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La agricultura en un mundo de 9,000 millones de personas

La agricultura en un mundo de 9,000 millones de personas

No sólo enfrentamos a una población mundial en rápido crecimiento (las Naciones Unidas predice que para el 2050 seremos 9 mil millones de personas), sino que también la esperanza de vida será mucho mayor. Este implica un importante crecimiento de la producción de alimentos. Los agricultores de todo el mundo se enfrentan a un gran reto: producir más con menos recursos y ser sostenibles. 

La producción de alimentos del mundo necesita duplicarse en los próximos 35 años, con un 50% menos de uso de tierra y recursos naturales. Según la WWF, los agricultores con mejor rendimiento del mundo son aproximadamente 100 veces más eficientes que los menos productivos, siendo los últimos responsables de la mitad del impacto ambiental. Los sistemas más eficientes y de alto rendimiento usan menos ‘inputs’ por kilogramo de producto final y generan menos emisiones. La cantidad de terreno utilizado es menor, dejando más espacio para la naturaleza, la urbanización y la recreación.

¿Cuál es la clave del éxito? Los avances tecnológicos. Es la única manera que la producción de alimentos pueda aumentar en un 70% para el año 2050 (meta trazada por la FAO para lograr abastecer la gran demanda de alimentos), y esto tiene que ser logrado a pesar de la limitada disponibilidad de tierras cultivables, la creciente necesidad de agua dulce (la agricultura consume el 70% del suministro de agua dulce del mundo) y otros factores menos predecibles, tales como el impacto del cambio climático, que, según un informe reciente de la ONU, podría dar lugar, entre otras cosas, a cambios en los eventos de temporada en el ciclo de vida de plantas y animales.

En las últimas décadas, ya hemos logrado avanzar en la producción de alimentos. Como se puede ver en los gráficos inferiores, hemos mejorado en nivel de nutrición adecuada y disminuido en desnutrición en los últimos quince años. Tenemos que continuar esta tendencia, pero ahora considerando un menor uso de tierra y una cantidad aún mayor de personas.

La mejor manera de abordar este dilema es aumentando la calidad y cantidad de la producción agrícola mediante el uso de tecnologías para hacer granjas más “inteligentes” y más conectadas a través de la llamada “agricultura de precisión”, también conocida como la “agricultura inteligente” (smart agriculture). Lo que necesita es un gran salto de productividad en el campo.

Es algo que ya está sucediendo. Empresas agrícolas recogen grandes cantidades de información de rendimiento de los cultivos, mapean los suelos, utilizan fertilizantes, datos meteorológicos, maquinaria, etc.

Sin embargo, en el futuro, la agricultura inteligente irá un poco más lejos. Desde máquinas de ordeño automático hasta drones para analizar la data, los observadores de la industria dicen que la tecnología está volviendo a la agricultura más precisa y eficiente. De acuerdo con Tractica (una empresa que se centra en el análisis de la interacción humana con la tecnología), el mercado mundial de robots agrícolas se incrementará de US$ 3 mil millones en 2015 hasta US$ 74 mil millones de dólares en 2024.

Y es que los robots están comenzando a transformar la agricultura en EEUU, arando y cortando los pastos autónomamente vía la llamada agricultura de precisión, un enfoque basado en los datos de los cultivos, siembras y cosecha. Según el último informe del Bank of America Merrill Lynch Global Research, en los próximos 10 años, los robots podrían convertirse en los principales granjeros.

En Japón, ya se está implementando la primera granja completamente robotizada del mundo y estará lista el próximo año. La cuarta revolución industrial permitirá que, pronto, una sola fábrica produzca más de 30,000 cabezas de lechuga todos los días, con 98% menos de agua, un 30% menos de energía y 50% menos participación de los seres humanos.

Esta granja, desarrollada por una empresa llamada Spread, será capaz de cosechar cultivos en cantidades nunca antes vistas. En el interior, utilizará lámparas LED en lugar de luz solar y almacenará las plantas en bastidores verticales, permitiendo que el crecimiento del cultivo sea más fácil de controlar y más productivo (con tecnologías similares a las de los cultivos hidropónicos). Con una automatización completa, la granja aumentará su producción de lechuga a 30,000 cabezas por día. La instalación también proporcionará beneficios ambientales como el reciclaje del agua utilizada y costes laborales reducidos. Spread espera exportar su tecnología a todo el mundo en un futuro próximo.

