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Cambio estructural en las relaciones entre Ejecutivo y Congreso

Cambio estructural en las relaciones entre Ejecutivo y Congreso

Jaime de Althaus
Para Lampadia

En las últimas semanas se ha producido un cambio estructural en la relación entre el Ejecutivo y el Congreso: Fuerza Popular ha desaparecido como fuerza beligerante y opositora, ha declarado su voluntad de concertar una agenda de reformas, y, por lo tanto, ha abierto la posibilidad de iniciar una era de colaboración con el Ejecutivo. Se ha pasado de la confrontación a la cooperación.

Para que dicha agenda de reformas pueda concretarse, sin embargo, el Ejecutivo tiene que resolver sus contradicciones internas y el Presidente tiene que aprender a pasar de la confrontación a los acuerdos y la gestión como estrategia de gobierno.

Este cambio estructural en las relaciones entre ambos Poderes, de la mayor importancia, no ha sido registrado cabalmente por la opinión pública, que no está debidamente informada por los medios nacionales, y que en los ambientes más politizados permanece incrédula. Pero es real.

El miércoles pasado la bancada de Fuerza Popular junto con todas las bancadas menos las de izquierda, presentó una moción de orden del día para conformar una “Comisión especial de reformas de interés nacional, diálogo y consenso parlamentario” (ver recuadro). Dichas reformas, de acuerdo a la información que tenemos, incluyen la reforma laboral, algo que hasta hace poco era un tema tabú no solo para Fuerza Popular sino para todas las bancadas y para el propio gobierno. De hecho, un par de semanas atrás el congresista Miguel Torres declaró a El Comercio: “buscaremos una reforma laboral para reducir las exigencias de hoy e involucrar a trabajadores informales dentro de la formalidad”.

Es claro, entonces, que el tono del Congreso ha cambiado notoriamente, lo que significa que están dadas las condiciones para un conjunto de acuerdos que permitan:

  • Resolver el problema creado por el posible NO a la cuarta pregunta del referéndum (sobre la bicameralidad), sea llegando a un acuerdo para que el Congreso modifique los cambios introducidos en la cuestión de confianza a cambio de que el presidente restablezca su apoyo a la bicameralidad antes del referéndum o, en su defecto, se pueda, luego del referéndum, llevar a cabo la reforma constitucional vía dos legislaturas ordinarias, con el apoyo político del Presidente, siempre y cuando se explique antes que el NO que promueve no es a la bicameralidad sino a las modificaciones introducidas a la cuestión de confianza.
  • Conformar una comisión de expertos para recomendar el conjunto de reformas políticas necesarias a fin de mejorar la gobernabilidad y reconstruir el sistema de partidos y los canales de representación.
  • Aprobar los proyectos de ley enviados por el Ejecutivo que reforman el sistema judicial y profundizar dicha reforma con la redefinición del rol de la Corte Suprema y otras normas.
  • Que el Ejecutivo observe la ley de negociaciones colectivas en el Estado, que es una verdadera bomba de tiempo fiscal, y el Congreso no insista. Y contener, en general, otras iniciativas populistas.
  • Elaborar una agenda de leyes y reformas indispensables para mejorar la competitividad y la productividad del país y reanimar la inversión privada en todos los sectores de la economía. Entre ellas, tendríamos, entre otras:
    • Las reformas laborales, que se verían facilitadas, además, por la renovación del Tribunal Constitucional en junio del 2019, que puede permitir el cambio de la sentencia del 2001 sobre la reposición obligatoria en el puesto de trabajo
    • La reforma tributaria: simplificación de regímenes y reducción de exoneraciones
    • Ley para darle carácter permanente a los regímenes agrario, forestal y acuícola y extenderlos a otros sectores manufactureros exportadores sujetos a demanda cambiante e intensivos en mano de obra
    • La ley de hidrocarburos.
    • Ley para profundizar la eliminación de regulaciones contraproducentes
    • Ley que permita resolver las trabas, dificultades y cuellos de botella en la ejecución de infraestructura estratégica para el desarrollo del comercio exterior e interior. 
    • Incentivar la innovación en las empresas y favorecer la inmigración de científicos extranjeros.
  • En esa línea, derogar los excesos cometidos en los decretos legislativos tributarios en los temas de anti elusión y responsabilidad penal de los directores.

