria. ¿Cómo será?

Sin embargo – contrario a lo anterior – el Coronavirus también resultó ser un gran descubridor. Como que descubrió algunas falencias que estaban pasando un tanto inadvertidas frente a la ciudadanía. El agua potable y alcantarillado… por ejemplo. Mejor dicho, el fracaso estrepitoso – a nivel nacional – del suministro de agua potable para la población.

¡Qué mala suerte! Resulta que la recomendación más importante para combatir al Coronavirus es – precisamente – lavarse las manos frecuentemente. Lavarse las manos con agua y jabón. Ahora bien… jabón tenemos. Pero ¿cómo lavarse las manos… sin agua? ¡He ahí el problema!

El hecho es que el suministro de agua potable en nuestro país está a cargo de las Entidades Prestadoras de Servicios de Saneamiento (EPS). SEDAPAL es una de ellas… y ciertamente la más grande, y la más conocida. Pero hay alrededor de 50 EPS más. La mayoría son empresas de propiedad de las municipalidades provinciales. Es decir, de los municipios de las principales ciudades del interior del país.

A nivel rural, el agua potable está a cargo de las Juntas Administradoras de Servicios de Saneamiento (JASS). Hay alrededor de 6,000 JASS a nivel nacional. Y la mayoría son manejadas por los municipios distritales.

A lo que quiero llegar, es que ese esquema – el de las empresas municipales de agua potable – fracasó. La mayoría de EPS y JASS están quebradas financieramente. La corrupción y el clientelismo político las quebró. Yo puedo dar fe de ello. Las EPS y JASS de la Región Ica son – casi todas – antros de corrupción e inoperancia. Por eso los iqueños no tienen agua en sus casas. Por eso mismo, la mayoría de peruanos tampoco tiene agua potable… 24 horas al día.

Dejémonos de hipocresías. La institucionalidad del agua tiene que cambiar. La salud de millones de peruanos está en juego. Una entidad pública autónoma, especializada, y meritocrática – tipo Banco Central de Reserva (BCR) – que no dependa de los ministros o alcaldes de turno. Eso es lo que se necesita. Los ministros y alcaldes cambian a cada rato. Y con ellos cambia – también – gran parte del personal de las EPS y JASS. Clientelismo político en su máxima expresión.

¡Qué se puede esperar de ello! Pues lo que tenemos ahora. ¡Millones de peruanos sin agua! O sea, millones de peruanos sin poder lavarse las manos. Lampadia




¿No hay mal que por bien no venga?

¿No hay mal que por bien no venga?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 27 de marzo de 2020
Para Lampadia

Nadie jamás imaginó que el 2020 iba a empezar como empezó. Las crisis que dominaban la atención de la prensa – local e internacional – eran económicas, políticas, sociales, bélicas, migratorias, y morales. Sin embargo, todas resultaron poca cosa comparadas con la crisis – sin precedentes – que nos trajo el Coronavirus… de sopetón.

Por el lado de la ciudadanía ya sabemos. El mundo cambió – y para siempre – a consecuencia del virus de marras. La expresión más extendida – ahora – en todo el planeta es “aislamiento social”. O sea, evitar contactos con otras personas. ¿Qué personas? Con todas. Sobre todo ¡con los abuelos! Y si se enferman de Coronavirus… ni cuidarlos. Aislarlos. No acercarse a ellos. Y si se mueren… no hay que velarlos ni enterrarlos como de costumbre. ¡Son contagiosos!

Lávate las manos con frecuencia. No toques nada… ni tu cara. Cero besos. Cero abrazos. Usa mascarilla. Quédate en casa. Tele estudia. Tele trabaja. Y si tienes que salir para trabajar o estudiar, mantente – mínimo – a 2 metros de tu compañero más próximo. No viajes a ninguna parte. ¡Ay de ti si usas medios de transporte masivo… buses, trenes, aviones! Y si te subes a un barco… prepárate para vivir – para siempre – en altamar.

Y así por el estilo. El impacto del Coronavirus en nuestras vidas es brutal. La pregunta es ¿y el Estado? ¿Acaso vamos a permitir que nuestro Estado siga tan indolente, inoperante, maltratador, y corrupto… como hasta ahora? ¡Nada que ver! El Estado tiene que cambiar tanto como la ciudadanía.

El viejo Einstein decía: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Las crisis son la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque las crisis traen progresos”. ¡Genial!

Bueno pues. Más claro… ni el agua. Si queremos progresar – en medio de esta crisis – debemos cambiar. Por ejemplo – y a propósito del agua – ¿tiene sentido mantener el sistema municipal de suministro de agua potable a nivel nacional? Y la basura. ¿Qué hacemos con la basura en las calles, si los municipios no son capaces de recogerla? ¿Qué sentido tiene mantener tantísimas instituciones estatales que no educan, no curan, no protegen, y no juzgan? O sea, no sirven para nada… excepto para maltratarnos.

Y las colas. ¿Qué sentido tienen las colas, si la transformación digital del Estado está a nuestra disposición? Todos los permisos, licencias, y documentos oficiales deben ser digitales. Cero papeles, cero colas, cero coimas.  Incluso, en el tema de las prisiones. Hasta cuándo tendremos que esperar a los grilletes electrónicos para que miles de presos – de baja peligrosidad – purguen sus penas en casa, y no vivan hacinados y chantajeados por avezados criminales y carceleros mafiosos.

