(Gestión, 06 de julio de 2015)
Nuevamente ha estado en el debate el reajuste de la Remuneración Mínima Vital (RMV) y nuevamente el Consejo Nacional del Trabajo (CNT) no pudo ponerse de acuerdo. Ahora, según declaraciones del ministro de Trabajo, Daniel Maurate, corresponderá al presidente Ollanta Humala tomar la decisión.
Es claro que las decisiones económicas involucran un alto contenido político, pero en este caso se pone en riesgo a millones de personas para las que la RMV es un obstáculo para acceder a un empleo con derechos laborales básicos.
Mejorar los mecanismos de fijación y ajuste de la RMV requiere reconocer algunas cosas, que pueden resultar políticamente incorrectas de decir. Primero, la RMV se utiliza en el mundo para evitar situaciones en las que un empleador abusa de su poder de negociación y paga a sus trabajadores menos del valor generado por ellos (por debajo de la productividad).
Segundo, en el Perú muchas microempresas y pequeñas empresas no pueden pagar la R M V actual porque sus bajos niveles de productividad no les permiten cumplir con ese nivel de remuneraciones (o sea, el negocio no les da). En consecuencia, el mercado laboral está partido: por un lado, cerca de tres millones de trabajadores formales, mayoritariamente calificados y limeños, que ganan en promedio más de dos veces y media la RMV. Y, por otro, cerca de siete millones de trabajadores informales, generalmente no calificados y de provincias, que ganan en su mayoría menos de S/. 750.
La incómoda realidad entonces está en que la RMV es impagable para miles de microempresas y pequeñas empresas, y que sus reajustes benefician a pocos pero afectan a muchos, y hacen más difícil obtener o mantener un empleo formal con derechos laborales básicos.
A sí las cosas, el impasse en el CNT puede ser una oportunidad para anunciar mejoras en la política de RM V, la cual debería estar más alineada con las mejores prácticas internacionales. La mayoría de países miembros de la OCDE tienen una política de salarios mínimos diferenciados con el objetivo de reconocer las disparidades de productividad entre segmentos de la economía. Además, el nivel de la RMV es bajo en comparación con las remuneraciones promedio de mercado (la R M V es menor al 50% de las remuneraciones promedio). En el Perú estamos muy lejos de esas prácticas. La RMV es única a pesar de las enormes diferencias de productividad y es demasiado alta para un segmento muy importante del mercado (¡equivale a más de 80% del salario promedio en las microempresas!).
Apoyo Consultoría sugiere dos cambios para mejorar la política de la RMV. El primero consiste en actualizar la RMV de manera diferenciada: por un lado, microempresas y pequeñas empresas y, por otro, las empresas medianas y grandes.
El segundo cambio implica que en el momento de actualizar la RMV se tome en cuenta el nivel de las remuneraciones observadas en cada segmento mencionado. Así, solo se debería evaluar un aumento cuando la RMV es menor al 50% de la remuneración promedio en cada segmento. Estos dos cambios están en línea con las recomendaciones de la OCDE y de la OIT.
Implementar estos cambios permitirá bajar la barrera que excluye a millones de personas de empleos con derechos labora les básicos. Ojalá que esta vez nuestras autoridades no opten por lo políticamente correcto sino simplemente por lo correcto