La contradicción interna del Ejecutivo

El Ejecutivo tiene que aprovechar el cambio en la actitud del Congreso para proponer dicha agenda de reformas a favor de la competitividad del país. Para eso, sin embargo, tendrá que resolver la contradicción interna que lo inmoviliza:

  • La que se da entre los ministros vinculados a la economía y la producción de un lado, y el ministro de Trabajo del otro, y que se manifiesta claramente en las diferencias existentes entre los lineamientos del Plan Nacional de Competitividad publicado hace unos meses
  • Las declaraciones y regulaciones que emanan del ministerio de Trabajo
  • Las expresiones del ministro de Justicia en el sentido de revisar integralmente la Constitución incluyendo el capítulo económico, para hacer posible una mayor presencia del sector público.

Esas contradicciones deberán resolverse en el Plan Nacional de Competitividad propiamente dicho que se publique en los próximos días. De lo contrario, no será posible avanzar, por ejemplo, en las reformas laborales, salvo que el Congreso las apruebe por su cuenta.

Si el Plan Nacional de Competitividad contiene un programa de reformas claro que le permita a nuestra economía recuperar tasas altas de crecimiento y volver a reducir los niveles de pobreza –para lo cual debería incorporar las propuestas del Consejo Privado de Competitividad-, debería ser el propio presidente de la República quien presida el Consejo Nacional de Competitividad y lidere personalmente la ejecución de ese plan.  

De la confrontación a los acuerdos y la gestión

Una segunda pregunta, en ese sentido, es si el Presidente Vizcarra está preparado para adaptar su estrategia política a la nueva situación, es decir, pasar de la confrontación a los acuerdos y la gestión. Como sabemos, el Presidente ha conseguido un incremento notorio de su popularidad enfrentando al Congreso, e implícitamente a Fuerza Popular. Pero Fuerza Popular ya ha sido completamente anulada como oposición belicosa, de modo que el Presidente ya no tiene, en ese terreno, con quién confrontar. Su triunfo, en ese sentido, ha sido absoluto. Tiene ahora que pasar de la confrontación a los acuerdos y a la gestión eficiente de los servicios públicos, lo que es más laborioso y menos rentable políticamente si no se hace bien.

Para mantener los niveles de aprobación que ha conseguido, entonces, tendría que buscar, por así decirlo, nuevos “enemigos”, con la diferencia que esos enemigos son menos visibles y personalizados que el Congreso o los congresistas. Esos enemigos son los problemas del país. Podría enfrentarlos con el formato de una cruzada, para darle a la gesta un tono populista, pero al servicio de la reforma y la eficiencia. Esos enemigos podrían ser:

  • La corrupción, por supuesto
    • Destapando casos en los gobiernos regionales o locales o en entidades del gobierno central, y dándoles publicidad.    
    • Promoviendo una campaña de denuncias de los usuarios del Estado, pero para ello se necesitaría que el sistema de denuncias estuviera organizado, y aun no lo está.
  • La inseguridad, supervisando en el terreno el funcionamiento de Barrio Seguro, Vecindario Seguro y los Comités de Seguridad Ciudadana presididos por los alcaldes, llamando la atención a los alcaldes que no los convoquen, por ejemplo, y a los comisarios que no se integren con la comunidad.
  • La anemia, viajando al interior para constatar los esfuerzos y llamar la atención al funcionario que no esté cumpliendo su tarea en la estrategia contra ese mal.
  • La mala atención y corrupción en servicios de salud, retomando la reingeniería del SIS que comenzó a aplicarse el 2017 y fue luego abandonada, y supervisando que se ejecute adecuadamente, y denunciando casos de corrupción en el sector.

De lo que se trata es que el Presidente aproveche sus viajes al interior no para inaugurar obras sino para liderar y supervisar la transformación de los servicios básicos del Estado en servicios eficientes, acompañado de un aparato de comunicación que le permita crear una mística de cambio.