La del estribo. Agua, Salud, Educación, y Seguridad. ¿Tanto le cuesta al Estado concentrarse en esas cuatro prioridades? ¡Qué sentido tiene gastar millonadas en burocracias inútiles, ostentosos palacios municipales, monumentos adefesieros, y todo tipo de elefantes blancos que no sirven para nada!

Si como consecuencia de esta crisis brutal, el Estado se reformara para dedicarse prioritariamente a mejorar los servicios de agua, salud, educación, y seguridad, diríamos – como el viejo Einstein – que la crisis habría traído progreso.

Algo así como… no hay mal – ni virus – que por bien no venga. Lampadia




Soluciones sencillas para que todos tengamos agua

Soluciones sencillas para que todos tengamos agua

Carlos Paredes Gonzales
Coordinador Nacional
Sierra Productiva
Para Lampadia

La pandemia del coronavirus que azota a 183 países del mundo, ha puesto el tema del agua en un lugar de extrema prioridad. Transcribo de La Gaceta de Salamanca, “Un grupo de expertos de Naciones Unidas ha avisado este lunes (23 marzo) de que la pandemia global del coronavirus no podrá pararse si no se proporciona agua a las personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Dado que lavarse las manos con jabón y agua limpia es vital en la lucha contra el Covid-19, los gobiernos de todo el mundo deben proporcionar un acceso continuo y suficiente agua a las poblaciones que viven en las condiciones más vulnerables, han solicitado los expertos de la ONU. La lucha mundial contra la pandemia tiene pocas posibilidades de éxito si la higiene personal, la principal medida para prevenir el contagio, no está al alcance de los 2 mil 200 millones de personas que no tienen acceso a servicios de agua potable”, han agregado.

Naciones Unidas realiza una medición que le denomina Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Los datos del 2018 ubican al Perú como el sexto peor país de América Latina, detrás de Nicaragua, Honduras, Bolivia, Guatemala y Haití. Andamos muy mal calificados en la combinación de factores como son dotación de alimentos, calidad nutricional, ingresos, agua y saneamiento, calidad de vivienda, educación, salud y conectividad.

En Lima más de un millón de personas no tiene conexiones de agua de flujo continuo. El agua que poseen les es distribuida mediante camiones cisternas llamados aguateros que almacenan en bidones y cilindros. Esta carencia se mantiene así por décadas. Candidatos y toda nueva autoridad promete resolver y nadie cumple. Este sistema se extiende a gran parte de las zonas marginales de las grandes ciudades del país.

En zonas rurales del Perú, no existe agua potable. Donde hay red de conexión domiciliaria, esencialmente capitales de distritos y centros poblados (alrededor de 2 mil), es solamente agua entubada, de dudosa calidad. No hay plantas potabilizadoras. En los tanques donde se almacena agua para ser distribuida, le ponen, irregularmente, dosis de cloro. Esta agua, de mala calidad, abastece hogares e instituciones educativas.

El Perú rural tiene 2 millones 300 mil unidades productivas cuyo 97% son de agricultura familiar. Cada unidad productiva es un hogar que es distante el uno del otro. El Perú tiene 126 mil centros poblados. El 55% se encuentra entre los 3,500 y 5,000 metros de altitud. Una minoría de hogares tiene instalaciones de agua corriente, que es agua entubada de dudosa calidad, sin tratamiento alguno. La inmensa mayoría acarrea agua día a día de algún manantial u otra fuente.

Alternativas de solución.

1. Area rural

a. Reservorio unifamiliar con 3 conexiones

En Sierra Productiva existe propuesta y experiencia de manejo integral del agua. Consiste en captar agua de una fuente permanente, principalmente manantiales, para almacenarla en un reservorio unifamiliar. Se colocan 3 conexiones:

  • La primera conduce el agua a un tanque elevado cercano a la vivienda, y de allí se hace una línea de distribución para cocina, baño y lavabo. Se instala un nano filtro que permite purificar el agua al 100% de pureza.
  • La segunda conexión es para riego tecnificado por aspersión y goteo, con lo cual la unidad productiva familiar asegura dar un salto al progreso porque podrá cultivar los 365 días del año, ampliar diversidad de cultivos y tener crianzas tecnificadas, lo cual asegura buena alimentación, elevación de la productividad, mejora sustantiva de los ingresos y abastecimiento de mercados locales y regionales.
  • La tercera conexión sirve para conducir agua a bebederos de crianzas mayores y menores.

Destaquemos que la innovación productiva en base al riego tecnificado de pequeña envergadura, hará que la chacra provea ingresos no monetarios expresados en alimentos abundantes y diversificados a todos los integrantes de cada familia, equivalente a 500 soles por mes, e ingresos monetarios de mil soles al mes por venta de excedentes, durante el primer año, lo que se incrementará en años siguientes.

