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El Perú ‘real’ que muchos no quieren ver

El Perú ‘real’ que muchos no quieren ver

Gracias al compromiso de Richard Webb con la investigación sobre el Perú, los peruanos tenemos acceso a información rigurosa sobre nuestra realidad económica y social que nos permite entender el país más allá de lo que cotidianamente alimenta nuestras mentes desde el espacio académico y mediático.

Webb ha sido uno de los primeros economistas que dedicó su esfuerzo profesional a entender la pobreza, a rescatar de más allá del horizonte de nuestras miradas, los datos que nos permitían contrastar nuestra realidad. A eso dedicó buena parte de sus años en el Banco Mundial, hizo el primer mapa de la pobreza con Graciela Fernández Baca, creó el ‘Instituto Cuanto’ en 1989, cuyo objetivo es entre otros: Mejorar los métodos de estimación de la estadística económica y social, haciéndola más precisa, oportuna y aplicable para las decisiones públicas y privadas. Ver: http://www.cuanto.org/brochureIcuantoEsp.htm.

Actualmente, desde el Instituto del Perú de la USMP sigue desarrollando sus investigaciones y produciendo libros y artículos sobre nuestra realidad, como: Conexión y Despegue Rural, que nos describe el proceso de desarrollo de nuestra sierra rural desde los años 90.

En su último artículo, publicado en El Comercio, que presentamos líneas abajo: ‘Nuevo Ocongate’, sigue describiendo, tercamente, información rigurosa sobre nuestra realidad, mientras el Perú apuesta por seguir desangrándose en luchas fratricidas y ahogarse en mares de información sesgada y opiniones que privilegian  visiones políticas. Ver:    

Nuevo Ocongate

Richard Webb

Director del Instituto del Perú de la USMP

El Comercio

22 de mayo del 2016

 

“La conexión vial ha jugado un papel determinante”

El pueblo y su distrito en la serranía al sur de Cusco siguen con el nombre colonial, Ocongate, pero hoy viven una transformación tan radical que un nombre más apropiado sería Nuevo Ocongate. 

Algunos cambios:

1. Se descubrió el riego tecnificado, tecnología barata y revolucionaria, que permite obtener dos o tres cosechas al año. Los usuarios aumentaron de 2% de los agricultores en 1994 a 26% en el 2012 y siguen aumentando. Otra nueva tecnología ha sido el alimento balanceado para el ganado, cuyo uso aumentó de 2% a 31%. 

2. El distrito se urbaniza rápidamente. Los campesinos dejan el campo y se mudan a los pueblos distritales que crecen a 5% anual, más rápido que Lima. Según el alcalde, el precio del terreno urbano ha subido bastante y puede costar “un ojo de la cara”.

3. La producción agrícola se diversifica. Además de la tradicional papa y lana, ahora se producen cuyes en gran escala. Según declaración del gerente municipal, entrevistado por Norman Gall y Polo Ruiz, del Instituto Braudel de Sao Paulo, Ocongate ahora exporta quesos y cuyes. “Vienen del Cusco a comprar en combis y se llevan de 800 a 1.000 cuyes al peso vivo cada semana, y la producción láctea también va una parte a Cusco y otra a (Puerto) Maldonado. Antes entraba al mercado de Cusco bastante queso de Puno. Ahora se encuentra más queso de Ocongate; diariamente se recolectan más de 9.000 litros de leche. Tenemos plantas lecheras donde se elaboran los quesos”. Crecen también la papa nativa, la oca, las piscigranjas de trucha y la panificación. 

4. La diversificación incluye actividades no agrícolas, como el transporte, el comercio, la construcción, la artesanía y diversos servicios. Antes, apenas uno de tres pobladores se dedicaba a las actividades productivas no agrícolas. Hoy la proporción llega a 80%. 

5. El turismo fue impulsado originalmente por la peregrinación anual al imponente nevado Ausangate, el Qoyllur Riti, pero se extiende ahora al trekking, ciclismo y disfrute del paisaje, y en la imaginación de la población local, el turismo sería la actividad del futuro

6. Otra actividad es la minería informal ubicada en las alturas aledañas de Ccarhuayo, que genera demanda de trabajo y de provisiones para los pobladores de Ocongate, aunque, como sucede con esa actividad en general, es acompañada por vicios sociales y conflictos. 

7. Aumenta el ir y venir migratorio. La proporción de los agricultores que combinan la conducción de sus predios con el trabajo ocasional afuera del distrito aumentó de 19% a 31% entre censos. 

8. La conexión vial ha jugado un papel determinante, primero con caminos afirmados que redujeron sustancialmente el tiempo de viaje al Cusco, y luego por la llegada de la Interoceánica asfaltada que pasa por Ocongate en su camino a Madre de Dios. 

9. La municipalidad ejerce un liderazgo al dedicarse al desarrollo de proyectos productivos, además de construir escuelas y postas. Pero el alcalde, empresario exitoso elegido cuando volvió a su pueblo desde Lima, se lamenta, más bien, del asistencialismo, de una cultura de “estirar la mano.” Sigue habiendo comunidades, pero falta el sentido de comunidad. Hay iniciativa privada pero cuando “se les cae el cerro encima… ellos no van a mover una piedra”, una cultura de “estirar la mano,” dice el alcalde.