Fuera de eso, el Presidente debe conducir personalmente dos grandes procesos estratégicos. Uno es el que ya hemos mencionado: la ejecución del Plan Nacional de Competitividad, si es que este realmente contiene las reformas que hay que hacer para mejorar la productividad de la economía peruana. Como parte de esta labor, resulta fundamental devolverle eficiencia a la inversión pública y público privada, es decir, al desarrollo de la infraestructura, hoy muy afectada por diversos problemas y por el temor de los funcionarios a tomar decisiones derivado de la persecución arbitraria e injusta que en muchos casos han sido objeto por parte de la Contraloría y de comisiones investigadoras del Congreso. 

Y el segundo es la gran reforma del sistema judicial, presidiendo el Consejo Nacional para la Reforma del Sistema de Justicia, que será aprobado por ley próximamente. Para que la promesa de alcanzar un sistema de justicia moderno, eficiente y limpio se haga realidad –lo que sería un cambio extraordinario- se requiere que el Presidente asuma con la mejor asesoría posible el liderazgo de ese proceso.

Más allá del ruido judicial existente, que afecta la credibilidad de la clase política, lo cierto es que están dadas las condiciones para alcanzar acuerdos fundamentales que conduzcan a un Estado de Derecho en el que impere la ley y a recuperar tasas altas de crecimiento y reducir apreciablemente la pobreza. El Ejecutivo ya no tiene obstáculos en el Congreso para este fin. Lampadia




Trump desata dañina ‘Guerra Comercial’

Tal como amenazó en su campaña electoral, Donald Trump inició la imposición de acciones comerciales y regulatorias que, lamentablemente, está iniciando una ‘guerra comercial’. La disculpa es China, el éxito de China y sus impactos, reales y aparentes, en la economía de EEUU.

Como se ve en el siguiente gráfico publicado por The Economist esta semana, análisis recientes confirman, como indicamos en Lampadia: Nuevas investigaciones sobre la desigualdad en EEUU, que la aseveración sobre el estancamiento de ingresos de la clase media de EEUU, es equivocada, o llanamente falsa. Según esta información, el ingreso medio real, habría subido en un 50% desde 1979, lo que le quita todo sustento al populismo desatado en EEUU y llevado al gobierno por Trump. (En los próximos días presentaremos esta información en detalle).

Según The Economist, 28 de marzo, 2018: Even if America wins concessions, worry. Donald Trump’s trade policy is economically muddled and politically toxic. (Incluso si EEUU gana concesiones, preocúpese. La política commercial de Trump es económicamente enlodada y políticamente tóxica):

“Los errores sobre la economía de Trump, explican porqué sus políticas son tan irresponsables. En lugar de juntarse con otros países [supuestamente] afectados para ejercer presiones legales a China, Trump a amenazado a sus aliados. En lugar de trabajar con las reglas establecidas en el sistema de comercio, que EEUU ayudó a crear, y que a pesar de sus imperfecciones, le ha servido bien, pasa por encima de ellas a voluntad. Es particularmente imprudente al afirmar que las tarifas al acero y aluminio se justifican por temas de seguridad nacional (una carta de excepción bajo las reglas de la OMC, que debe usarse con moderación). Si EEUU mete su nariz en la OMC, ¿por qué no lo harían otros?

El resultado de una guerra comercial entre EEUU y China sería el de un espacio global que deteriora sustancialmente las posibilidades de crecimiento de los países emergentes. Por ejemplo, según Bloomberg, las primeras escaramuzas han determinado una disminución de la cotización del cobre, del orden de 10%, cayendo por debajo de los US$ 3 por libra. En el caso del Perú, esto significa una disminución de ingresos por exportaciones mayor a un millón de dólares.

Por su lado, una reciente encuesta de McKinsey muestra que “los cambios en la política comercial son las causas más citadas como riesgo del crecimiento global, el doble de veces que en la encuesta anterior”: 

El último evento de proteccionismo de Trump es en relación a las importaciones de acero. Efectivamente, las exportaciones de los excedentes de acero de China, han afectado severamente el mercado global. Esto tiene impactos en industrias pesadas en muchas partes del mundo, incluyendo al Perú, y lamentablemente hasta ahora no se ha podido llegar a acuerdos sólidos con la China. Ver en Lampadia: El acero chino inundará los mercados mundiales y Se vuelve a debilitar la industria del acero.