Cuán desamparados estamos que ante la pandemia del coronavirus que el Estado hace ingentes esfuerzos financieros para dar 380 soles por familia por una sola vez, cuando con opciones innovadoras podemos lograr una solución integral, sostenible y generadora de nuevo valor para beneficio de los consumidores del Perú y el mundo.

b. Eco-baño

Al mismo tiempo, la totalidad de hogares de las 2 millones 300 mil unidades productivas deberán tener un desagüe óptimo a través de instalación de eco-baño que permite que la habitación de baño se ubique dentro de la vivienda y que desde una taza de baño, con arrastre hidráulico conduzca esas y las otras aguas de uso doméstico a un tanque donde se realiza una purificación anaeróbica y esas aguas ya tratadas van a un campo secundario para segunda purificación esta vez aeróbica y de allí se recogen aguas cristalinas que permiten ser utilizadas en el riego. No se contaminan aguas superficiales ni del subsuelo.

El eco baño tiene dos opciones. Por vivienda individual o por grupo de viviendas.

A lo anterior hay que agregar la dotación de agua de calidad y baño ecológico en instituciones educativas que en Perú rural son 51,594.

2. Centros poblados, capitales de distritos y capitales de consejos menores:

Si ya se cuenta con agua domiciliaria entubada, colocar en cada hogar el dispositivo de nano filtro para permitir que el agua de dudosa calidad pueda pasar a tener 100% de pureza. Es tecnología no convencional muy sencilla de instalar. Si acaso el agua tuviese contaminación de metales pesados, se agrega en cada hogar la instalación de filtros que eliminan esos agentes dañinos y garantizan agua purificada.

3. Perú urbano

En Lima principalmente y en todas las grandes ciudades que están en la costa, la situación es compleja, pero todo tiene solución.

Casi todas las viviendas sin agua fluida se ubican en zonas altas de la periferia de los distritos. Se requiere ubicar un punto donde se pueda captar agua. Hacer reservorios tipo los que tienen los edificios. Bombear hasta las partes altas. Así ocurre con edificios modernos de hasta 20 pisos o más. ¿Acaso esa tecnología no puede ser replicada para atender la urgencia de agua domiciliaria para familias pobres? Imaginemos centros de bombeo ubicados en batería cada 1,000 metros, para elevar el agua hasta la cumbre de los cerros. Colocar tanques elevados de gran capacidad en 3 ó 4 andenes de modo que sirvan para distribuir agua a todas las viviendas que estén debajo de cada andén y a su vez, desde allí re bombear para seguir elevando el agua hasta llegar a la cumbre de todos los cerros.

En Sierra Productiva, con innovación artesanal, en distritos como Huáncano y Humay en Pisco, en Carabamba en Julcán y en Tayacaja, hemos bombeado agua a 300 y 600 metros de altitud, con varios re bombeos, con una bomba eléctrica de medio caballo de fuerza. La bombita costó 150 soles y en Juliaca las fabrican por 50 soles. Esa experiencia, con mejor tecnología es perfectamente aplicable.

En el mismo ámbito, es perfectamente posible implementar la solución tecnológica denominada “desaladora de agua de mar”.[1] En el mundo existen 15 mil de estas plantas. Los países que más las utilizan son Emiratos Árabes, España y EEUU. Israel, en Ashkelon, tiene la planta más grande del mundo que produce 165 mil m3 por día.

En Perú tenemos una extraordinaria experiencia. Está cerca de Lima. En Chincha. La implementó la minera Milpo hoy llamada Nexa.[2] Transporta el agua de mar luego de que un proceso de ósmosis inversa la convierte en agua dulce, a una distancia de 60 Km que no son llanos porque se elevan hasta 3 mil metros de altitud para llegar al asiento minero Cerro Lindo. Nexa no capta ni un solo litro de las escasas aguas del distrito Chavín y por tanto no perjudica a hogares comuneros ni al uso agropecuario.

En Chile existe una planta en Atacama, en una zona llamada Caldera.[3] Capta agua del mar, le quita la sal por ósmosis inversa y distribuye agua dulce a tres destinos. A Caldera, que se ubica a 93.7 Km de distancia. Luego a Copiapó que está a 76.8 Km y finalmente a Tierra Amarilla que dista 90.3 Km. En suma, distribuye a una red cuya distancia suma 260.8 Km.

El mar en Perú está a muy poca distancia de las grandes ciudades que carecen de agua potable de alta calidad y la cumbre de los cerros donde existen viviendas es máximo la tercera parte de la que Nexa tiene en la mina Cerro Lindo.

¿Qué se requiere para concretar las soluciones planteadas?

  • Voluntad política firme.
  • Reingeniería de normativas tecnocráticas y burocráticas.
  • Reflexión profunda de las lecciones que nos plantea la terrible pandemia que el mundo padece estas semanas que tiene en el agua y el aseo frecuente lavándose las manos con jabón, la principal medida para romper la cadena de contagio del coronavirus.

Si se hiciera lo que aquí se plantea, resolveríamos de paso la anemia y la desnutrición, que tienen en el agua de pésima calidad el principal agente que causa infecciones estomacales agudas provocando entre 2 y 6 diarreas por año, con lo cual se pierden bruscamente micronutrientes que toma largo tiempo recuperarlos y a cada episodio se va mellando la capacidad inmunológica, debilitando a los seres humanos ante epidemias o pandemias como las que ahora ataca a la humanidad entera.

