Por César Peñaranda
(Gestión, 13 de Julio de 2015)
En la década pasada la economía creció a un promedio anual de 6.1%, con un quinquenio 2006-2010 de 8.4%, en ambos casos sin considerar el año 2009 por la crisis internacional, sustentado en tres motores: las exportaciones, la demanda interna privada (consumo e inversión) y la productividad total de factores (PTF). En los cuatro años de la presente década crecemos a ritmo decreciente a un promedio anual de 5.1%, con un 2014 (2.4%) de olvido y un 2015 quizás similar, periodo en que se evidencia que se apagan los motores del crecimiento. Veamos.
En el periodo 2001-2012 las exportaciones pasaron de US$ 7,000 millones a 47,400 millones, se multiplican por 6.7, caracterizado no solo por el significativo aumento de las exportaciones llamadas tradicionales gracias al sustantivo incremento en precios, sino también por la interesante evolución de las no tradicionales. A partir del 2013 empiezan a decrecer, reduciéndose en US$ 8,000 millones en el bienio 2013-2014, estimándose que en el 2015 se exporten US$ 3,2000 millones menos, confirmando la tendencia a la baja. Similar situación se presenta para la demanda interna privada, que en promedio explica poco más del 80% del PBI peruano, pues en particular la inversión que crecía a una tasa de dos dígitos hasta el 2012 baja a un dígito en el 2013 (6.4%) y registra tasa negativa en el 2014 (-1.6%) e igual en lo que va del 2015; en lo que corresponde al consumo privado crece pero a ritmo decreciente, de una tasa alrededor de 6% estamos hoy en el entorno de 4%.
Pero lo más crítico y preocupante es la evolución de la PTF, que de presentar una tasa promedio de crecimiento anual de alrededor de 2% en la década pasada, registra en el periodo 2011-2014 una tasa promedio anual negativa de 2.5%, con una caída significativa en el 2014 de 4.5%. Esto sin duda es alarmante pues está demostrado que para crecer a tasas altas de manera sostenida nada es más importante que la productividad. Este panorama sombrío se agudiza cuando la propia estabilidad macroeconómica puede tener dificultades por el alto déficit en términos del PBI de la cuenta corriente de la balanza de pagos (4.5%) en un eventual escenario internacional difícil con China, la UE y cuando se inicie el alza de la tasa de interés de la Fed.
La situación integral presentada debe revertirse lo más pronto posible por las implicaciones negativas que tiene para el país. Crecimiento por debajo del 3.5-4% conlleva problemas de generación de empleos e ingresos adecuados para la población que se incorpora al mercado de trabajo y para aquellos en situación de desempleados o subempleados; se incrementa por tanto la posibilidad de aumentar la pobreza por carencia de oportunidades de empleo e incluso de ir a su encuentro de manera temporal vía los programas sociales dado que en un escenario de esta naturaleza disminuyen los ingresos fiscales.
Próximos al mensaje presidencial por Fiestas Patrias, y no obstante el limitado tiempo que le resta al ejecutivo, es imperativo transparentar esta realidad al país y presentar un programa de emergencia que permita revertir de alguna manera la situación, al menos en lo que puede manejar directamente el ejecutivo como es la inversión pública que igual está decreciendo y destrabar los proyectos de infraestructura que están en cartera vía concesiones, APP u obras por impuestos. Encender el motor de la inversión. Se requiere acción y ejecución pronta y eficaz, el momento no está para más legislación pues el ambiente político no es propicio por la coyuntura de cara a las elecciones de abril del 2016.