Pero las medidas que está tomando EEUU, van más allá del caso del acero, y más allá de China. Por lo tanto, puede traer el inicio de la temida guerra comercial, que consolidaría la ola anti-globalización y comercio internacional que amenaza al mundo en los últimos tiempos.

De El Comercio

El Lampadia hemos advertido sobre el riesgo que conlleva la gesta anti globalización y anti libre comercio. Hace tiempo sugerimos que el Perú tomara las banderas del libre comercio en los foros internacionales. Pero nuestros incapaces gobernantes, y nuestra distraída clase dirigente, no pestañaron.

Una guerra comercial tendría un impacto muy negativo en nuestra economía, ya que debilitaría sustancialmente el eco-sistema de libre comercio, indispensable para traer más riqueza del exterior a nuestro país y reducir la pobreza.

Pues en los próximos días tendremos otra oportunidad para plantear la defensa de nuestros legítimos intereses, y de dar el ejemplo de disciplina estratégica en la región. Aprovechemos el espacio de la Cumbre de las Américas en Lima, en la primera quincena de abril próximo en Lima, para hacer un planteamiento sólido en pro del libre comercio:

Expliquémosle al presidente Trump y a los demás líderes del continente, cómo, en un mundo globalizado, una medida específica, dirigida a conseguir un resultado particular, puede desencadenar una serie de reacciones y reverberaciones que pueden hacer daño a todos, incluso al propio EEUU, que, con sus aranceles al acero y aluminio, puede terminar perdiendo inversiones, empleos y crecimiento.

El siguiente artículo de Martin Wolf, del Financial Times, conocedor de la intransigencia de Trump, plantea una defensa del sistema de libre comercio, desde la perspectiva de lo que puede hacer China para evitar una ‘guerra comercial’. Lampadia 

Cómo puede China evitar una guerra comercial con Estados Unidos

Beijing debe reconocer el cambio de percepciones de los estadounidenses y hacer algunas concesiones

Martin Wolf
Financial Times
27 de marzo, 2018
Traducido y glosado por Lampadia

 

¿Cómo debería responder China a la política comercial agresiva de Donald Trump? La respuesta es: estratégicamente. Necesita manejar una oleada creciente de hostilidad de EEUU.

De los acontecimientos ocurridos en Washington la semana pasada, el nombramiento de John Bolton como principal asesor del presidente de EEUU en seguridad nacional puede ser más trascendental que el anuncio de una acción comercial “sección 301” contra China. Sin embargo, el plan de imponer aranceles del 25 % a los 60 mil millones de dólares (aún no especificados) de las exportaciones chinas a los Estados Unidos muestra la agresión de la agenda comercial de Trump. Las tarifas propuestas son solo una de varias acciones dirigidas a las políticas relacionadas con la tecnología de China. Estos incluyen un caso contra China en la Organización Mundial del Comercio y un plan para imponer nuevas restricciones a sus inversiones en compañías de tecnología de EEUU.

Los objetivos de estas acciones estadounidenses no están claros. ¿Se trata simplemente de detener una supuesta mala conducta, como las transferencias forzosas (o el robo total) de propiedad intelectual? O, como sugiere el etiquetado de China como “competidor estratégico”, es para detener por completo el progreso tecnológico de China, un objetivo que es inalcanzable y ciertamente no negociable.

Trump también enfatizó la necesidad de que China reduzca su superávit comercial bilateral de Estados Unidos en US$ 100 mil millones. De hecho, su retórica implica que el comercio debe equilibrarse con cada socio. Este objetivo es, una vez más, inalcanzable ni negociable.

La visión optimista es que estos son movimientos de apertura en una negociación que terminará en un acuerdo. Una perspectiva más pesimista es que esta es una etapa en un proceso interminable de negociaciones tensas entre las dos superpotencias en el futuro. Una visión aún más pesimista es que las discusiones comerciales se romperán en un ciclo de represalias, quizás como parte de hostilidades más amplias.

Lo que suceda también dependerá de China. Debe reconocer el cambio en las percepciones de EEUU, de las cuales la elección de Trump es un síntoma. Además, en el comercio, los demócratas son mucho más proteccionistas que los republicanos.