Estas soluciones debieran también ser puestas en prioridad para reactivar la economía, que sufrirá un bajón considerable.

Aunque somos muy escépticos por cómo el Gobierno y el Estado cierran puertas a Sierra Productiva, sería deseable que recojan experiencias validadas y abran las puertas a quienes tienen experiencia por haberlo hecho y saber hacerlo, que son los Yachachiq de Sierra Productiva, que pueden ser protagonistas de este cambio sustancial. El Estado, sus autoridades, sus tecnócratas y burócratas ¿tendrán altura de miras para disponerse a aprender de los que ya demuestran? Gigante reto en tiempos de coronavirus. Lampadia

[1] Desalación de agua de mar: así es como lo hacemos
https://www.youtube.com/watch?v=n8t9nU7wzLw

[2] Planta Desalinizadora de Cerro Lindo
https://www.youtube.com/watch?v=qH_MIPid33w

[3] Planta desalinizadora de agua de mar Atacama
https://www.youtube.com/watch?v=NrEbJqPOAk8




Buenas intenciones… pésimos resultados

Buenas intenciones… pésimos resultados

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 20 de marzo de 2020
Para Lampadia

En el Perú tenemos una gran cantidad de leyes. Demasiadas. Algunas – las menos – son buenas leyes. Las más, son leyes malas. Leyes fracasadas. Leyes – seguramente – bien intencionadas, pero que no lograron los objetivos para los cuales fueron promulgadas.

¿A qué leyes me refiero? La ley de regionalización es una de ellas. El país se ha atomizado en 25 feudos, sin ninguna capacidad de articulación a nivel nacional. Y poco – o nada – se ha logrado en materia de bienestar social… más allá de ex Gobernadores presos, obras inservibles, maltratos en hospitales públicos, pésimos índices de aprendizaje escolar, y corrupción a tope.

La ley de municipalidades es parecida. Los servicios municipales de agua, alcantarillado, limpieza pública, y tráfico vehicular – en todo el país – van de mal en peor. La diosa coima se ha impuesto en – prácticamente – todos los trámites para el otorgamiento de licencias municipales.

El proceso de planificación y desarrollo urbano es un caos. La autoconstrucción – y viviendas inacabadas – son el común denominador de todas nuestras ciudades. Incluso, muchos alcaldes y regidores son los capos de las mafias de invasiones y tráfico de tierras. Seamos sinceros. La ley de municipalidades es otro fracaso normativo peruano.

Pero hay más. La súper manoseada ley general del trabajo… por ejemplo. La más demagógica y populista de todas las leyes peruanas. La que ofrece el oro y el moro a los empleados y obreros del país. Aunque – en la práctica – haya marginado al 70% de los trabajadores peruanos. Pero más grave aún es que – a pesar de su fracaso – muchos políticos e intelectuales insistan en ella.                                                    

La ley forestal es – también – otro fracaso nacional. A los hechos me remito. A pesar de tener uno de los potenciales forestales más grandes del mundo – como es nuestra colosal Amazonía – exportamos apenas US$ 200 millones al año. Me refiero a productos forestales. Mientras que Chile – sin tener nada parecido a nuestra riqueza forestal – exporta US$ 7,000 millones al año. O sea… ¡35 veces más!

¿Y qué decir de las leyes que regulan los sistemas de control del Estado? ¿Y las que regulan los sistemas de compras y contrataciones en el sector público? Pregunto: ¿en qué galaxia estuvieron los funcionarios de la Contraloría General de la República (CGR) y del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) en los últimos años? ¿Cómo así se les pasaron – y se les siguen pasando – los descarados sobrecostos de las obras de infraestructura del Estado? Seamos sinceros. Las leyes en cuestión – o en todo caso, la CGR y el OSCE – también son un fracaso.

El hecho es que nuestras legislaciones de regionalización y de municipalización son un fracaso. La legislación laboral, igual. La legislación forestal ya sabemos… no pasa nada. Y la de los sistemas de control, y de compras y contrataciones del Estado… ya lo dije ¡se les escapan las tortugas!

No tapemos el sol con un dedo. Reconozcamos el fracaso de muchas leyes e instituciones de nuestro país. Si funcionan… bien. Pero si no… ¡para qué insistir en ellas! Mejor sería echarles tierrita.

Milton Friedman – premio Nobel de Economía 1976 – decía: “Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados”. ¡Cuánta verdad! Lampadia




¿Salud pública sin agua y con calles inmundas?

¿Salud pública sin agua y con calles inmundas?

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 13 de marzo de 2020
Para Lampadia

El Coronavirus es ya un problema mundial. Como se advirtió en su momento, el virus iba a salir de China y se propagaría en otras partes del mundo. Incluso en nuestro país. Pues bien, eso es exactamente lo que ha sucedido.

No obstante, algunos especialistas sostienen que el Coronavirus no es tan grave como se dice. Como que hay personas infectadas que lo confunden con un simple resfrío. Incluso, algunos portadores son asintomáticos. O sea, ni siquiera sienten malestar alguno. El porcentaje de mortalidad es bajo… 1 a 3%. Pero la prensa y la política – salvo honrosas excepciones – han magnificado el problema. ¿Qué se traerán bajo la manga?