Un último punto, menos tecnológico pero igual de revolucionario, es un proyecto de ley en Francia (diciembre 2015) en el que se obliga a los supermercados de más de 400 metros cuadrados a donar la comida que descartan para bancos de alimentos, alimentación animal o abonos. El objetivo final es reducir la mitad de los desperdicios al 2025.

Aproximadamente un tercio de los alimentos producidos en todo el mundo se desperdician: hogares (42%), industria alimentaria (39%), restaurantes y servicios alimentarios (14%) y comercios y distribución (5%). Esto es teóricamente alrededor de cuatro veces la cantidad de alimentos necesarios para alimentar a más de 800 millones de personas que sufren de hambre. (Ver video sobre la gesta contra los desperdicios)

En el caso del Perú, nos hemos convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo y nuestras agroexportaciones crecieron a un promedio de 16% anual entre 2005 y 2015 (ver gráfico inferior). Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del país, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país. 

El desarrollo de la agricultura en el Perú es un segundo brazo de la revolución de la gastronomía, pues sin nuestros ingredientes locales, esta no podría haber llegado a generar una oferta tan singular y valiosa. Por eso, es importante apoyar a este sector que tiene tanto potencial. Además, se podrían aprovechar los avances tecnológicos que están cambiando la industria y las tendencias del futuro.

En el Perú, ya hay desarrollos empresariales que ofrecen sistemas de agricultura de precisión, lo que conllevará a la reducción de costos debido a una menor utilización de elementos químicos como fertilizantes. Esto podría ser el comienzo de un repotenciamiento del sector agrícola, reflejando una mayor competencia e innovación que el modelo de escala industrial que ha dominado durante décadas.

Sin embargo, aún subsisten millones de campesinos en la sierra rural que aún no han podido adoptar las tecnologías del siglo XX, como el riego tecnificado y, por lo tanto, su productividad sigue siendo muy baja. En esencia, un campesino de un minifundio alto-andino solo dispone del secano (la lluvia) para regar sus tierras. Ésta se produce en promedio durante tres meses del año y logra un pobrísimo crecimiento de los pastos naturales de solo 5 cm. anuales, con el que solo se puede alimentar a animales famélicos, con la consiguiente debilidad de su cadena productiva. A lo cual hay que agregar su imposibilidad de integrarse a los mercados que demandan productos de buena calidad, permaneciendo básicamente en una agricultura de subsistencia o teniendo que migrar temporalmente para trabajar fuera de sus tierras y completar sus ingresos.

Esta tragedia se resume en las siguientes palabras: Baja productividad agrícola.

Sierra Productiva

Sin embargo, por más que vaya a parecer increíble, en el Perú se han desarrollado programas privados como el de: ‘Sierra Productiva’ que permiten superar todas las debilidades explicadas líneas arriba: El programa aprovecha las diversas fuentes de agua que abundan en la sierra para cosecharla en reservorios familiares. Se apoya en las pendientes para generar presión de agua. Instala riego por aspersión. Reemplaza los pobres pastos naturales por cuatro variedades de pastos cultivados que, con el riego permanente, dan hasta cinco cosechas de un metro al año (pasando de 5 cm a 5 metros, hasta 100 veces más). Esto dispara la productividad del predio de forma extraordinaria y permite desarrollar todas las cadenas productivas aparentes para cada zona. La abundancia de productos de buena calidad facilita la integración comercial de los agricultores. Finalmente se logra un salto cualitativo en la calidad de vida de los campesinos y en su autoestima, algo tan importante como su mejora socio-económica. Además, los costos del programa son bastante reducidos.

¿La pregunta del millón es y por qué no se ha multiplicado este programa?

Pues por la irresponsabilidad de los gobiernos peruanos del nuevo siglo, período de desarrollo del Programa de Sierra Productiva (SP). Desde inicios de siglo, los gobiernos de Toledo, García y Humala, han ‘perdido’ la oportunidad de sumarse a esta iniciativa, que de manera privada ya ha llegado a más de 60,000 unidades familiares. Pero hay más de un millón de familias esperando desarrollos de este tipo, las que mientras tanto han sido incorporadas a programas asistencialistas de reparto de dinero, que además de todos sus vicios, destruye la dignidad de esta maravillosa gente, que cuando pasan al siglo XVI al siglo XX se convierten en los ciudadanos más sanos y entusiastas del país. En el gobierno actual se creó en el MIDIS, el programa Haku Wiñay (Mi Chacra Emprendedora), un remedo de SP de muy reducido impacto.