¿Cuáles son las fuerzas que impulsan este cambio? El ascenso de China ha hecho que Estados Unidos tema la pérdida de su primacía. La autocracia comunista china está ideológicamente en desacuerdo con la democracia estadounidense. Lo que los economistas llaman “el choque de China” ha sido real e importante, aunque el comercio con China no ha sido la razón principal de los cambios adversos experimentados por los trabajadores industriales estadounidenses. Estados Unidos tampoco ha proporcionado la red de seguridad o el apoyo activo que necesitan los trabajadores y las comunidades afectadas.

Además, el acuerdo alcanzado cuando China se unió a la OMC en 2001 ya no es aceptable. Como dice Trump, Estados Unidos quiere una “reciprocidad” estricta. Finalmente, muchos empresarios argumentan que China está “haciendo trampa” en pos de sus objetivos industriales.

La experiencia muestra que las quejas nunca terminarán. Hace aproximadamente una década, las quejas se referían a los superávits en cuenta corriente de China, el tipo de cambio infravalorado y las enormes acumulaciones de reservas. Todo esto se ha transformado ahora: el superávit de la cuenta corriente ha caído a solo el 1.4 % del producto bruto interno. Ahora las quejas se han desplazado hacia desequilibrios bilaterales, transferencias forzosas de tecnología, exceso de capacidad y la inversión extranjera directa de China. China es exitosa, grande y diferente. Las quejas cambian, pero no el hecho que hay quejas.´

¿Cómo podría manejar China estas fricciones, exacerbadas por el personaje de Trump, pero arraigadas en profundas ansiedades?

En primer lugar, tomar represalias con contra medidas específicas, precisas y limitadas. Como todos los bullies, Trump respeta la fuerza. De hecho, él respeta a Xi Jinping.

En segundo lugar, desarmar las quejas legítimas o aquellas cuya reparación beneficia a China. La liberalización de la economía china es en interés propio de China, como demuestran los asombrosos resultados de 40 años de “reforma y apertura”. China puede y debe acelerar su propia liberalización interna y externa. Entre las quejas ampliamente compartidas de las empresas extranjeras, se encuentra la presión excesiva para transferir conocimientos técnicos como parte de las actividades comerciales en China. Tales “requisitos de desempeño” son contrarios a las normas de la OMC. China necesita actuar decisivamente en esto.

Tercero, haciendo algunas concesiones. China podría importar gas natural licuado de Estados Unidos. Esto reduciría el superávit bilateral, mientras que meramente reasignaría el suministro de gas en todo el mundo. Pero hacer lo mismo con los commodities en los que China es el mercado dominante del mundo sería mucho más problemático, ya que perjudicaría a otros proveedores. Es probable que Trump quiera que China discrimine contra los alimentos australianos o los aviones europeos. Ahí está el fin del sistema de comercio global liberal.

En cuarto lugar, multilateralizar estas discusiones. La cuestión de los excedentes en productos estándar como el acero no puede tratarse a un nivel puramente unilateral o bilateral. Como potencia global en ascenso, China podría desempeñar un papel central en la liberalización del comercio, fortaleciendo así el sistema y aumentando la participación mundial en la salud de la economía china. Operar a ese nivel global trae otro beneficio potencial: es difícil para las grandes potencias negociar bilateralmente, ya que tienden a ver las concesiones mutuas como humillantes.

Sin embargo, en el contexto global, una concesión puede verse como un beneficio para todos. Finalmente, al operar bajo la rúbrica de la OMC, China coloca a los europeos en una posición difícil. Los europeos comparten las ansiedades de Estados Unidos sobre las políticas de propiedad intelectual de China, pero también creen en las reglas. Si China tomara el camino correcto, los europeos podrían sentirse obligados a apoyarlo.