El hecho es que – frente al Coronavirus – la acción preventiva más recomendada es el lavado de manos. Nada de tratamientos hospitalarios complejos, ni cosas por el estilo.

– Muy sencillo – se podría decir. – Lavémonos las manos, quedémonos en casa… y santo remedio –. Pero no. Resulta que muchos peruanos no tienen agua en sus domicilios ni para lavarse las manos. Peor aún… los servicios higiénicos de muchas escuelas y hospitales públicos tampoco tienen agua. Incluso, están inmundos. Lo mismo sucede en muchos mercados donde concurren grandes multitudes. Entonces – tanto o más grave que el Coronavirus – nuestro problema es la falta de agua para lavarnos las manos.

Ahora bien ¿quiénes son los responsables de suministrar agua a la población? Respuesta: las empresas municipales de agua y saneamiento. O sea, las municipalidades del país.

¡He ahí el problema! La gran mayoría de municipalidades provinciales y distritales NO están capacitadas para brindar un servicio tan vital como el agua potable y el alcantarillado. Tampoco están capacitadas para recoger la basura de nuestras calles, o para ordenar el tráfico vehicular en nuestras ciudades. Entonces ¿qué podemos esperar de nuestras empresas municipales en materia de agua y saneamiento? Ciertamente… NADA. Repito… ¡he ahí el problema! ¡No tenemos agua!

Dicho sea de paso, la epidemia del Dengue – que en opinión de muchos es tanto o más grave que la epidemia del Coronavirus – también se está propagando por falta de agua. Efectivamente, como el suministro de agua domiciliaria no es continua, la gente recurre a baldes o cilindros caseros para almacenar el agua, y disponer de ella en los momentos en que se corta el servicio. Pero ¿dónde y cómo se propagan los zancudos portadores del virus del Dengue? Precisamente, en el agua de los recipientes en cuestión, donde los zancudos ponen sus huevos. ¡Cómo que las municipalidades no están íntimamente ligadas a la salud de la población!

De allí la propuesta de quitarle a las municipalidades fallidas las funciones de suministro de agua y desagüe, recojo de basura y tratamiento de residuos sólidos, y ordenamiento del tráfico vehicular. Básicamente, porque han fracasado. No sirven. La idea es constituir instituciones estatales autónomas – tipo BCR – altamente especializadas, las cuales se encargarían de dichos servicios, sin que la politiquería meta su cuchara… y lo eche todo a perder.

REFLEXIÓN FINAL: Tenemos Dengue porque no tenemos agua continua en nuestras casas. Tenemos Coronavirus – entre otras razones – porque no tenemos agua para lavarnos las manos. Pero no tenemos agua – y estamos rodeados de basura – porque tenemos municipalidades que no sirven para nada.

¿SOLUCIÓN? Se reciben sugerencias. Lampadia




Autonomías estatales buenas… y autonomías estatales malas

Autonomías estatales buenas… y autonomías estatales malas

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 28 de febrero de 2020
Para Lampadia

Empecemos por las buenas. El Banco Central de Reserva (BCR) es – por lejos – la mejor institución estatal del país. Incluso, internacionalmente se le reconoce como uno de los mejores bancos centrales del mundo. Los indicadores macroeconómicos peruanos – aquellos que dependen de la gestión del BCR – hablan por sí solos.

Inflación bajísima. Moneda local estable. Reservas internacionales sólidas y crecientes. Balanza comercial superavitaria. Impecable manejo de la deuda externa. Estadísticas transparentes y oportunas. Confianza total y absoluta. Eso – y mucho más – es el BCR del Perú. Un ejemplo de manejo público autónomo, íntegro, estable, súper profesional, y meritocrático. ¡Un orgullo nacional!

Al BCR ningún político lo puede tocar. Los ministros pueden entrar y salir del gabinete – incluso los de Economía y Finanzas – pero el BCR se mantiene firme y eficiente. Ni el Presidente de la República puede meter su cuchara en sus decisiones. Ya se imaginarán el hambre que le tienen algunos congresistas.

¡Qué diferencia con otras instituciones estatales autónomas que – realmente – están pal gato! Por ejemplo… muchos gobiernos regionales y municipales. Veamos a qué me refiero.

Agua potable y alcantarillado. Basura y residuos sólidos. Tráfico vehicular. Ahí van tres funciones municipales… fallidas. Salvo honrosísimas excepciones, las municipalidades de todo el país – sobre todo las distritales – han fracasado estrepitosamente en brindar esos tres servicios básicos: agua potable, limpieza pública, y tráfico fluido y seguro.

Y en el caso de los Gobiernos Regionales, la situación es parecida. Me refiero a las dos funciones principales de estas instituciones regionales autónomas, como son la salud y la educación de la población. Pregunto: ¿alguien podría decir que la salud pública va por buen camino? ¿O que los Gobiernos Regionales están mejorando la educación en al ámbito regional?