Como hemos visto, el futuro de la alimentación de los seres humanos depende del aumento de productividad que se pueda lograr aplicando nuevas tecnologías. Estas deben ser incorporadas a nuestra exitosa agricultura moderna. Pero además, debemos hacer el salto del siglo XVI al siglo XX para los campesinos alto-andinos con las tecnologías tradicionales de riego y otras completamente amaestradas. Esperamos que el próximo gobierno apoye el desarrollo del programa de Sierra Productiva, una excelente iniciativa que podría potenciarse en la modalidad de una APP (asociación público privada). Hasta ahora, solo el partido de Fuerza Popular ha anunciado su intención de desarrollarlo. Lampadia




La agricultura peruana tiene un gran futuro

La agricultura peruana tiene un gran futuro

El Perú se ha convertido en una de los diez primeros países proveedores de alimentos en el mundo y su agricultura creció a un promedio de 3.2% anual entre 2011 y 2014. Este sector se ha convertido en una de las principales actividades económicas que impulsan el desarrollo del Perú, acompañando a la minería en la generación de empleo formal rural y divisas para nuestro país.

La exportación de frutas y hortalizas frescas a lugares tan distantes como la China, es una actividad muy sofisticada, con altísimo contenido de tecnología y valor agregado. Hasta hace relativamente pocos años, los alimentos frescos solo viajaban entre países limítrofes. Uno de los pioneros en exportarlos a grandes distancias fue Chile, del que empezamos un proceso de aprendizaje desde los años 90. Poco a poco fuimos adoptando la tecnología y creando nuestros propios desarrollos para aprovechar las condiciones naturales favorables de nuestro territorio. Chile era el mayor exportador de espárrago fresco hasta que el Perú lo desplazó del mercado, hoy exportamos nuestro espárrago a Chile. Con la exportación de uva fresca está por suceder algo similar.

Este gran desarrollo significa una importante diversificación de nuestras exportaciones y la creación de pleno empleo en varias regiones. Empleo formal, con seguro de salud y demás beneficios laborales en el sector rural. El fenómeno ha transformado la costa peruana, generando incluso un crecimiento del área agrícola muy importante. Ver en Lampadia: La verdad sobre la concentración de la tierra. Pero no se ha quedado en la costa, además, la sierra viene incorporándose al proceso de manera importante. Por ejemplo, el éxito de la quinua peruana en los mercados internacionales es el pasaporte para el desarrollo exitoso de la exportación de los demás granos andinos y mañana de los tubérculos y raíces. Ver en Lampadia: La Quinua lleva a la sierra a los mercados globales y al desarrollo.

Además, la agricultura familiar es muy importante para el país, dado que produce el 70% de los alimentos que consumimos los peruanos. Es importante darle atención a los pequeños productores y a los productos autóctonos, quienes han transmitido de generación en generación sabiduría y técnicas para desarrollar sus productos, muchos de ellos medicinales, para una alimentación sana. Por este motivo fuimos el primer país en Latinoamérica que valorizó la cocina autóctona, llevándonos a la cima de la gastronomía mundial.

Una de las características más importantes de esta pequeña agricultura, ubicada principalmente en el ande peruano, es que da empleo al 79% de la Población Económicamente Activa (PEA) del sector agropecuario. Asimismo, las unidades agrarias menores a 10 hectáreas son más de un millón y medio del total o un 90% del territorio agrario, sin embargo no cuentan con suficiente apoyo gubernamental que las integre de manera más eficiente a las cadenas de valor.

El desarrollo de la agricultura en el Perú es un segundo brazo de la revolución de la gastronomía, pues sin nuestros ingredientes locales, esta no podría haber llegado a generar una oferta tan singular y valiosa.

Por eso, es importante apoyar a este sector que tiene tanto potencial. Además, se podrían aprovechar los avances tecnológicos que están cambiando la industria y las tendencias del  futuro.

