En la última década, el Perú ha sido uno de los líderes regionales en crecimiento económico y reducción de la pobreza. Este proceso ha venido acompañado por un fenómeno inédito en el país: la impresionante expansión de la llamada nueva clase media. De acuerdo con un reciente estudio del BID, entre el 2005 y el 2011 la clase media se habría duplicado, llegando a representar entre el 40% y 50% de la población. Igualmente, el estudio muestra que el ingreso promedio de este segmento se ha incrementado de manera más acelerada que el promedio nacional, por lo que concluye que el crecimiento económico en el Perú ha sido pro clase media.
Esta es una conclusión muy importante, pues existe un creciente consenso en la literatura especializada respecto de la importancia de las clases medias sobre el desarrollo económico y social de las naciones. Los países con clases medias consolidadas gozan de niveles inferiores de desigualdad y de conflictividad social.
Igualmente, tienden a acumular más educación y mejores resultados en salud e innovación. Inclusive, hay evidencia de su preferencia por la estabilidad política y la democracia.
Hay menos consenso en torno a la definición y medición de la clase media. En general, es aceptado que es un concepto multidimensional que incluye no solo nivel de ingresos, sino educación, tenencia de activos, patrones de consumo, ocupación, etc. Sin embargo, por razones prácticas, casi la totalidad de la literatura económica sobre el tema se enfoca en el ingreso de las familias como la variable relevante y el debate se centra sobre dónde establecer los umbrales de ingreso para calificar a los hogares como de clase media.
Para esclarecer esta discusión, el estudio del BID aplica distintas definiciones: el enfoque de ingresos relativos, que ubica a la clase media entre +/- 50% alrededor de la mediana de ingresos; el de los estratos B y C de acuerdo con la clasificación por niveles socioeconómicos;
el enfoque basado en la seguridad económica que utiliza el Banco Mundial; y una noción ecléctica, que utiliza el BID, como aquellos hogares que no son ricos ni pobres. El estudio se basa en la información de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) y analiza lo sucedido entre el 2005 y el 2011, un período de especial dinamismo de la economía peruana.
Independientemente de la definición y metodología utilizadas, hay coincidencia en la significativa expansión de la clase media que actualmente ya representa entre el 40% y 50% del total, dependiendo del concepto utilizado. A esta noción, se puede añadir una franja de hogares de clase media ‘emergente’ que ya han salido de la pobreza, pero que aún no entrarían en la definición tradicional de clase media por motivos de vulnerabilidad o autopercepción. En ese caso, se puede afirmar que aproximadamente siete de cada diez peruanos pertenecen a la clase media o a la media emergente.
Más allá de las diferencias conceptuales y cuantitativas, otro hallazgo importante de este estudio es el impacto particularmente favorable del crecimiento económico sobre la clase media. Entre el 2005 y el 2011,el ingreso per cápita real en el Perú aumentó para todos los deciles de la distribución. Sin embargo, el crecimiento fue mayor al promedio para los deciles
1 al 6, siendo los deciles 3 y 4 los que muestran el mayor crecimiento de todos. Este resultado sugiere que el crecimiento en los ingresos no solo ha sido pro pobre sino también especialmente pro clase media.
Para tomar un ejemplo ilustrativo, el ingreso per cápita –en soles reales– de los sectores emergentes se incrementó a una tasa anual del 11%, muy superior a la tasa de crecimiento del PBI durante ese período. Gracias a esta dinámica, los hogares de este decil se encuentran actualmente por encima de la línea de pobreza. No obstante esta tendencia favorable, persiste una serie de retos para esta nueva clase media. Choques adversos como una desaceleración económica que afecte su empleo y sus ingresos, o problemas de salud, incapacidad, vejez, muerte o desastres naturales, etc., amenazan con devolverla nuevamente hacia la pobreza.
La clave para la consolidación de la clase media serán políticas públicas que incentiven la acumulación de capital físico y humano, y que faciliten el acceso a mecanismos para mitigar los innumerables riesgos que le acechan. No resulta exagerado afirmar que, en la medida que el Perú logre una clase media menos vulnerable, su proceso de desarrollo económico también lo será.
Publicado en El Comercio, 16 de junio, 2013