¡Nada que ver! La salud pública en todo el país va de mal en peor. ¡Corrupción a tope! Y la educación, igual. Los Gobiernos Regionales autónomos – también – han fracasado estrepitosamente. El fracaso regional es muy parecido al fracaso municipal. ¡No podemos tapar el sol con un dedo!

Ahora bien ¿por qué al BCR le va tan bien, y a los Gobiernos Regionales y Municipales les va tan mal? ¿Qué tiene el BCR que no tienen los demás? O al revés: ¿qué no tiene el BCR que tienen los demás? Y la respuesta se cae de madura: la política.

Efectivamente, la política, solo la política, y nada más que la política es la responsable del fracaso estrepitoso de los Gobiernos Regionales y Municipales en nuestro país. Ciertamente, me refiero a la mala política. A la política corrupta y clientelista. Esa es la causa del fracaso regional y municipal.

En realidad, todas las instituciones estatales dominadas por la política – de la mala – han fracasado. Ahí están los ministerios. La Policía y las Fuerzas Armadas. El Poder Judicial. Ahí está también el más grande fracaso del Estado peruano: el Congreso de la República. Ahí donde la política corrupta y clientelista se ha metido, ahí ha fracasado el Estado.

Aprendamos del BCR. Autonomía institucional, pero con profesionalismo, integridad y meritocracia. Carrera pública respetada y promovida. Cero injerencias políticas. Nada de militancias partidarias, clanes familiares y / o tarjetazos de recomendación. Al BCR sólo ingresan los mejores estudiantes de las mejores universidades.

¿Algún día aprenderemos? Lampadia




Agua que has de beber… no la dejes correr

Agua que has de beber… no la dejes correr

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 21 de febrero de 2020
Para Lampadia

El famoso refrán es al revés: “Agua que no has de beber… déjala correr”. En realidad, es una metáfora. Y como tal, no se refiere al elemento “agua”. Se refiere – más bien – a que cuando un asunto no sea de incumbencia de uno, lo mejor es no involucrarse en él. Dejar correr el agua, significa no meterse líos ajenos.

El presente artículo – en cambio – sí se refiere al elemento “agua”. Al agua que baja de la Sierra – todos los años – entre los meses de diciembre y abril… como ahora.

Aquí, el planteamiento es – precisamente – retener las aguas de lluvias, antes de que se pierdan en el mar. No dejarlas correr. Construir reservorios… miles de reservorios. Grandes, medianos y pequeños. Plantar bosques… miles y miles de hectáreas de bosques. Infiltrar los acuíferos de la Costa. En general, hacer todo lo que sea necesario para retener las aguas de lluvias, y disponer de ellas en los estiajes.

Es que todos los años – en los veranos – pasa lo mismo. Lluvias torrenciales en la Sierra. Y mucha agua en nuestros ríos… pero perdiéndose en el mar. Incluso causando huaicos e inundaciones en su recorrido. Y a sabiendas de que – pasado el verano – no tendremos agua ni para beber. Y menos aún para regar nuestros cultivos.

Ahora bien. Esto que parece de sentido común y evidente… pues no es tan así. En todo caso ¡qué poco hemos hecho al respecto! Al contrario, cuántos billones de metros cúbicos de aguas de lluvias hemos perdido – todos los años en el mar – ante la vista y paciencia de autoridades, empresarios, técnicos y ciudadanos en general.

¿Por qué no hemos hecho más reservorios – y plantado más bosques – en las partes altas y medias de nuestras cuencas? ¿Cuánta más agua tendríamos en los estiajes? ¿Cuántos huaicos e inundaciones habríamos evitado? Es evidente. Nuestros políticos no la ven. El tema no les interesa.

La Siembra y Cosecha de Agua – así se llama la tecnología – está probada y comprobada en la Sierra que compartimos Ica, Huancavelica y Ayacucho. Efectivamente, durante la gestión regional 2015 – 2018 construimos cientos de reservorios en las partes altas de nuestras cuencas y plantamos millones de árboles. Y los resultados fueron excelentes.

El problema es que el actual Gobernador Regional de Ica ha paralizado casi todos los proyectos y programas heredados de la gestión anterior. Incluidos, los de Siembra y Cosecha de Agua. Y por esos personalismos ridículos, el hombre ha malogrado la buena relación que – con tanto esfuerzo – habíamos construido entre iqueños y huancavelicanos. ¡Ay politiquería envidiosa y mediocre, cuánto daño nos haces a los peruanos!

Pero sigamos. ¿De dónde saldrían los recursos para financiar la construcción de reservorios y plantaciones forestales? Pues de un Canon Hídrico… similar al Canon Minero. En este caso, de los impuestos de las empresas agroexportadoras de la Costa. Pero para no repetir el fracaso del mal utilizado Canon Minero, el Canon Hídrico debería ser administrado por instituciones especializadas en proyectos de Siembra y Cosecha de Agua.

Nada de darles dinero a Gobernadores Regionales y / o Alcaldes Locales. Los recursos del Canon Hídrico deben invertirse – únicamente – en reservorios y bosques. No queremos que terminen en bolsillos de burócratas, consultores, o autoridades corruptas. Lampadia




Crónicas de unos maltratos anunciados

Crónicas de unos maltratos anunciados

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
Ica, 22 de noviembre de 2019
Para Lampadia

Viajar por el Perú es apasionante. No hay país en el mundo que nos iguale en prodigios naturales. Además, nuestra gente es encantadora. Sin embargo, las crónicas de maltratos estatales se repiten a lo largo y ancho de todo el país.