10. El nuevo Ocongate es una población con mejores niveles de vida, como se ve en el alfabetismo, los jornales y una mucha mayor esperanza de vida, aunque también con nuevos retos sociales. 

Lo importante es reconocer que se trata de un nuevo Ocongate.

Ver animación de Lampadia inspirada en el libro ‘Conexión y Despegue Rural’, de Richard Webb: Testimonios de la Prosperidad.

Ver otros artículos sobre las investigaciones de Webb:

Lampadia

 




Fondo Nacional de Infraestructura

Fondo Nacional de Infraestructura

Por Jorge Marshall. Economista y Ph.D. Harvard

(El Mercurio, 28 de Octubre del 2014)

Para avanzar hacia el desarrollo necesitamos una infraestructura de un nivel muy superior a la que tenemos, que satisfaga las necesidades de la población y de las actividades productivas. En la actualidad no estamos cerrando esta brecha porque la inversión está por debajo de lo que se requiere. La desaceleración de la economía, contrario a lo que podría pensarse, abre una oportunidad para corregir este déficit, lo que debe hacerse a través de un Fondo Nacional de Infraestructura que sea significativo en su monto; que promueva la colaboración público-privada; que asegure la selección de proyectos de alto impacto, y que tenga una institucionalidad que dé confianza a todos los sectores.

De acuerdo a un estudio reciente de la Cepal, desde mediados de la década pasada Chile está invirtiendo anualmente menos de un 3% del PIB en infraestructura. Considerablemente menor al promedio anual de un 4,5% del PIB invertido entre 1990 y 2005. El resultado de este hecho es que la calidad de la infraestructura en el país lleva varios años estancada, mientras perdemos posiciones relativas entre los países de ingreso medio (WEF).

Ahora es el momento para incrementar significativamente la inversión en infraestructura. Desde el año pasado el panorama externo relevante para Chile se viene empeorando y el Banco Central está advirtiendo que el crecimiento mundial para el próximo año será menor que lo esperado. Es decir, enfrentamos el riesgo real de que se prolongue la desaceleración.

En este contexto, hay que reemplazar el impulso que los términos de intercambio le dieron a la inversión privada entre 2004 y 2013, cercano a un 3% anual del PIB, por proyectos de inversión significativos, que le devuelvan la vitalidad a la economía, evitando un deterioro mayor en la ocupación.

Esta propuesta tiene todas las condiciones que el Fondo Monetario Internacional considera necesarias para que la inversión pública en infraestructura tenga un efecto particularmente fuerte sobre el producto: se viene un período de capacidad ociosa; la política monetaria ya ha bajado las tasas de interés; el sector público tiene una situación económica sólida, por lo que es posible un endeudamiento sano, y hay proyectos de infraestructura de alto impacto.

Para que esta estrategia tenga el resultado deseado es necesario que considere varias condiciones. Primero, asegurar la rentabilidad de la inversión. La experiencia internacional muestra que el efecto de la inversión en infraestructura es muy sensible a la calidad de los proyectos que se seleccionan.

Son numerosos los ejemplos de obras que luego de realizadas son subutilizadas. Por esta razón el fondo debe tener criterios rigurosos para priorizar y seleccionar los proyectos que le propone al Gobierno, lo cual requiere conocer las evaluaciones y definir criterios para establecer prioridades.

Para este efecto conviene nominar un Consejo de alto nivel que proponga los proyectos que se financiarán con cargo al fondo y facilite la decisión final que corresponde al Gobierno. La nominación de este Consejo (de unos cinco miembros) la debe hacer la Presidenta con la aprobación del Senado. Además, utilizar el esquema de concesiones cada vez que sea posible ayuda a asegurar la rentabilidad de los proyectos.

Segundo, el monto del fondo debe ser del orden de un 1% del PIB anual, por al menos cinco años, y su contabilidad debe estar fuera de los compromisos de la regla fiscal, porque las finanzas públicas están sanas y no se deterioran si la inversión se realiza en proyectos rentables.

Además, si se considera que las actuales concesiones están cerca de cumplir el período de los contratos, los ingresos esperados por el Estado permiten estructurar un endeudamiento de largo plazo que se puede financiar sin comprometer el resto de los ingresos estructurales del Gobierno general.

Tercero, el financiamiento del fondo se debe realizar con instrumentos financieros, colocados prioritariamente en el país, lo cual permitiría dar profundidad a un mercado que demanda instrumentos libres de riesgo para financiar pensiones y seguros de vida, lo que tiene el efecto adicional de reducir el riesgo de estas actividades.

En síntesis, para muchos economistas conservadores el panorama actual se ha convertido en una fuente de lamentos, con pocas propuestas realistas.

Lo que corresponde, en cambio, es asumir desafíos más ambiciosos y convocar a todos los sectores para que pongan todo su esfuerzo en favor del progreso y las transformaciones del país. Ver en Lampadia: Sobre cómo financiar e invertir U$S 80,000 millones.