Estamos en una nueva era de competencia estratégica. La pregunta es si esto será manejado o conducirá a un colapso en las relaciones. La política comercial de Trump es una parte altamente desestabilizadora de esta historia. China debería tener una visión más amplia, por su propio bien y el del mundo. Lampadia




Negando la realidad para evadir una verdad incómoda

Fernando Cillóniz B.
Gobernador Regional de Ica
Ica, 23 de febrero de 2018
Para Correo Ica y Lampadia

La gente desdichada nunca acepta la responsabilidad de sus fracasos. Siempre “otro” es el culpable de sus infortunios. Cualesquiera – menos ellos mismos – son la causa de sus fracasos personales, profesionales, familiares, políticos, etc. Incluso de sus enfermedades y sentencias condenatorias, por ejemplo. Para justificar sus desdichas ante sus allegados, ese “otro” gran culpable suele ser – casi siempre – una autoridad gubernamental. La que esté más a su alcance.

Incluso los éxitos logrados por ciudadanos honestos y trabajadores en el ámbito privado, son negados por esos fracasados. El que tiene éxito en los negocios es un ladrón. El que tiene una pareja fiel y amorosa es un farsante que tiene a la ñaña escondida. O si no, es un pisado, saco largo. Y así por el estilo. Como yo soy un fracasado, nadie puede tener éxito. Así razonan esos infelices.

Eso de negar la realidad para evadir una verdad incómoda se llama negacionismo. El periodista norteamericano Michael Specter define el negacionismo grupal como “todo un segmento de la sociedad… que da la espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable. En ese sentido, en Ica – y en el país – hay muchos negacionistas. Gente que niega la realidad para evadir su fracaso.

La Consejera Barco – por ejemplo – declaró hace poco que el Gobernador Regional – o sea, yo – había disuelto el Proyecto Especial Tambo Ccaracocha, a pesar de que en el PETACC había gente muy entendida y profesional. Eso dijo la Barco a un periódico de circulación nacional.

Pues bien, la consejera mintió… y a sabiendas. El PETACC opera normalmente. Jamás fue disuelto. Lo que fue disuelto fue el Directorio del PETACC. Yo lo disolví por oneroso e innecesario. Lo cual – reconozco – puede ser debatible. Sin embargo, lo que no dijo la Barco es que su marido era Director del PETACC. Un tipo sin ningún mérito para serlo – más allá de ser el cónyuge de la Consejera – que no aportaba nada al diálogo con Huancavelica, y que cobraba S/. 1,000 por sesión. ¿Dos sesiones por mes… o tres? ¡S/. 24 luquitas – mínimo – al año sin hacer nada! Esa es la verdad incómoda que la Barco esconde detrás de la falsa disolución del PETACC.

Oliva – el Congresista detrás del desalojo del Centro de Salud de Pisco – dice que el servicio de salud pública en Ica ha colapsado. ¡Mentira! Lo que Oliva quiere es el terreno del Centro de Salud para hacer un proyecto – mejor dicho, un negocio – con la Beneficencia Pública de Pisco. Esa es la verdad incómoda que Oliva esconde detrás de la crítica al eficiente servicio que brinda el Centro de Salud de Pisco.

Segura – el Congresista que exigió la entrega inmediata de un brevete falso para un familiar – también anda hablando tonterías del Gobierno Regional. Que la salud es un caos. Que el Gobernador es un inepto. Y la peor de todas… que la Directora Regional de Transportes – la que le negó el brevete falso – es una corrupta. Está clarísimo. La verdad incómoda de haber requerido un brevete falso, lo lleva a despotricar – sin limitación alguna – del Gobierno Regional.

Hemos logrado acuerdos históricos con Huancavelica para afianzar el agua para nuestras cuencas. Hemos construido decenas de reservorios y plantados millones de pinos en las cabeceras de nuestros ríos. Hemos controlado la epidemia de Dengue. 200,000 iqueños tienen agua potable 24 horas al día. Antes solo tenían agua por horas. La salud pública en Ica ha mejorado. ¡Hemos duplicado – y más – las atenciones médicas… sin colas! Hemos mejorado la educación pública. Hemos mejorado la educación artística, deportiva y tecnológica. Nunca antes ningún Gobierno Regional había sancionado a tantos funcionarios corruptos como nosotros.

Esa es la realidad que los negacionistas tienen que negar para evadir sus verdades incómodas. Contra esa lacra tenemos que luchar. Contra la lacra del negacionismo. Lampadia