Esta semana – aparte de Lima – estuve en Moquegua, Tacna, Trujillo, Chincha y Pisco. Y claro… uno conversa con la gente y se entera de cosas. En Moquegua estuve en ese colosal local del Gobierno Regional que provoca – al menos, en mí – una indignación de aquellas. ¡Cómo es posible que hayan priorizado semejante monstruo cuando el servicio de agua potable para la población es tan deficiente!

El tema “agua” está muy presente en todos lados. Agua para la población. Agua para la agricultura. Desagües paupérrimos. Conflictos por el agua. El problema es que el tema gira en torno a la escasez del agua. O, a su mal uso. Sin embargo, el Estado hace muy poco al respecto. Por no decir, nada.

Pero también está el maltrato en los hospitales públicos. Será porque saben que en Ica mejoramos la atención a los pacientes sancionando a los médicos corruptos, pero lo cierto es que mucha gente me toca el tema. Colas de amanecida. Médicos que cobran por lo bajo. Robos de medicamentos. Equipos malogrados… adrede. Y cosas por el estilo.

Corrupción e indolencia; esos son los denominadores comunes de la salud pública en todo el país. Por eso pregunto ¿y el Ministerio de Salud? ¿Y la Superintendencia Nacional de Salud (SUSALUD)? No se oye padre. La salud pública en nuestro país está a merced de mafias. Mafias de la salud. El problema es que el Estado – al parecer – ha resuelto convivir con ellas.

Después está el tema de la corrupción en el Ministerio Público y en el Poder Judicial. Jueces que reponen a funcionarios corruptos. Fiscales que acogen denuncias maliciosas. Y los policías corruptos tampoco se quedan atrás. Y los alcaldes y gobernadores. Y los consejeros y regidores. Y los periodistas corruptos. Como dice la canción “y total corrupción hay en todos lados”.

En el VRAEM la policía brinda seguridad a los narcos. Eso me dijo un taxista en Trujillo. El taxista era un policía en retiro que había servido en el VRAEM. El detalle de su testimonio respecto de la emboscada que sufrió – él y su grupo – fue estremecedor. Pero nada tan impactante como las órdenes que recibía de sus superiores para garantizar la seguridad de las avionetas de los narcos.

Las mafias de las licencias de conducir están sueltas en plaza. Por S/. 500 tienes un brevete sin dar ningún examen… con todas las de la ley. Las licencias de construcción y de funcionamiento salen – si y sólo si – si te matriculas con unos billetes por lo bajo.

Hasta docentes universitarios corruptos aparecen en estas crónicas de unos maltratos anunciados. Si quieres que te apruebe, págame. Así opera el chantaje de maestros a alumnos en algunas universidades de nuestro país.

El aeropuerto de Lima no da más. ¡Una hora tuvimos que esperar en la pista de aterrizaje! ¡Dentro del avión… en tierra! Y todo porque no había mangas ni buses disponibles. Eso también se llama maltrato.

Y colorín colorado estas crónicas de maltratos ha acabado. ¡Por ahora! Lampadia




Ay SEDAPAL…

Ay SEDAPAL…

Carlos E. Gálvez Pinillos
Ex presidente de la SNMPE
Para Lampadia

En cualquier país civilizado del mundo que desee influir (educar) en el usuario respecto al consumo de agua o cualquier recurso escaso, se aplica reglas que induzcan al consumidor a tomar medidas correctivas.

Las medidas aplicables pasan por; precios escalonados que harían que el consumo en exceso pague un precio marginal alto que disuada a limitar el consumo. También es plausible el cobro de una tarifa por alcantarillado que te induzca a reusar el agua de los lavatorios y duchas para riego de jardines, por ejemplo, y con ello reducir la demanda de servicios de alcantarillado de la ciudad.

Por supuesto que, para poner en práctica estas reglas, la entidad prestadora de estos servicios está obligada a cumplir también reglas estrictas que eliminen malas prácticas y el abuso de su posición de dominio, tal como lo hace el monopolio de SEDAPAL.

En Lima, SEDAPAL ha instaurado la tarifa escalonada por consumo de agua: así, los primeros 20 m3 pagan S/ 1,499 por m3, los siguientes 30 m3 (de 20 a 50) pagan S/ 2,128 por m3 y el exceso sobre los 50 m3 paga S/ 5,438 por m3.  Y por alcantarillado, cobra sobre la misma gradualidad de volumen, S/ 935 por m3, S/1,309 y S/ 2,592 por m3.

Aquí tenemos que observar que la medición y oportunidad del volumen facturado es fundamental, pues los hábitos de uso de agua por ejemplo son normalmente muy estables y una variación en magnitudes importantes, resulta absurdamente anómalo y materia de autorregulación del proveedor del servicio. Lo grave es que una alta variación en el reporte de consumo y facturación, hace que pases de una tarifa regular de escalas menores, no facturada en un mes, a otra de castigo facturada al mes siguiente. Se ha verificado que, de un mes a otro, cambian el volumen facturable de 1 a 4 veces, que vuelve a reducirse al subsiguiente para multiplicarse nuevamente en los posteriores.

