Elmer Cuba, Economista Macroconsult
Gestión, 7 de noviembre de 2016
Como parte de las facultades delegadas por el Congreso al Ejecutivo en materia económica, se plantea la reforma de la Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal.
La actual norma se basa en el concepto de resultado estructural, mientras que la reforma buscaría ir hacia el concepto de défi cit observado. Esto puede sonar algo confuso para un público más amplio, pero no se trata de una trivialidad técnica, sino que tiene que ver con el desenvolvimiento mismo de la actividad económica.
En el primer caso, la idea es programar el gasto público (corriente y de capital) de acuerdo a una estimación de los ingresos permanentes (estructurales). Así, se estabiliza el gasto público y al mismo tiempo se es responsable fiscalmente al volver sostenible la deuda pública. El resultado: déficits fiscales volátiles a cambio de gasto público estable. Política fiscal anticíclica con ciclos económicos atenuados.
En el segundo caso, se fi ja el déficit fiscal observado y se “endogeniza” el gasto a los ingresos corrientes. En este caso, también se es responsable fiscalmente, pero la política fiscal será procíclica. El resultado: déficits fiscales estables a cambio de gasto público volátil. Ciclos económicos más marcados.
Un ejemplo de esto último es lo que ocurrirá en IV trimestre del año. Ante una caída transitoria de ingresos por la devolución del IGV de empresas mineras, se ejecuta un drástico ajuste del gasto público para cumplir con la autoimpuesta meta de 3% del PBI.
La actual norma se debe mejorar en los aspectos de gobiernos locales y regionales, pero sin cambiar la esencia de la política fiscal. También puede mejorar con un fondo de infraestructura con parte del fondo de estabiliza ción y otros fondos públicos “sin nombre” pero que existen. Por último, también se debe mejorar la manera de calcular los ingresos permanentes, menos mirando hacia atrás y más hacia adelante.
Los defensores de volver al pasado aducen que se requiere el cambio para darle más simplicidad a las reglas fiscales para su seguimiento. Las nuevas reglas se harían sobre las variables observables con límites al crecimiento del gasto.
Se trata de un falso dilema. No se trata de tener simplicidad a cambio de mayores ciclos económicos. ¿Podría ser menos fuerte el ajuste fiscal?
Según las calificadoras S&P, Moody’s y Fitch, la deuda peruana tiene la misma califi cación que la mexicana, siendo la deuda pública mexicana de 54% del PBI en el 2015, mientras que la peruana es del orden del 23% del PBI.
Es correcto que las autoridades económicas hayan anunciado una trayectoria de consolidación fiscal hasta el 2021. Lástima que se haya cargado el ajuste en el IV trimestre del 2016 y en el 2017, cuando se pudo haber seguido una trayectoria igual de descendente pero menos cargada al principio del quinquenio. En un contexto de máxima debilidad de la demanda interna, se puede afectar la recuperación económica y los ingresos fiscales del próximo año. El cambio en la deuda bruta en 2021 hubiese sido marginal.