Hugo Perea, Economista jefe para Perú de BBVA Research
El Comercio – Portafolio, 29 de enero de 2016
Al observar algunas de las propuestas económicas que se están sugiriendo en las últimas semanas, dentro del contexto electoral, me queda la sensación de que en nuestra sociedad está arraigada la idea de que el Estado debe intervenir en la economía, a cualquier costo. En concreto, se ha propuesto que el Estado regule o controle de manera más activa los precios de los bienes para evitar “situaciones de abuso” contra los consumidores. Desde esta perspectiva, estimado lector, puede usted imaginarse que el ‘Capitán Estado’ sale en defensa de los atribulados consumidores, para lo cual puede usar un rayo poderoso: el control de precios.
Seguro que las personas que están a favor de un control o regulación más activa de los precios tienen la mejor de las intenciones. Sin embargo, no se ha mencionado qué significa una situación de este tipo. Además, la ciencia económica muestra que un control de precios, o una regulación excesiva de estos, puede generar efectos negativos que, finalmente, terminan perjudicando a los grupos a quienes se pretendía beneficiar. Entonces, ¿qué justifica la intervención del Estado en los mercados? ¿Su intervención debe buscar que los precios se ubiquen en niveles que se consideren “socialmente justos”? Veamos qué nos dice la economía sobre el rol regulador del Estado.
Una lección primordial en economía es que los recursos son escasos, por lo que deben ser usados de manera eficiente. En una situación ideal, de competencia perfecta diríamos los economistas, los precios se determinan de manera óptima por la interacción entre ofertantes y demandantes. Así, en una economía con mercados competitivos, los precios son las guías que indican hacia dónde deben dirigirse los recursos.
¿Qué ocurriría cuando no se da esta situación ideal? Precisamente, la teoría económica asigna un rol regulador al Estado en aquellos mercados que presentan fallas que impiden su funcionamiento como un mercado competitivo. Un ejemplo es un mercado en donde existe un único ofertante y muchos compradores (monopolio), lo que le da al primero poder para fijar el precio en un nivel que no es necesariamente el que se obtendría bajo competencia. Así, la idea de la intervención es que en estos mercados el regulador busque que el precio se acerque al que se obtendría en un entorno competitivo. Nótese que, desde un punto de vista económico, la regulación del Estado busca eficiencia y no está orientada a evitar “situaciones de abuso” difíciles de tipificar.
En el Perú, una simple inspección sugiere que el sistema de precios ha funcionado razonablemente bien: no vemos escasez de bienes y para un mismo producto (un auto, por ejemplo) los consumidores tienen varias alternativas por precio y calidad (¡qué diferente al Perú de los 80!). Si lo que se busca es ayudar a los peruanos que no tienen acceso a ciertos bienes y servicios básicos, existen otras herramientas de política económica, como las transferencias. Pero no deterioremos un sistema de precios que ha funcionado de manera aceptable y que ha sido uno de los factores que han hecho de nuestra economía una de las de mejor funcionamiento en la región.