Adicionalmente debemos resaltar que, SEDAPAL no ha instalado medidores de flujo de desagüe para facturar el alcantarillado y la pregunta es: ¿Cómo adoptar una medida correctiva para minimizar el uso de alcantarillado y evitar que SEDAPAL esquilme a los usuarios por un servicio no usado?

En la ciudad de Lima no hay disponibilidad de agua de regadío para riego de jardines y consecuentemente se usa agua potable para este propósito, por lo tanto, si el volumen facturado por alcantarillado es el mismo que el de suministro, te están robando al cobrar por alcantarillado (servicio no brindado), hasta casi el doble del precio facturable por el agua que consumes, usada, insisto, en regar jardines.

En esencia, el regulador de SEDAPAL debe normar que las prácticas en las mediciones y aplicación de precios, permitan al usuario en su calidad de “agente económico racional”, adoptar medidas correctivas que le permitan optimizar sus decisiones económicas y que beneficie a la ciudadanía en su conjunto en la disponibilidad y uso de un recurso escaso como el agua y el sistema de alcantarillado.

Lo antes dicho debe forzar a esta entidad a evitar el abuso de su posición dominante de mercado, en su calidad de monopolio y rectificar sus malas prácticas.

Ay SEDAPAL, por qué te portarás tan mal! … y LA SUNASS, bien gracias. Lampadia




Ucayali y las carencias de lo básico

Fernando Cillóniz B.
CILLONIZ.PE
4 de octubre de 2019
Para Lampadia

Recorrer el Perú es apasionante. Pasar del frío chalaco al bochorno pucallpino – después de un vuelo de unos cuantos minutos – es extraordinario. Igual de extraordinario es el contraste entre la aridez del desierto costero y la exuberancia de la selva amazónica. ¡Una maravilla!

El problema – ¡cuándo no! – está en el Estado. Mejor dicho… en los servicios que el Estado debería brindarnos a todos los peruanos. A pesar de estar rodeada de agua, mucha gente de Pucallpa – y alrededores – no tiene agua potable. Y tampoco, desagüe. Y menos, sistemas de tratamiento de aguas servidas.

Algo parecido pasa con la basura. La Municipalidad de Coronel Portillo – léase Pucallpa – hace bien su labor de recojo. Pero Pucallpa no tiene una planta de tratamiento de residuos sólidos. ¡Pobre Río Ucayali! ¡Pobre Yarinacocha! ¡Pobre flora y fauna ucayalina! ¡Pobres poblaciones ribereñas… aguas abajo de Pucallpa! Vivir en medio de la inmundicia es terrible.

La situación de la salud es también deplorable. Los ucayalinos dicen que el mejor hospital de la región es LATAM. O sea, el avión que los saque de Ucayali lo más rápido posible. Como se ve, los charapas tienen humor de sobra. Efectivamente, son encantadores.

Pero el problema es muy grave. El Gobierno está construyendo un hospital enorme en Pucallpa. La pregunta es ¿cómo van a operar semejante mastodonte? Si no pueden con el hospitalito que tienen actualmente ¿se justificaba un nuevo hospital tan enorme? Pero eso no es todo. El Gobierno Regional está construyendo un enorme edificio para el confort de su frondosa burocracia. ¡Oh dios soborno, cuánto daño nos haces a los peruanos!

Educar a niños en provincias tan distantes como Atalaya y Purús es misión imposible. Los maestros tardan días enteros para llegar a sus escuelitas. ¿Porqué no desarrollar sistemas de educación virtual… vía Internet? Eso se preguntan los ucayalinos. Lo cierto es que están en el fondo del ranking educativo a nivel nacional.

La Carretera Central – hace tiempo – colapsó. Los tiempos, las interrupciones, los accidentes, y los costos de transporte hacen poco competitivas a las empresas locales.

El Puerto de Pucallpa está inoperativo por el cambio del curso del río Ucayali. Se requiere un sistema de dragado que mantenga al río en su curso original. Sin embargo. el Expediente Técnico del diseño del servicio de dragado ha sido observado. O sea… “pasarán más de mil años, muchos más…”

Por último, está el tema de la inseguridad. La tala ilegal, el narcotráfico, la minería ilegal – entre otras plagas de la humanidad – han atraído a muchos malandrines a la región. Y eso – a su vez – ha propiciado una gran corrupción a todo nivel. El tema de conversación más recurrente en los cafés y plazas de Pucallpa es la carcelería de sus ex gobernadores regionales y alcaldes.

A lo que quiero llegar es que el Perú está en deuda con la Amazonía. Un plan nacional de desarrollo integral para la región. ¡Eso es lo que piden nuestros hermanos charapas! Un plan que incluya objetivos y metas concretas; financiamiento público y privado; nuevas leyes e instituciones, porque las actuales han fracasado. Un plan integral bien hecho. Pero que se traduzca en hechos… y no palabras.

¡Eso – y mucho más – es lo que merece nuestra Amazonía! Lampadia