Durante años, las tecnologías usadas para la producción de los alimentos más importantes eran basadas en el tamaño de escala. Respondían a la pregunta: ¿Cómo podríamos alimentar a una población en rápido crecimiento con menores gastos? Al hacer todo lo más grande posible: los alimentos cultivados en las granjas (gigantes) eran vendidos por las grandes corporaciones mundiales a las cadenas de supermercados.

 

Sin embargo, muchas de las tecnologías alimentarias de hoy parecen estar moviéndose en la dirección opuesta, hacia métodos y productos que son más económicos para las granjas pequeñas. Esto no significa el fin del “Big Food”, dado que se proyecta que la población del planeta alcance los 9.6 mil millones de personas para el año 2050, y la agricultura y la producción de alimentos todavía tiene que crecer más para alcanzar una escala masiva, con la ayuda de la tecnología y la investigación innovadora. Sin embargo, las tecnologías, incluyendo sensores de bajo costo, dispositivos móviles y análisis de data, han ayudado a una creciente variedad de empresas de alimentos, minoristas y productores a reducir sus costos y competir en muchos mercados especializados.

Estas tecnologías de software y análisis de datos podrían hacer que la agricultura sea más asequible para las operaciones de todos los tamaños. Hoy en día cada tractor de marca ‘John Deere’ viene equipado para proveer información de manera inalámbricasobre dónde se encuentra, qué ha sembrado, y más. Al combinar esta información con los datos generados por sensores de suelo y los informes del tiempo, los agricultores podrían encontrar maneras de utilizar el agua, las semillas y los fertilizantes de forma más eficiente, reduciendo sus costos lo suficiente para cubrir la inversión en tecnología, mejorando sus rendimientos.

Los productores de ganado a pequeña escala han sido algunos de los primeros partidarios del “Vital Herd”, una tecnología que mide y transmite información importante de la salud bovina cada 15 minutos: los latidos cardiacos, la respiración, la temperatura, etc. Hoy en día la salud de la manada se controla en gran medida por la observación de los agricultores. Pero con este nuevo flujo de datos, ellos podrían identificar un animal enfermo antes de que se propague la enfermedad, reduciendo así al mínimo el uso de antibióticos.

Estos avances han proliferado mucho en los Estados Unidos con el aumento de las redes inalámbricas en regiones agrícolas y la popularidad de los teléfonos inteligentes que pueden entregar información a los agricultores que trabajan en el campo. Los principales fabricantes de tractores están incluyendo cientos de sensores de bajo costo en sus equipos, por lo que es posible recoger datos como la topografía y la ubicación y profundidad de cada semilla plantada.

Los drones y los satélites más pequeños también prometen continuar con la generación de  datos por lo que es cada vez más posible capturar imágenes frecuentes y de alta calidad de pequeñas secciones del campo, a un costo mucho más bajo que la fotografía tradicional de un avión pilotado.

En el Perú, la ya hay desarrollos empresariales que ofrecen sistemas de agricultura de precisión, lo que conllevará a la reducción de costos debido a una menor utilización de elementos químicos como fertilizantes.

Esto podría ser el comienzo de un repotenciamiento del sector agrícola,reflejando una mayor competencia e innovación que el modelo de escala industrial que ha dominado durante décadas. Si se adoptasen estas tecnologías, junto con un programa de apoyo para facilitar procesos de desarrollo de capacidades de la pequeña producción campesina, como el de Sierra Productiva, se podría avanzar muchísimo, ya que, según el Censo Nacional Agropecuario del 2012, solo el 10% de los productores agropecuarios recibieron asistencia técnica, asesoría empresarial o capacitación.

Aprovechemos la oportunidad de mejorar exponencialmente la agricultura peruana en todos sus formatos. En vez de seguir repartiendo dinero a ciegas (la ministra del sector asistencial dice que no conocen los resultados de sus programas. Ver en Lampadia: En el 2011 se dio el Punto de Inflexión de nuestro Desarrollo), concentrémonos en asistencia técnica al pequeño productor para traerlo a los mercados que les permitan superar su pobreza. En vez de reinventar los desarrollos privados malogrando su efectividad, apoyemos programas como el de Sierra Productiva en una alianza entre el Estado y el pequeño agricultor, que hasta ahora no se concreta. Lampadia